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Camilla Läckberg y Jo Nesbo vuelven a las andadas, con un par de historias en las que la sangre y los homicidios reinan sobre los paisajes congelados.
Desde hace unas décadas, los libros procedentes de la península escandinava con temática criminal son garantía asegurada para el éxito en ventas. Henning Mankell, Stieg Larsson, Maj Sjöwall, Per Wahlöö…. Muchos son los autores responsables de haber puesto en el mapa a un conjunto de creadores que aceptan con singularidades las normas de los maestros anglosajones del género. Una fórmula de latitudes extranjeras a la que añaden el toque personal y misterioso de una sociedad sin gestualidades conmovedoras, carente de las excentricidades violentas omnipresentes en otros lugares del mundo.
Dentro de esa formación de writers norteños, la sueca Camilla Läckberg y el noruego Jo Nesbo se han erigido como dos de los nombres más resaltables de esa pléyade numerosa de novelistas -irregular en calidad y demasiado directa en cuento a concepción de la prosa- con ADN vikingo.
CAMILLA LÄCKBERG Y SUS SECRETOS EN FJÄLLBACKA
Agatha Christie y la sagaz señorita Marple parecen ser las vitaminas en las que ha asentado su talento literario esta licenciada en Economía. Jean Edith Camilla Läckberg Eriksson (Fjällbacka, Suecia, 1974) siempre tuvo en la mente dedicarse a escribir, pero la realidad estuvo a punto de apagar su sueño de la infancia. Si La princesa de hielo no hubiera tenido la repercusión que alcanzó tras su publicación, probablemente esta fémina de cuarenta años estaría ahora manejando balances y facturas. Afortunadamente, los hados hicieron que se pudiera dedicar a tiempo completo a las letras teñidas de rojo.
El domador de leones (Editorial Maeva) es precisamente la última de sus obras en desembarcar en el mercado español. La acción se desarrolla nuevamente en Fjällbacka, donde una chica es atropellada por un coche. Tras recibir la alarma del accidente, el comisario Patrick Hedström y su equipo se ponen a investigar la procedencia de la víctima, quien al parecer había sufrido continuas vejaciones físicas. Mientras, Erica Falck (la esposa de Patrick y alter ego ficticio de la autora) indaga en una antigua tragedia familiar, ocasionada por la extraña muerte de un hombre. La protagonista sospecha de la viuda, pero lo que no puede imaginar es que la aclaración del homicidio traerá revelaciones sorprendentes y dolorosas para su propia existencia.
JO NESBO IMAGINA UNA NUEVA AVENTURA CON HARRY HOLE
Más al norte que la de Camilla se haya la cuna Jo Nesbo (Oslo, Noruega, 1959). Este novelista y músico (lidera la banda de rock Di Derre) inició la saga del policía Harry Hole en 1997; y desde entonces no se ha bajado de las listas de los más vendidos, con sus casos repletos de giros inesperados y ritmo vertiginoso.
Así se puede definir la trama de su último título, El murciélago (Random House). Nesbo toma su personaje fetiche en un momento complicado de la existencia de este, cuando la realidad del agente Hole se ha vuelto más ensombrecida que luminosa. El detective está en una etapa en la que no se lo piensa dos veces a la mínima oportunidad de huir de su lugar de origen; por eso decide apuntarse a una misión en Australia. En ese alejado país, una mujer de nacionalidad noruega –llamada Inger Holter– es encontrada muerta entre las rocas, al pie de un escarpado acantilado.
Como la jurisdicción de Harry en Oceanía es muy limitada, el protagonista se ve obligado a compartir el caso con el detective de ascendencia aborigen Andrew Kengsinton. Juntos intentan localizar al novio de la víctima, un camello con pinta de ligón al que se conoce como Evans White.
Aunque no solo de trabajo vive HH, ya que en el curso de sus pesquisas profesionales no podrá evitar enamorarse de Birgita Enquist.
Läckberg y Nesbo mantienen el tipo después de que se haya serenado un poco la sobreabundancia de volúmenes firmados en la península escandinava, siempre etiquetados con la vitamina adictiva de los psicópatas más retorcidos. Toda una proeza que hace buena la aseveración del grupo Mecano, sobre que “cuando el barco dé la vuelta, verás que pocos nos quedamos en cubierta (…)”.
Al menos, por el momento, Camilla y Jo todavía no se han precipitado al vacío del olvido…
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