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Édgar Ramírez se suele contentar con que sus trabajos adquieran la notoriedad propia de los personajes que recrea en la pantalla. Quizá, esa la causa por la que este actor venezolano ha tenido que esperar hasta meterse en la piel del mediático diseñador Giovanni Versace, para ocupar un espacio prominente en las crónicas de los mass media a nivel internacional.
Con sus acentuados y duros rasgos faciales, ÉR ha paseado su anatomía rocosa por filmes de acción trepidante, tales como Domino, Point Break y Furia de titanes; mientras esperaba la oportunidad de dar el salto a un estrellato que se le resistía.
Y así, oculto detrás de los que al final copaban los focos y pisaban las alfombras rojas, tuvo que contentarse el intérprete de La chica del tren; hasta conquistar la fama mundial a raíz del estreno televisivo de American Crime Story: El asesino de Gianni Versace. A partir de la emisión de esta miniserie, el centroamericano ha empezado a ocupar un puesto de honor en las agendas de los mandamases de la Meca del Cine.
La adaptación al lenguaje fílmico del cómic The Last Days of American Crime es el por ahora el proyecto más potente en el que Ramírez ha logrado colarse bajo su nuevo estatus de movie star. Una cinta rodada por el hiperbólico Olivier Megaton (Transporter 3 y Venganza 2), arropada con todo lujo de efectos especiales y escenarios voluntariamente orwellianos.
El guionista Karl Gajdusek (Oblivion) y uno de los dos creadores del cómic original (Rick Remender) han sido los encargados de trasladar a imágenes en movimiento esta historia, cuya estética intenta rememorar la época de los clásicos del cine negro; aunque remozada por un argumento que recuerda vagamente a una acelerada mixtura entre Demolition Man y Minority Report.
ÉDGAR RAMÍREZ INGRESA EN EL NOIR POSTMODERNO
Un futuro impreciso y de control excesivo conjunta el envoltorio temporal en el que transcurre la trama de The Last Days of American Crime, En la citada época, la delincuencia parece tener los días contados; sobre todo tras la elaboración de un potente inhibidor neuronal que previene la ilegalidad, y que lleva por nombre Paz Americana.
El plan tiene en ascuas a la sociedad, justo lo que los dirigentes del país quieren; ya que en realidad esperan aprovechar el desconcierto general para modificar el sistema de pago en dinero, por otro de naturaleza virtual (algo así como las divisas de bitcoin, pero de uso obligatorio).
Esas dos realidades animan al ingenioso y arriesgado ladrón Graham Bricke (Édgar Ramírez) a planear un sonado robo, antes de que un acto de tal calado sea imposible de realizar.
Netflix es la productora que ahí detrás de la ejecución de The Last Days of American Crime, cuya grabación se ha extendido por diversos puntos de Sudáfrica (Ciudad del Cabo y Johannesburgo, principalmente).
Unos amplios decorados naturales y urbanos, en los que Olivier Megaton ha desplegado un número bastante cuantioso de cámaras de distinto tamaño y perfeccionismo audiovisual, destinadas a captar cualquier ángulo y plano de las vertiginosas persecuciones y carreras que protagonizan los personajes del filme.
Allí, en el inmenso país de Nelson Mandela, el cineasta francés ha dado alas a Ramírez; al que secundan compañeros de reparto tan solventes como Michael Pitt (Soñadores) y Sharlto Copley (Maléfica).
