Teatro Guindalera reflexiona sobre el cambio desde la fría estepa

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Teatro Guindalera, con su director Juan Pastor al frente, imagina una versión de Tres hermanas, de Antón Chejov, vista a través de los ojos de una imaginaria compañía de actores: trabajo que ha salido adelante gracias a un plan de micromecenazgo. El montaje estará en Los Teatros del Canal de Madrid hasta el próximo 7 de febrero.

Teatro Guindalera ha reunido el dinero necesario para el proyecto con ayuda de los micromecenas
Teatro Guindalera ha reunido el dinero necesario para el proyecto con ayuda de los micromecenas

El aliento de la urbe del Manzanares se cuela por los rincones de la sala de Cea Bermúdez, para regalar alguna estalactita de diamantinos reflejos al telúrico decorado ideado por Juan Pastor. Aunque el frescor capitalino tiene más que ver con la apariencia de los IVA culturales prohibitivos y de las aventuras creativas al borde de la extinción, más que con los fríos paisajes que evoca la obra a representar.

Cual superviviente en una isla donde los proyectos de fantasía literaria y escénica no gozan ni de los cocos de Robinson Crusoe, Teatro Guindalera (Calle Martínez Izquierdo, 20) plantea el espectáculo de Tres hermanas como una reivindicación sobria de principios intelectuales y libertarios.

Teatro Guindalera da una nueva perspectiva al texto original de Chejov/ Foto: David Benito
Teatro Guindalera da una nueva perspectiva al texto original de Chéjov/ Foto: David Benito

Con un simbólico montaje en la Rusia hambrienta de grandes revoluciones, Juan Pastor y su heroica compañía presentan un trabajo coreografiado en torno a la incertidumbre del tiempo que aún está por venir, atentos a las evoluciones benéficas que pueden administrar un ungüento de fe en los espíritus tocados por la desgracia medioambiental.

Tres hermanas contiene una exploración constante entre la esperanza y la desolación, habla sobre la desesperación ante el presente y la esperanza de un futuro mejor“, afirma Pastor.

TEATRO GUINDALERA PLANTA CARA AL 21%

La felicidad es un extraño compañero de jornadas atávicas en el teatro de Chéjov. Detrás de las máscaras, los personajes del dramaturgo eslavo suelen arrancarse costras de soledad; mientras declaman llantos amargos con la dignidad de los entes carentes de lágrimas. Una situación que comprenden a la perfección Olga (Victoria Dal Vera), Masha (María Pastor) e Irina Prózorov (Ariana Martínez).

Estas jóvenes encaminan sus inciertos pasos hacia la necesaria huida del pueblo en el que nacieron, y donde tan solo quedan en pie los fantasmas del pasado. Una agrupación de artilleros del ejército es la balsa de salvación que se les presenta a estas tres damas de la alta sociedad; aunque, en la aceptación de condiciones para subirse a ella, las protagonistas tengan que traicionar parte de las ilusiones derramadas en los salones vacíos de su habitáculo.

Teatro Guindalera arma barricadas de clasicismo para explicar la situación política actual/ Foto: David Benito
Teatro Guindalera arma barricadas de clasicismo para incluir la situación política actual/ Foto: David Benito

Laurence Olivier (quien dirigió con John Sichel una de las mejores adaptaciones de la pieza del autor de El jardín de los cerezos, en 1970) imaginó la casa de los Prózorov como si fuera una especie de camposanto o de Hotel California sin la sintonía de Eagles de por medio, donde los espectros adquirían la carne y los huesos de las marionetas humanas. Un aquelarre de autómatas vestidos con la moda de principios del siglo XX, los cuales sucumben ante un mundo plagado de dudas y miedos.

Pastor parece no recelar demasiado de la apreciación de Olivier y la conjuga con un ejercicio en la línea de Louis Malle (Vania en la calle 42), con el fin de generar una sensación de dentro hacia afuera, que le permite trasladar el universo más allá de la época en la que transcurre el argumento.

Teatro Guindalera ejecuta una escenificación casi lorquiana del texto de Chejov/ Foto: David Benito
Teatro Guindalera ejecuta una escenificación casi lorquiana del texto de Chéjov/ Foto: David Benito

El invierno crudo y fustigador que agita la Villa y Corte ha querido recibir, con sus crespones negros de funerales culturales, a estas Tres hermanas surgidas desde el océano de los naufragios económicos. Y lo ha hecho con los rigores de las frases inmortales, procedentes de la genialidad orquestada por Antón Chéjov: un superviviente en toda regla que aún entona sus cantos de luchas necesarias, a pesar de las sierras lanzadas por las milenarias políticas contrarias a los pensamientos sin corsé, y amantes de las mordazas sutiles.

Todo un ejemplo a seguir, que espolea los ánimos de mantenimiento empresarial que clama Teatro Guindalera, animado por el altavoz de una España que publicita el cambio.

Juan Pastor (izquierda) se ha reservado el papel del doctor Chebutikin/ Foto: David Benito
Juan Pastor (izquierda) se ha reservado el papel del doctor Chebutikin/ Foto: David Benito

Más información, entradas y horarios

http://www.teatroguindalera.com/obras/tres-hermanas

http://www.teatroscanal.com/espectaculo/tres-hermanas-chejov

 

 

 

 

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