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Apenas un año después de la salida del impactante The Suburbs, los canadienses de moda en el universo del rock- mediado con las influencias alimenticias de géneros tan particulares como el urban gothic o las cuerdas lastimeras de violines tecnológicos- asaltan el mercado con una versión deluxe del mencionado CD: obra de reconocido valor sonoro que fue galardonada con el Gramy al Mejor Álbum, en 2011.
Dos temas nuevos, más los 15 interpretados y grabados en 2010, titulados Speaking In Tongues y Culture War –aparte una escenificación musical extendida del track Wasted Hours– son los principales alicientes en formato mp3 para que los fans se animen a comprar esta especie de déjà vu comercial, en el que la electricidad sinfónica de los autores de A Year Without Light y Wake Up continúa levitando por los oídos de los que se emocionan con letras sublimadas por la rabia guitarrera, y estribillos resplandecientes de autobiográfica asfixia existencial.
La huida hacia la salvación (un camino por el que la banda liderada por el estadounidense Win Butler pasea con cierta nortalgia y determinación, y en el que la negación del pasado, de la rutina y de los sinsabores de la cotidianeidad son las herramientas discursivas utilizadas para romper las cadenas que atan la creación en estado puro y libertario) es el ingrediente temático principal de Suburbs, psicoanálisis afectivo que queda enmarcado a base de sintetizadores delatores de la bestialidad urbana, todo para escapar de la neurosis atomizadora que aliena normalmente al ser humano.
“In the suburbs I, I learned to drive/ and you told me, we’d never survive/ Grab your mother’s keys/ we’re leaving”. Mensajes como el reflejado, con semejante calado viajero, marcan la práctica totalidad de un CD con el que Arcade Fire demostró que lo suyo iba mucho más allá de ser un mero fuego de artificio en la actualidad de pentagramas con jugo a zumo underground y voluntariamente indie. De esta forma, los norteamericanos no se dejaron eclipsar por la fama y el mediático apoyo con el fueron agasajados tras la aparición de su primer trabajo en el mercado (el excelente Funeral, de hace ya siete primaveras); y pasaron página a haber sido portada de la revista Time en Canadá o a ser ovacionados como la salvación de la raíces musicales de la tierra que divide sus ancestros idiomáticos entre el inglés y el francés.
Win Butler (vocalista y variado instrumentista), Régine Chassange (esposa Butler), William Butler (sintetizador, bajo, guitarra y percusión; además de ser hermano de Win), Richard Reed Parry, Tim Kingsbury, Sarah Neufeld y Jeremy Gara se encerraron en 2010 en el estudio de grabación de Merge Records, entre Montreal y Nueva York, y desplegaron su vitriolo acumulado durante su etapa de niñez y juventud para ensamblar Suburbs: un producto que se alejaba de sus dos anteriores discos (Funeral y el tétrico y sobrecogedor Neon Bible).
Si ya de por sí el tercer álbum de Arcade Fire merecía la pena, hacerse con esta edición deluxe contribuye a depurar las virtudes de una inspiración que engancha por la fuerza de sus composiciones y de sus versos –simples en las rimas, pero profundos en las consignas que lanzan-. Pero, junto a las características sonoras de esta obra fundamental en el panorama musical de este recién iniciado siglo XXI, los curiosos también pueden solazarse un rato contemplando el filme de treinta minutos –dirigido por el realizador Spike Jonze, al que muchos conocerán por ser el responsable de Cómo ser John Malkovich– que narra una historia muy similar a la vivida en el pretérito por los hermanos Butler (como dato de interés, ellos mismos colaboraron en el guion) o degustando un libro de setenta y seis páginas que recoge lo más llamativo del currículum de la banda. Todo ello se vende conjuntamente con el compact disc.
Todavía muchos recuerdan las más que notables actuaciones que los canadienses protagonizaron hace unos meses en España; ya que elevaron el concepto que los adeptos y profanos tenían de ellos. En julio, los autores de la trágica Black Mirror o de la televisiva Cold Wind (tonada que fue incluida en la banda sonora del serial A dos metros bajo tierra) sacudieron con su electricidad sin límites la explanada del bilbaíno Museo Guggenheim; al tiempo que fueron uno de los grupos más admirados de cuantos pasaron por el FIB. Notas sedientas de esperanzas superadoras de la confusión social que arroparán en breve el recinto Manchester Arena (Inglaterra) el próximo 31 de agosto, y los muros rocosos del Castillo de Edimburgo (Escocia) el 1 de septiembre.
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