Ken Follett edita otro “pilar”
El escritor británico presenta "La armadura de la luz" (Plaza & Janés): una nueva parte de la saga iniciada con "Los pilares de la Tierra", que ya acredita cinco entregas. En esta ocasión, Follett muestra la evolución de la ficticia ciudad de Kingsbridge de 1792 a 1824, cuyos habitantes se ven involucrados en las guerras napoleónicas, el período revolucionario iniciado en Francia, las luchas para destruir las máquinas como reacción contra la Revolución industrial (ludismo) y un sinfín de aventuras más, sucedidas en distintos escenarios de Europa.
Ken Follett comienza el largo curso dramático y novelesco de La armadura de la luz (Plaza & Janés) con una dedicatoria especial para los historiadores de cualquier signo y condición, cuyo trabajo y esfuerzo reconoce como la espina dorsal de los argumentos que el escritor británico suele transformar en superventas millonarios. Semejante homenaje sitúa la obra del creador galés en un plano de reconocimiento sincero y merecido, ya que la quinta entrega de Los pilares de la Tierra -al igual que las precedentes- tiene mucho de cotidianeidad pretérita, únicamente constatable a través de los libros y estudios de los investigadores, que se han encargado de aportar datos y anécdotas al día a día de los individuos anónimos, pertenecientes a épocas sepultadas por las centurias transcurridas hasta la actualidad.
Según el autor nacido en Cardiff, La armadura de la luz tiene en la libertad de expresión su tema central. Una afirmación que permea la intensa actividad que lleva a cabo su nutrida galería de personajes, divididos en estratos sociales y en clanes enfrentados, los cuales conforman el cuadro humano de este extenso y ambicioso libro.
Como en los títulos anteriores de esta pentalogía, el esqueleto de la trama está focalizado en una serie de individuos marcados por su lugar de nacimiento y el momento que estos viven y experimentan. Un esquema que Ken Follett suele seguir con imaginación en cada uno de los textos que salen de su figurada factoría literaria (y lo hace con soltura y coherencia, sin importar la centuria en que está ambientado el relato, o los contextos históricos que se suceden con presteza a lo largo de las páginas).
La fórmula habitual del responsable de Nunca estriba en escoger un grupo de protagonistas carismáticos, que le den juego para exponer las realidades más llamativas de los siglos que recrea la trama. En esta ocasión, aparte de las violentas batallas provocadas por el creciente dominio de las máquinas en la cadena de producción antes totalmente artesanal (Revolución industrial vs. ludismo), la trama adquiere tintes épicos al retratar tangencialmente a célebres e icónicos militares y conquistadores, como Napoleón Bonaparte y el duque de Wellington (jornadas belicosas en las que la Guerra de la independencia española tiene una presencia más que notable).
KEN FOLLETT ES UN MAESTRO A LA HORA DE NARRAR AL ESTILO DE UNA SERIE DE TELEVISIÓN CON MÚLTIPLES TRAMAS
Algunas personas, que no conozcan de primera mano muchas de las novelas de Ken Follett, pueden llegar a preguntarse dónde reside la magia de este exitoso novelista, sobre todo si se reconoce que los pilares conceptuales de sus obras suelen coincidir en muchos de sus aspectos constitutivos. La respuesta está en la manera en que el writer isleño marca la evolución de las distintas vidas de sus personajes.
La depurada y vertiginosa técnica de Follett impide que, a pesar de la vasta extensión de sus libros, el lector no perciba en ningún momento el cansancio y el agotamiento; ya que existen constantes giros dramáticos y sorpresas inesperadas. A esto se suma el hecho de que la narración cambia de escenario y de historia a cada capítulo, como si jugara con un sinfín de múltiples clímax que animan a no despegar los ojos de los párrafos y frases. Un sistema que se nutre mucho de las antiguas novelas por entregas decimonónicas y de la primera mitad del siglo XX, que se encargaban de mantener la tensión de la clientela con puntos de emoción prometidos al final de cada fascículo, ante la necesaria espera.
La armadura de la luz posee la disposición y la estructura clásicas de los folletines del XIX, mezcladas con las preferencias de Follett a la hora de escoger a sus protagonistas. Como eje humano se encuentra una heroína fuerte y luchadora, llamada Sally Clitheroe: una viuda que ama profundamente a su hijo Kit, y que odia con ardor al terrateniente que acabó con la existencia de su primer marido, y padre de Kit. Precisamente, el vástago de Sally es el otro referente de la novela, como el joven que descubre el devastador mundo propulsado por Napoleón Bonaparte y sus ínfulas imperialistas.
Junto a los Clitheroe se encuentran el tejedor David Shoveller, el malvado y salvaje Will Riddick (hijo del aristócrata que asesinó al padre de Kit) y Elsie Latimer (la inteligente hija del corrupto obispo de la catedral Kingsbridge), entre otros. Todos ellos son los roles que KF utiliza a su antojo, para involucrar a los lectores en un argumento que viaja de 1792 a 1824; y que no pierde soltura a través de sus numerosos capítulos, espoleado por unos años apasionantes, en los que la contemporaneidad adquirió las tonalidades ilusionantes heredadas del llamado siglo de las luces (aunque igualmente de las sombras).
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