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Cuando el alegre capitán Hastings recibió una carta de su amigo y mentor –el belga más británico de la literatura mundial- para reunirse con él en la emblemática mansión de Styles; poco podía suponer el militar en la reserva que se aproximaba el último suspiro del legalista héroe con mayor número de células grises. Todo terminaba así como había empezado, en el sitio en que un día de 1920 una señora con aspecto de bebedora constante de té -llamada Agatha Christie– decidió darle vida de papel y tinta al flemático investigador del bigote encerado; un barco con puerto en la imaginación de millones de lectores, que pasaron momentos pletóricos de placer con sus aventuras siempre al borde del cementerio. El azar quiso también que, casi 365 jornadas después de este asesinato ficticio (¿o habría que decir suicido?), la madre literaria de tan insigne personaje le siguiera con destino al camposanto.
El trágico desenlace de Hercule Poirot –alter ego continental de su colega Sherlock Holmes– sucedió en 1957; aunque la situación tiene visos de repetirse –según los planes de la televisión de la tierra de Isabel II– en el próximo 2012. Hasta el momento, la obra Telón no había sido de la preferencia de los directores y empresarios del universo audiovisual; sobre todo por el tono tétrico que envuelve su trama, aparte de por la carga de comportamiento ambiguo que conlleva el primer caso en que el compatriota de Tintín fue incapaz de ganar sin hacer algo de trampa.
Las noticias todavía son escasas al respecto de este interesante proyecto, con el que se cancelaría aparentemente una serie que comenzó su andadura en 1989, de la mano del sugerente actor inglés David Suchet (Londres, 1946). La desaparecida London Weekend TV fue la empresa que se hizo cargo de esas iniciales hazañas del arreglador de conflictos europeo, consolidando su apuesta en una temporada a base de relatos cortos –algunas veces inventados por los propios guionistas-, que vieron la luz en enero con The Adventure Of The Clapham Cook. El éxito de audiencia y los premios y nominaciones posteriores hicieron que los responsables del invento se dieran cuenta de que Christie vendía no solamente a nivel editorial, sino que cautivaba igualmente a través de la pequeña pantalla. Y así, siguieron financiándose –alternadas en las últimas seasons con las prestigiosas Granada y BBC– las vicisitudes del orondo e inteligente descubridor de crímenes y actos delictivos; hasta completar once packs más (y eso que la autora redactó únicamente treinta y tres novelas y cincuenta y cuatro redacciones breves con Poirot como protagonista).
Pese a que el reparto es –como se ha explicado en el párrafo anterior- una incógnita; lo que sí parece más o menos evidente es que los resultados no serían los mismos sin Suchet al frente; por lo que los creativos tendrán que esperar a que el capitalino finalice con su actual colaboración en la versión televisiva de Grandes esperanzas (según el texto de Charles Dickens), que rueda a las órdenes de Brian Kirk; y con la famosa Gillian Anreson (la agente Dana Scully de Expediente X) a su lado.
No obstante, lo que sí puede adelantarse –aunque con el margen de error comprensible de un oficioso reconocimiento por parte de la productora- son los títulos de los capítulos que están ahora en pleno desarrollo en los teclados de los guionistas. Cinco historias son las que en principio se barajan para esta decimotercera temporada. Esta son Telón, El templete de Nasse House, Los elefantes pueden recordar, Los cuatro grandes y Los trabajos de Hércules.
La más antigua desde el punto de vista de publicación del quinteto mencionado es Los cuatro grandes. En esta novela de atractivo geopolítico, Agatha Christie trasladó el incierto futuro de Europa –la acción se situaba en la década de los veinte- mediante una adictiva trama, en la que Poirot debe descubrir un complot de altas esferas y poder inigualable.
Tras evitar la dominación del planeta a manos de sociedades poco recomendables, el insigne ciudadano de Bruselas hará un ejercicio memorístico en Los trabajos de Hércules: una recopilación de 12 investigaciones (El león de Nemea, La hidra de Lerna, La cierva de Cerinia, El jabalí de Erimanto, Los establos de Estínfalo, El toro de Creta, Las yeguas de Diomedes, El cinturón de Hipólita, El ganado de Gerión, Las manzanas de las Hespérides y La captura de Cerbero) breves orquestadas por el terror, con pasaporte belga, de los malhechores de cuello blanco.
El templete de Nasse House es la historia que sigue. Bautizada originalmente como Dead Man’s Folly; el argumento original, sobre un juego transformado en terrible realidad, fue objeto de adaptación cinematográfica en 1986 por el director Clive Donner, con Sir Peter Ustinov en la piel de HP.
La cuarta en discordia es la narración Los elefantes pueden recordar, en la que el supuesto suicidio de un matrimonio de aristócratas vuelve a ponerse de moda doce años después, por la aparición de un nuevo testimonio.
Y finalmente, Telón. En este texto, un Poirot enfermo y en silla de ruedas intenta dar caza a un peligroso y amoral asesino en serie al que apoda Mr. X, y cuyo método de matar hace que sea casi imposible conseguir su encarcelamiento con la recolección de pruebas.
Es posible que el aclamado personaje novelesco logre sobrevivir a su propio deceso, merced a la magia del universo catódico. Sin embargo, los crespones negros elevaran las plegarias de sus seguidores nada más sucederse los títulos de crédito; una sesanción semejante a la que ya experimentaron cuando The New York Times editó un sonado obituario referente al adalid de la ley que solamente existió en el cerebro y la fantasía de una dama con sombrero y sonrisa seductora, lady bautizada internacionalmente como Agatha Christie.
