Mercedes Wanderlust invita a viajar
La Biblioteca Pública de Palencia acoge una selección de los dibujos de esta periodista y artista, cuya inspiración surge de la necesidad de recrear los paisajes y monumentos de Europa.
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Mercedes Wanderlust posee un impulso de singularidad nómada, destinado a arrancar la luz creativa a los vetustos edificios de las plazas y los cafés del Viejo Continente: testigos impertérritos de historias carcomidas por las centurias, que acuden al cuaderno y los utensilios de pintura de esta periodista dotada con una profunda inclinación hacia la plástica.
El espíritu que anima a esta joven escritora palentina no es el de capturar atmósferas hiperrealistas o especialmente inmortales, sino el anisa de certificar los efímeros instantes que traspasan su sensibilidad; bien sea frente al mortecino alumbrado de las farolas; o bajo la estimulación sonora de las notas aéreas interpretadas por un músico callejero.
Algunas de esas imágenes, extraídas sin intermediarios mecánicos de la experiencia visual de Mercedes, cuelgan en el interior de la Biblioteca Pública de Palencia (Calle Eduardo Dato, 4) hasta el próximo 30 de septiembre: un grupo de líneas y entintados que dialogan intensamente con el espectador, sobre relatos inconclusos raptados de la cotidianeidad diaria.
“Dibujar es elegir lo que miramos“, explica MW, en el boceto de manifiesto que acompaña a la muestra. Un ideario de singular aplomo, en el que también figura el intento machadiano de marcar el movimiento como manera predilecta para aceptar la existencia, y que Wanderlust resume con la frase: “Nuestra única bandera es el camino“.
MERCEDES WANDERLUST FACTURA SU MALETA
Entre los ejemplos, o maestros, que la artista castellano-leonesa cita como su fuente de inspiración se encuentran Hans Christian Andersen y Robert Louis Stevenson: dos impenitentes nómadas de los paisajes, que surcaron el planeta con su profunda imaginación e interés. A través de sus palabras, los amantes de la literatura viajera pudieron componer el mapa de la Europa decimonónica y de las islas de los mares del sur, con todo el misterio primigenio y tribal que evocaban.
Dentro de esa predilección por los autores clásicos, quizá sería oportuno incluir el virtuosismo de Victor Hugo, quien -pese a no acreditar un intenso apego a salir de Francia– elaboró unos inolvidables cuadernos de láminas a carboncillo, en los que el alma de la nación de Napoleón quedaba expuesta a través de secuencias de costumbrismo casi goyesco.
Mercedes Wanderlust evoca similares elementos constitutivos, para dotar de cuerpo a su exposición en constante peregrinaje, y cuyo título simplemente es el de Carnet de Voyage (Carné de viaje).
“No hay forma más honesta de documentar una historia que hacerlo desde la percepción individual“, dice la creadora; alegato que sirve para resumir la importancia experiencial de su proyecto colectivo, el cual ya acredita quince años de andadura. Tres lustros en los que ha obtenido el apoyo de instituciones como The Danish Arts Foundation.
Una vez que concluida su estancia en Palencia, Carnet de Voyage probablemente trasladará su esencia itinerante de road-painture a Italia.
El tiempo ya decidirá sus próximos destinos…
