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El cantautor norteamericano Woody Guthrie adquiere una nueva dimensión artística con la publicación de Una casa de tierra, traducida al español por la editorial Anagrama.
La Gran Depresión estadounidense pintó un telúrico paisaje de polvo y pesadilla.
Conforme las fortunas más prestigiosas de la nación caían en la fosa de los capitales moribundos, los granjeros veían a la naturaleza cebarse con su hambre en el gaznate. Una maldición en forma de arena al viento, que asoló de manera criminal la fachada de USA, desde el Golfo de México a Canadá; y prolongó su injusta existencia de 1932 a 1939.
Woody Guthrie y su familia sufrieron, como muchos de sus compatriotas, el azote del temporal. Por su culpa, y empobrecido hasta las cejas, el clan tuvo que abandonar su Oklahoma natal con destino a la esperanzadora California.
Sin embargo, no había paraísos localizables en esa época, y la tierra de promisión se convirtió muy pronto en un albergue de odio y rabia, dirigidos sobre todo hacia los emigrantes conocidos como los okies.
Fruto de todas esas experiencias surgió la única novela elaborada en vida por Guthrie, Una casa en la tierra.
Un relato de lágrimas secadas al viento y paraguas chaboleros, que la editorial Anagrama traduce por primera vez al español.
WOODY, EL ÍDOLO DE GENERACIONES
Inspirado por John Steinbeck y Las uvas de la ira, Woodrow Wilson Guthrie (Oklahoma, Estados Unidos, 1912- Queens, Nueva York, 1967) regó toda su carrera profesional con el licor ponzoñoso de las revoluciones de cuerdas y estribillos, ésas que nutrían de claroscuros la retina de los vagabundos sin hogar, los mismos que se dieron de bruces con los escaparates rotos de USA.
Sin más posesión que una guitarra y muchas ansias por verbalizar sus sentimientos, el autor de la vitriólica This Land Is Your Land alcanzó la cima de los poetas melódicos a base de coraje y espíritu crítico. Toda una fuente de sabiduría para trovadores de la casta de Bob Dyllan y Pete Seeger.
Mucho menos famosa fue la faceta de Guthrie como escritor, en la que el tocayo del Presidente Woodrow Wilson volcó su necesidad de confesar sus padecimientos y sinsabores. Aunque fuera mediante personajes creados por su imaginación hundida en el realismo más cruento.
Dentro de esa terapia literaria, Una casa de tierra se erige como la bajada a los infiernos de un joven matrimonio, que experimenta en sus carnes y en su dinero la falta de futuros halagüeños.
La pareja, formada por Tike y Ella May Hamlin, sólo posee el desasosiego de los jornales inexistentes. Por lo menos hasta que cae en sus manos un folleto del Departamento de Agricultura, el cual anima a la gente a construir su propia casa de adobe.
Con las instrucciones redactadas en el pliego, Tike levanta su precario hogar. Pero la burocracia y los maquiavélicos individuos no tardarán en arrasar las mínimas hebras de salvación para los protagonistas.
WOODY GUTHRIE CREÓ EL RELATO EN 1947
Guardado en el arcón de los textos olvidados, el libro se habría perdido a no ser por la acción del actor Johnny Depp, y por el apoyo a su publicación que ha llevado a cabo a través de su recién fundada editorial, Infinitum Nihil (avalada por el apoyo financiero y profesional de Harper Collins Publishers).
Esta labor conjunta ha ayudado a sacar a la luz una historia estremecedora y sorprendente, en la que es posible localizar el trote violento de líricas como I Ain’t Got No Home, Talking Dust Bowl Blues y Hard Travelin’.
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