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Damian Lewis, el conocido Nicholas Brody de la serie Homeland, es uno de los protagonistas de Our Kind of Traitor. La adaptación al cine de la homónima novela de John le Carré, que acaba de finalizar Susanna White.
Existe un espionaje de coches caros, fiestas regadas en oro y diamantes, y seducciones de bellas damas en casinos de postín.
Pero también hay un espionaje de horas de espera, de quemarse el cerebro tras intensas jornadas de visionado de archivos, y de pelear hasta el hastío con los anonimatos vulnerables.
Ian Fleming construyó su morada literaria en el solar de la primera de las categorías. Mientras que John le Carré escogió la falta de glamur para desarrollar sus historias de delaciones y venta de información confidencial.
El autor de El topo configuró el agente profesional como un tipo aquejado de normalidad excesiva, y retorcido por los clavos de las frustraciones constantes. Amargados y sin esperanzas constatables en los futuros edulcorados, los protagonistas del narrador nacido en Dorset huyen de los focos, para aferrarse a un trabajo gris y cargado de misterios irresolubles.
Dentro de ese territorio adornado con gabardinas y sombreros calados, Our Kind of Traitor (Un traidor de los nuestros) supone un avance en un género bastante crepuscular, herido de mortalidad por los cambios en la manera de entender la política internacional tras la caída del Muro de Berlín. El mundo que describe la citada novela (aparecida en 2010) ya no es el de la Guerra Fría donde Le Carré imaginó argumentos memorables, sino el de un planeta dominado por el blanqueo de dinero y los oligarcas de poderío casi infinito.
Un cosmos de mafiosos y víctimas inocentes que la directora británica Susanna White (La niñera mágica y el Big Bang) acaba de plasmar en la adaptación cinematográfica de Our Kind of Traitor, cuyo estreno está previsto para el próximo mes de septiembre.
DAMIAN LEWIS CAPTA A EWAN McGREGOR
La isla caribeña de Antigua es el escenario donde arranca la trama de la película. Allí, el profesor universitario Peregrine “Perry” Makepeace (Ewan McGregor) y su novia Gail Perkins (Naomie Harris) pasan unos días de relax. Sin embargo, un hecho fortuito hace que sus vacaciones se tornen un tanto turbulentas, cuando la pareja recibe la invitación del millonario ruso Dmitri “Dima” Vladimirovich Krasnov (Stellan Skarsgaard) para acompañarle en un partido de tenis. El oscuro hombre de negocios piensa en realidad que sus nuevos amigos ingleses son dos espías mandados por el MI6; por eso contacta con ellos, para hacerles una propuesta: entregarles documentación delicada sobre sus operaciones de blanqueo a cambio de protección para él y su familia, ya que está convencido de que la organización en la que colabora ha planeado su muerte inmediata.
De vuelta a Londres, Perry se pone en comunicación con el peculiar agente secreto Hector Meredith (Damian Lewis), quien les anima a seguir con la farsa, para ver qué es lo que pueden sacar del ilegal Dima.
Rodada en varios continentes, Our Kind of Traitor tiene el aroma enrarecido con el que John le Carré dota a cada una de sus obras, y que ha intentado reproducir con notable fidelidad el guionista iraní Hossein Amini (Blancanieves y la leyenda del cazador).
En el universo actual cada vez es más difícil distinguir entre bandos, y las diferencias se tienden a difuminar frente al fenómeno de la globalización. Dentro de ese patio de juegos, la antigua KGB ha dado paso a una pléyade de bandas organizadas, que venden armas al mejor postor y que se dedican a tapar sus actividades con cuentas subterráneas. Ahí es donde reside la realidad que narra el largometraje de White; y que asume la acusación objetiva de los capitales fraudulentos, en la piel de un hombre normal y corriente al que le cae por casualidad el papel de héroe.
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