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Mary Higgins Clark, la octogenaria reina del suspense glamuroso en USA, duplica su presencia en los escaparates de las librerías estadounidenses, por la coincidencia en el mercado de Every Breath You Take (cuya salida está prevista para el próximo 7 de noviembre) y All By Myself, Alone.
La veterana narradora, que posee el récord de haber vendido más de 100 millones de ejemplares de sus novelas en todo el mundo, aumenta con sus nuevos títulos la saga de Under Suspicion (Every Breath You Take) y la de Alvirah y Willy (All By Myself, Alone).
En el caso de Every Breath You Take, Clark vuelve a aliarse con la escritora Alafair Burke (con la que ya había elaborado tres libros del serial literario protagonizado por la productora televisiva Laurie Moran).
Por currículo y ganas de descubrir casos, Mary Higgins Clark bien podría ser el alter ego real de la pizpireta Jessica Fletcher (el papel que interpretaba Angela Landsbury en el serial Se ha escrito un crimen).
Ambas son señoras con espíritus inquietos, amantes de las tramas de homicidios ejecutados con buen gusto, y cuyos personajes suelen gozar de un estatus económico y social por encima de la media poblacional de la nación de las barras y estrellas.
Lo único que las separa a estas dos pistoleras de tinta y cuartilla es que, por lo menos en cuanto a lo que ha trascendido a la prensa, MHC no ha contribuido a meter a ningún killer en prisión.
Pero eso es lo de menos, ya que las estratosféricas legiones de lectores que acredita la autora de ¿Dónde están los niños? en todo el globo terráqueo es suficiente aval como para hacer empalidecer a la mismísima Mrs. Fletcher.
A punto de cumplir noventa inviernos (lo hará el próximo día de Nochebuena), la creadora neoyorquina acude a la cita anual con sus fieles seguidores para poner sobre los escaparates dos historias repletas de investigaciones arriesgadas, asesinatos extraños y sin resolver, y atractivos ambientes de potente diseño artístico.
Mary Higgins Clark es una admiradora consciente del éxito profesional, situación en la que suelen medrar sus protagonistas: normalmente, mujeres de la clase media alta estadounidense, con capacidad para desenvolverse económica y culturalmente en cualquier escenario.
Y tales elementos constitutivos de confort existencial están presentes en Every Breath You Take y All By Myself, Alone.
MARY HIGGINS CLARK ES GENUINA
Después de más de cuarenta años en el oficio de writer, MHC ya posee unos rasgos que delimitan y potencian la naturaleza de sus relatos.
El estilo directo y sin especiales complicaciones de su prosa hace de las tramas de la nacida en el Bronx un disfrute asegurado para cualquier tipo de lector que quiera pasar un rato divertido, sin mayores propósitos que los de abandonarse al entretenimiento de los misterios de guante blanco.
En las novelas de Clark no suele haber paisajes perturbadores (tanto humanos como vivenciales) ni comportamientos de mal gusto; y cada una de las escenas que hornea la autora norteamericana tiene un cierto sentido del decoro, que la responsable de Perseguida por toda la ciudad destila con singular determinación.
Mary Theresa Eleanor Higgins Clark bien podría ser el extremo opuesto a las violentas incursiones policiales de Harlan Coben y Michael Connelly, con sus mansiones señoriales y sus damas de modales exquisitos y cuentas corrientes abundantes en fondos dinerarios.
Los tipos que aparecen en las historias de la progenitora de Carol no entienden de fracasos, a no ser sentimentales. Y esto queda reflejado en la situación de Laurie Moran, la productora televisiva que protagoniza Every Take You Breath.
La citada mujer se encuentra en la cresta de la ola dentro de su profesión al iniciarse el relato, con el share imparable de su programa Under Suspicion (Bajo sospecha).
Sin embargo, la incursión de un brillante compañero llamado Ryan Nichols, la ruptura con su pareja Alex Buckley y la cobertura de un crimen catalogado como de suicidio harán que Moran experimente un poco el amargo sabor de la derrota y el miedo. Aunque solo sea de manera puntual, hasta dar con el asesino de una viuda millonaria llamada Virginia Wakeling.
Una senda similar, en cuanto a glamur y poderío millonario, es la que sigue la trama de All By Myself, Alone; texto que desarrolla su argumento en el interior del prohibitivo crucero nominado Queen Charlotte.
Allí, la impetuosa experta en piedras preciosas Celia Kilbride y sus amigos Willy y Alvirah Meehan intentarán dar con el homicida que ha acabado con la vida de la anciana Lady Emily Haywood; a la vez de localizar el costoso collar que le fue sustraído a la aristócrata antes de su muerte.
