Brad Pitt culebrea por la máquina de guerra en Afganistán
Brad Pitt lidera el casting de War Machine, una producción cuyo guion sigue las conversaciones mantenidas en 2010 por el General Stanley McChrystal y el periodista Michael Hastings. David Michôd rueda el filme, entre Inglaterra y Abu Dhabi.
El desierto afgano fue el territorio comanche en el que mejor se movió Michael Mahon Hastings (Malone, Nueva York, 1980- Los Ángeles, 2013). Allí, entre dunas de fuego y piedras con arcilla de sospecha, el autor de The Last Magazine desarrolló buena parte de su exitosa y breve carrera profesional.
Cuando el fogueado reportero de cabeceras como Newsweek y Rolling Stone resultó hallado muerto en las cercanías del Parque Hancock -víctima de un accidente de coche-, la sorpresa se adueñó de los que habían conocido al individuo cuya existencia siempre estuvo sujeta al hilo furtivo de las entrevistas extremas, y al aire amargo de las crónicas surgidas del caos.
Pese a la prematura defunción del reportero a los 33 aniversarios, este dejó buena muestra de su trabajo; a través de sus publicaciones en formato de libro y de sus artículos profundos e inspiradores. Escaparate en el que The Operators: The Wild and the Terrifying Inside Story of America’s War in Afghanistan brilla con luz propia, debido sobre todo al eco de las voces de los protagonistas que participaron en la misión destinada a localizar al terrorista Osama Bin Laden.
Tres años después de la aparición del polémico texto, New Regency y Plan B Entertainment graban estos meses War Machine, la esperada traslación al lenguaje audiovisual propuesta por el director David Michôd.
BRAD PITT SUELTA EL DRON
Con la idea de estrenarla en la plataforma de Netflix, los responsables de esta aventura cinematográfica han transformado la obra de Hastings en una comedia de humor negro, en la que las ocurrencias -a veces surrealistas- corren a cargo de los extravagantes jefes de las tropas estadounidenses, desplegadas en Kabul y en las regiones colindantes.
Sobre el terreno en conflicto, Hastings siguió al General Stanley McChrystal y a sus hombres durante el mes de abril de 2010, experiencia de la que consiguió sacar más de veinte horas de grabaciones, aderezadas con cortes tan jugosos como el que realizó el citado general, respecto a los temores del Presidente Obama de embarcarse en una guerra sin final.
Londres y Abu Dhabi (en sustitución de Pakistán) son los escenarios maqueados con efectividad por el equipo artístico, para configurar los lugares por los que transita una trama que levantó ampollas en la Casa Blanca, y que otorgó a Hastings el honor de ser uno de los escritores más rentables del momento.
Precisamente, esta característica un tanto escandalosa de la obra ha sido también motivo de que la producción retrasara en varias ocasiones su puesta en marcha. Y así fue, hasta que los responsables del proyecto contaron con el apoyo incondicional de Brad Pitt. La pareja sentimental de Angelina Jolie confió en el guion desde la primera lectura, y luchó denodadamente para sacar adelante un largometraje que aclara muchas cuestiones oscuras, relativas a la planificación de una de las operaciones internacionales más importantes de este tercer milenio.
En la película, Pitt dota de físico al General Stanley McChrystal, quien era conocido en los círculos periodísticos como Rock Star, en atención a su magnetismo con los medios. A su lado, el reparto completa su curso de caracterizaciones con Anthony Michael Hall (como el General Hank Pulver) y Topher Grace (como el alter ego en la pantalla de Hastings).
War Machine cumple con ellos el propósito de establecer un discurso prendido a la sagacidad informativa, virtud que MH se encargó en encarrilar a base de testimonios sinceros y humanos.
Un trabajo que el neoyorquino llevó a cabo sin censuras de oficina, ni cortapisas institucionalizadas. Justo como siempre debería ejercerse del reporterismo: con las convenientes alergias a los camuflajes acomodaticios con el poder.
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