Joaquín Sabina afila su espada de Damocles
Joaquín Sabina abre en canal su autobiografía sonora, en Lo niego todo (Sony Music Entertainment Spain): doce letras alimentadas con nostalgias supuradas en sal, y servidas en la destilería de los versos hipnóticos.
El músico nacido en Úbeda enlaza vivencias y pensamientos, con las puntadas agrias de su garganta veterana y aguardentosa, siempre pendiente de la vena caleidoscópica de un Charles Bukowski con guitarra callejera.
Leiva, Benjamín Prado, Pablo Milanés, Rubén Pozo y Ariel Rot son algunos de los amigos de baile que acompañan a Sabina en esta obra de sátiras elocuentes y obsesivas.
“Si me cuentas mi vida, lo niego todo“, asegura el autor de 19 días y 500 noches, en la canción que da título a su último trabajo.
Con la voz profética de los hados opiáceos y de los outsiders acostumbrados a las penumbras voluntarias, Joaquín Sabina desgrana penas y alegrías, a base de ripios candentes, y amortizados por la esperanzadora sinfonía de los fracasos necesarios. Sensaciones acogedoras en su desarraigo, dentro de un mundo de egolatrías vacuas, ídolos con físico de barro, y éticas que no pasan la prueba de los algodones manufacturados en las tristezas medioambientales.
La docena de líricas que completan Lo niego todo vibran al calor macarra del trovador de los mitos deformados, constantemente situadas en los edenes alejados de los paraísos de la opulencia.
Sabina sigue conduciendo por la dirección prohibida de su talento, al que suma la inspiración de maestros de la palabra como Leiva, Benjamín Prado y Pablo Milanés. Ingredientes de único uso y fórmula emulsiva, que le ayudan a potenciar la carga sensitiva de sus píldoras vitales.
Unos relatos breves que colorean el mosaico abstracto, que es el currículo del responsable de Y sin embargo te quiero.
JOAQUÍN SABINA ARRANBLA CON EL DUENDE
“Quien más, quien menos/ tiró la casa por la ventana/ se tatuó en las sienes una diana/ se ha tomado un veneno…”
Estos dardos de conciencia desvaída se clavan como saetas contemporáneas, en los oídos de los que acceden a la carta esotérica que Sabina destina a todos los que quieran escuchar los sinsabores y alegrías, los baches y las aventuras de un hombre formado por contradicciones rocosas, con un eterno letrero que invoca el emblema de “salvado por la campana“.
Así, con el traje roto de los azares conchabados por los ritmos de enganche férreo, el jienense hornea un disco en el que hay espacio para el country cañí, el blues de M30, el jazz de Lavapiés y la rumba aliviada por el oleaje gaditano. Estos licores de gradación somnolienta aparecen bien bordados por los sones instrumentales de Leiva, Ariel Rot, Candy Caramelo, César Pop, Joserra Senperena y Carlos Raya; sin pasar por alto el buril aterciopelado de la inconmensurable Olga Román.
Bajo semejante paraguas de apoyo inmediato, la garganta del Flaco aspira ronquedades de tumbos, al aire de poemas de rimas peregrinas (unas veces obvias, y otras más enriquecedoras) y de temas tan contundentes y aleccionadores como No tan deprisa, Postdata, la bella balada Lágrimas de mármol, o el desquite sexual contenido en Leningrado.
“Ni el Dylan español/Ni juglar del asfalto/Ni rojo de salón (…)/Lo niego todo, incluso la verdad/“, corea Sabina, en el tercer corte del álbum. Auténtica declaración profesional de alguien que aún pernocta en la estela artística del “ojalá“; y que permanece desafiante después de que “el tiburón de Hacienda/confiscador de bienes/me ha cerrado la tienda/me ha robado el mes de abril“.
Pues eso, que tomen buena nota los ministros que ponen barreras a la Cultura…
Nota.- Joaquín Sabina actuará los días 21 y 22 de junio en Madrid (Wizink Center), y el 28 de junio en Barcelona (Palau Sant Jordi).
Vídeo oficial de Lo niego todo, por joaquinsabinaVEVO