Víctor Erice, Woody Allen, Nanni Moretti y Fernando Trueba
La cartelera es caprichosa, y ha querido que coincidan en las salas los respectivos estrenos de las últimas películas de Víctor Erice (Cerrar los ojos), Woody Allen (Golpe de Suerte), Nanni Moretti (El sol del futuro) y Fernando Trueba (Dispararon al pianista); un grupo de cineastas de largo recorrido, cuyas obras han emocionado a generaciones diferentes de espectadores. Un cuarteto de creadores que conciben el séptimo arte sin la urgencia expositiva de las plataformas, ni las planificaciones de cara al visionado en streaming.
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Víctor Erice es un cineasta legendario que no cree en mitificaciones mediáticas ni en ovaciones centradas únicamente en lo conseguido en el pasado.
Minimalista de la imagen, el director vasco llevaba treinta años sin filmar un largometraje, hasta que ha presentado Cerrar los ojos: una película de tiempos superpuestos, en la que existe una misteriosa desaparición, y muchas sendas audiovisuales entre las que escoger.
Erice regresa con la debida expectación por parte de los que se hipnotizaron con la magia de El espíritu de la colmena (1973), los que dejaron aflorar la nostalgia con El sur (1983) y los que siguieron con interés el proceso creativo del pintor Antonio López en El sol del membrillo (1992). Por la cantidad de cintas, parece un bagaje algo escaso, pero el compendio de secuencias memorables que despliegan esas tres obras revelan el carácter artesano de Erice, como si en vez de una cámara tuviera entre las manos un punzón, con el que esculpir mosaicos de fotogramas enlazados.
El creador nacido en Karrantza Harana ha presentado esta semana su última movie: Cerrar los ojos, en el marco del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, donde ha recibido el prestigioso premio Donostia. Un reconocimiento merecido para un artista que maneja con precisión el tiempo y el ritmo narrativos, el cual se acerca a los guiones con la capacidad de disección de un hábil cirujano de las imágenes y los planos.
En Cerrar los ojos está la antigua pulsión exploradora del autor de El espíritu de la colmena; una cualidad que permea su sensibilidad oculta a través del cuadro de personajes, que se abren y evolucionan con la debida pausa, como para comprender cada una de sus motivaciones y realidades.
La relación entre los niños y los adultos en escenarios agrestes y asfixiantes, no exentos de fantasías ilusionantes, es un terreno que dotó de una inmensa fuerza escénica a las dos primeras películas de Erice (sin duda, las mejores de su carrera). Cerrar los ojos no llega a sostener los silencios elocuentes y profundos de El espíritu de la colmena y de El sur, pero sí desvela un argumento de intensidad brumosa, listo para embarcar a los espectadores en un viaje hacia el fondo de la conciencia humana.
VÍCTOR ERICE, WOODY ALLEN, NANNI MORETTI Y FERNANDO TRUEBA SE EMPEÑAN EN ENTENDER EL CINE COMO UNA EXPERIENCIA DURADERA
El regreso de Víctor Erice se ha producido en un momento apasionante para los directores fogueados, que reclaman maneras de abordar el séptimo arte con mecanismos diametralmente diferentes a los que demandan las plataformas de Internet. En este sentido, el italiano Nanni Moretti, quien acaba de estrenar El sol del futuro, incluye en su último largometraje una secuencia en la que el protagonista (un director de cine chapado a la antigua) pone en solfa los planteamientos creativos de los ejecutivos de Netflix.
Moretti, como Erice, Allen y Trueba forma parte de una generación de cineastas que conciben sus trabajos para ser proyectados en salas oscuras, sin someter sus experiencias al streaming desamortizador de pantallas mermadas en tamaño, y dadas al consumo en clave de espectáculo, más que plegarse a un visionado convenientemente reflexivo y duradero.
Woody Allen, Fernando Trueba y Nanni Moretti acreditan unas filmografías mucho más prolíficas que las de Erice, pero la llegada de sus títulos más recientes a los cines permite contemplar la concepción que estos tienen del séptimo arte, en contraposición con la de directores más jóvenes, involucrados completamente con el universo digital.
Golpe de suerte, de Woody Allen, es una comedia en clave de thriller, con la que el responsable de Manhattan se acerca a una historia de celos, infidelidad y crimen; rodada con imaginación y ritmo de principio a fin. Por su parte, El sol del futuro, de Nanni Moretti, rompe la lanza en favor de un cine hermanado con el de Federico Fellini, orquestado con espíritu artesanal y sin efectos innecesarios. En cuanto a Fernando Trueba, este une su talento al del dibujante Javier Mariscal, para montar Dispararon al pianista: una cinta de animación sobre la música brasileña, y el asesinato no resuelto del pianista Francisco Tenorio, Jr., ocurrido en Argentina, en 1976.
En espera del estreno de Los asesinos de la luna, de Martin Scorsese, es una gran noticia que Víctor Erice, Nanni Moretti, Woody Allen y Fernando Trueba sigan en activo, aunque solo sea para que los aficionados se encuentren en más ocasiones con el cine que todos disfrutamos en épocas pasadas de nuestra existencia. Esto nos da constancia de falsa corporeidad, frente a la insoportable levedad del ser.
