Emily Blunt rueda la esperada secuela del clásico Mary Poppins, encerrada en los inmensos platós de los Shepperton Studios de Surrey, en Inglaterra.
La protagonista de La chica del tren hace suya a la célebre niñera ideada por P. L. Travers, más de cincuenta años después de la aventura que interpretó Julie Andrews, en el oscarizado filme de 1964.
Al lado de Blunt, Meryl Streep, Colin Firth, Emily Mortimer, Angela Lansbury, Dick van Dyke y Ben Whishaw dan lustre a esta obra que dirige el efectivo Rob Marshall.
¿Quién no ha cantado alguna vez desde su más tierna infancia Supercalifrafigilisticuespialidoso, o no se ha tomado con mayor deleite la medicina al calor de los acordes de Con un poco de azúcar?
Julie Andrews consiguió, con tales letras ideadas por Robert B. Sherman, que los espectadores de distintas generaciones y culturas soñaran con la nanny de maneras juguetonas y toques mágicos, llamada Mary Poppins: una señora de elegancia eduardina, que aterrizó en el Londres de principios del siglo XX por el poder imaginativo de la escritora Pamela Lyndon Travers.
Más de medio siglo después del estreno la película con la que la citada institutriz sedujo al planeta en versión de celuloide, Walt Disney recupera el inolvidable largometraje elaborado por Robert Stevenson, con una secuela auspiciada por una nueva historia, la cual transcurre décadas después del argumento original.
El guionista David Magee (La vida de Pi) pone en marcha un innovador decorado para la educadora del paraguas y sus colegas. Aunque, entre los elementos utilizados por el veterano screenwriter siguen teniendo notable importancia el humor colectivo, los efectos visuales y las canciones de pegada contagiosa (ahora al mando de los responsables de la versión teatral de Hairspray, Marc Shaiman y Scott Wittman).
EMILY BLUNT SALTA POR LOS EDIFICIOS
La acción de El regreso de Mary Poppins se sitúa en la urbe del Támesis durante el período de entreguerras. El libreto comienza en 1935, cuando los otrora pequeños Michael y Jane (los críos a los que la nanny cuidó en la obra de 1964) son un par de adultos con múltiples problemas.
Mary tenía un feeling muy especial con los infantes, por lo que acude a su desesperada llamada, para hacerse cargo de los tres vástagos de Michael.
En medio de su misión, la mágica protagonista tendrá que luchar contra las directrices autoritarias del señor William Weathernall Wilikins, a la vez de marcarse algún que otro bailecito con el enérgico Jack y la alocada prima Topsy.
Desarrollada por los estudios Disney dentro de la operación de recuperar sus clásicos animados con actores de carne y hueso, Rob Marshall (Piratas del Caribe: En mareas misteriosas) ha alimentado el relato con el poso amargo de la guerra que se estaba fraguando en la trama, y que estalló en 1939. Lo que ha dado la posibilidad al cineasta para acercarse a una época rica en matices, y plagada de misterios asociados con el incierto futuro de la humanidad.
A ese mundo es al que llega Emily Blunt, transformada en una Mary Poppins de similares ademanes a los de la genial Julie Andrews. Una caracterización que ha permitido a la actriz de La reina Victoria abordar un papel mítico y lleno de detalles sorprendentes.
No obstante, en su difícil tarea, Blunt está rodeada por un elenco con innegables recursos dramáticos. Cuadro en el que destaca la presencia de Meryl Streep (Topsy), Lia-Manuel Miranda (Jack), Colin Firth (William Weathnall Wilkins), Emily Mortimer (Jane Banks), Angela Lansbury (Balloon Lady) y Ben Whishaw (Michael Banks). Aunque, en el plano sentimental, la colaboración más emotiva de la movie es sin duda la de Dick van Dyke: el antiguo deshollinador del filme de Robert Stevenson da vida a Mr. Dawes Jr.
Nota.- El regreso de Mary Poppins llegará a los cines el 25 de diciembre de 2018.