Adele ofrecerá un concierto en el Palau Sant Jordi el próximo 24 de mayo, donde presentará su último trabajo: 25 (XL Recordings y Columbia). La cantante anuncia con este álbum el final de una etapa demasiado juvenil.
Calificar el caso de Adele Laurie Blue Adkins como de fenómeno mediático resulta algo obvio y evidente, sobre todo a tenor de los números que acredita su aún breve carrera. No obstante, hay mucho más detrás de ese escaparate simplista.
Con solo tres discos de estudio en su currículo, junto a algunas actuaciones grabadas en directo y el oscarizado tema de la película Skyfall, la artista nacida en Tottenham se ha convertido en una diva de la lírica británica con legiones de admiradores, capaz de amasar cantidades millonarias con sus trovas de aroma sesentero.
La gachí de veintisiete tacos es una de las pocas estrellas que en la actualidad puede presumir de ser suficiente garantía para abarrotar las salas en las que actúa, algo que sin duda volverá a suceder con la gira europea que la isleña ha preparado a raíz del lanzamiento de 25 (XL Recordings y Columbia Records).
ADELE SE HACE MAYOR
El próximo 24 de mayo, el Palau Saint Jordi de Barcelona recibirá a la muchacha del timbrazo a lo Tom Jones en versión femenina; aunque quien aterrizará en la Ciudad Condal será la mujer que ha fagocitado a la otrora adolescente de 19 y 21. “Lo que propongo es una obra sobre mí misma, ahora que he pasado el ecuador de mi veintena”, admite Adele en su página web.
25 es precisamente eso: una oda con once cortes, en la que la pareja sentimental del empresario Simon Konecki exhibe su aparente madurez, con las asunciones propias de una dama que pensó retirarse de la música cuando creyó agotada su inspiración como letrista.
La historia de Adele es la de una teenager que se encontró con el triunfo casi sin proponérselo. Desde que un amigo suyo subió las canciones de la joven al portal MySpace, el sendero de la ahora star estuvo trufado de laureles. Un camino vertiginoso que la llevó a estar en boca de todo el mundo, sin haber cumplido todavía las veinticinco primaveras.
Según los datos del mercado, 21 (su segundo CD) alcanzó el honor de ser un trabajo dorado; algo tan perfecto que dejó seca a la singer anglosajona. Alardes profesionales que la chica isleña coronó igualmente a nivel personal, con el alumbramiento de su primer y único hijo.
Sin embargo, lejos de los buenos momentos familiares, el temor de la página en blanco se convirtió en una pesadilla demasiado real para A, después del apabullante éxito de 21; y la intérprete de Skyfall se mostró imposibilitada por un tiempo para componer.
Agobiada ante este bache, la veinteañera recurrió a Paul Epworth, Ryan Tedder, Max Martin, Shellback, Greg Kurstin, Danger Mouse, The Smeezingtons y Tobias Jesso Jr. Y, con la ayuda de semejantes desatascadores, Adele encontró por fin a sus anheladas musas.
LA RENOVADA ADELE
“Cuando tenía siete años, quería tener 8. Cuando contaba con 8, deseaba cumplir 12. Cuando llegué a 12, ya soñaba con alcanzar los 18. Después de eso, paré en mi necesidad de hacerme mayor de manera tan rápida”, reconoce la diva.
Esa progresión natural con respecto a la edad es más que comprensible en cualquier individuo; pero, ¿cómo ha afectado a su música?
Para responder a semejante cuestión, es justo aclarar que el soul amedrentado por el pop añejo que practica la autora de Chasing Pavements siempre se ha caracterizado por parecer extrañamente profundo. Una virtud en la que ha tenido mucho que ver el apego al estilo de Shirley Bassey, que ha aliñado la girl de Tottenham.
19 y 21 fueron fieles soldados de una pasión juvenil disfrazada de longevidad; y en una línea similar es por la que transita 25. A partir del single elegido como avance (el celebrado Hello), los demás temas vierten una sensata y serena savia de cromatismo warholiano, según le gusta a la súbdita de Isabel II.
Así es como comparecen, borrachos de emoción timbral, tracks tan confesionales como Send My Love (To Your New Lover), I Miss You, When We Were Young, Remedy o All I Ask.
El paisaje que dibuja Adele en versión adulta no es muy discordante con el fotografiado en el pasado reciente, sino que confluye con sus ríos curriculares. Un peaje necesario si de lo que se trata es de pervivir en un negocio tan volátil como el de las ondas melódicas.
Vídeo oficial de Hello, interpretado por Adele. AdeleVEVO
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