Vincent Cassel y los sudarios
El intérprete francés de "Los tres mosqueteros" rueda en estos momentos "The Shrouds": una inquietante película de tintes sobrenaturales, que dirige el canadiense David Cronenberg (Crímenes del futuro). La trama del film describe la obsesión de un hombre de negocios, el cual ansía comunicarse con su esposa muerta.
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Vincent Cassel es un actor capaz de metamorfosear su fisonomía y gestualidad en función del personaje al que debe caracterizar. El intérprete francés se ha construido una carrera sólida, en base a trabajos normalmente encomiables, en los que suele desbordar su enorme habilidad para hacer creíbles a los tipos más extraños y normales, según los intereses del director de turno.
El dictatorial Thomas Leroy de Cisne negro (Darren Aronofsky, 2010), el honorable Athos de Los tres mosqueteros (Martin Bourboulon, 2023), el escurridizo François Vidoqc de El emperador de París (Jean François Richet, 2018), el lujurioso hermano Ambrosio de El monje (Domink Moll, 2011) y el violento Kirill de Promesas del este (David Cronenberg, 2007) son algunos de los papeles que han forjado el solvente currículo del hijo del también actor Jean-Pierre Cassel.
Precisamente, Cronenberg, con quien Vincent colaboró en la mencionada Promesas del este, es el responsable de crear el nuevo rol en el que se ha metido el parisino de rostro afilado. Un hombre de negocios perdido en un océano de sufrimientos sentimentales, dentro de la movie titulada The Shrouds (Los sudarios).
Esta obra, proyectada para convertirse en un largometraje de índole sobrenatural con implicaciones del terror fantasmal, se muestra influida ligeramente por los relatos de Edgar Allan Poe, a través de la obsesión que dominaba al escritor norteamericano por descubrir qué hay más allá de la muerte.
Según Deadline, Cronenberg comenzó la grabación de Shrouds el pasado 8 de mayo, en la ciudad canadiense de Toronto. Una urbe que el responsable de La mosca intentará transformar, bien con sets construidos en estudio o con exteriores seleccionados meticulosamente, en un centro de conexiones espectrales entre los vivos y los fallecidos. Un sitio que se mueva con peligrosidad entre la realidad y la ficción; y por el que también transitarán, junto a Cassel, Guy Pearce (Factory Girl), Diane Kruger (Marlowe) y Sandrine Holt (Homeland), entre otros componentes del nutrido y heterogéneo elenco artístico.
VINCENT CASSEL ES UN ACTOR ACOSTUMBRADO A ENCARNAR A TIPOS DOMINADOS POR DISTINTAS OBSESIONES
Las líneas generales del argumento de Shrouds que han trascendido a los periodistas hablan de un relato de naturaleza macabra, en el que destaca la puesta en marcha de un experimento que conecta a los vivos con sus parientes fallecidos. Este hilo de comunicación es ideado por el atormentado Karsh (Vincent Cassel): un empresario atormentado por la reciente pérdida de su esposa, con la que desea establecer conversaciones que desafíen a la ciencia y la racionalidad.
En función de sus anhelos, Karsh monta su propio cementerio, en el que viste a los difuntos con sudarios que portan dispositivos preparados para comunicar el mundo real y el más allá. Sin embargo, pronto comienzan a producirse misteriosos problemas, cuando se suceden actividades extrañas y supuestamente vandálicas en el camposanto. Acontecimientos que incitan a Karsh a pensar en una especia de resucitación colectiva e imparable.
Los ingredientes esotéricos que exhibe la historia de The Shrouds están destinados a colmar las expectativas de un cineasta tan peculiar como David Cronenberg, el cual encontró caminos nuevos de expresión para el terror y la ciencia ficción. Un creador dotado con una inagotable imaginación, que logra habitualmente sorprender a los espectadores con sus barrocas puestas en escena, y sus reflexiones laberínticas sobre algunas de las grandes incógnitas existenciales.
Un entramado de influencias que van desde el cine de serie B de los cincuenta y sesenta a las tesis psicoanalíticas de Sigmund Freud y a los poemas descarnados y aventureros de William S. Burrows. Hebras inspiradoras de curso variado y singular, que supuestamente se darán cita en el cementerio artificial ubicado en Toronto, levantado en exclusiva para The Shrouds.
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