Vacaciones en el mar
¿Quién no recuerda al imponente y romántico crucero nominado La Princesa del Pacífico, capitaneado por el simpático y entrañable Merrill Marshall Stubin (Gavin McLeod)?
Vacaciones en el mar (cuyo título original era The Love Boat) puede ser catalogada como una serie imperecedera, que captó las preferencias del público televisivo a lo largo de 10 temporadas y 249 episodios; y eso a pesar de la aparente simpleza de su planteamiento general, y de su previsible desarrollo dramático.
Desde septiembre de 1977 (fecha en la que la cadena estadounidense ABC emitió el primer capítulo de esta aclamada producción) hasta 1986, el barco conocido como The Pacific Princess surcó las aguas de medio mundo, ocupado por ilustres pasajeros, que encontraban el amor a bordo de sus adinerados camarotes y de su deslumbrante cubierta.
El origen de Vacaciones en el mar se encuentra en la novela The Love Boat, escrita por la organizadora de cruceros de lujo Jeraldine Saunders. Esta amante del confort marino, a la que le inspiraban profundamente los libros de Danielle Steel, imaginó un espacio ideal para formar parejas, al calor del oleaje y con destino a Puerto Vallarta; mientras disfrutaban de las brisas oceánicas y de los entornos privativos para las carteras de la mayoría de los terrícolas.
Junto al productor Aaron Spelling y otros financieros de la cadena ABC, la citada narradora puso en marcha tres telefilmes, que dejaron constancia del tirón de una obra alimentada con el ADN de un atractivo show de celebridades pretéritas y presentes; al que se unía el despliegue de una sucesión de tramas, cuyo denominador común era el de los problemas sentimentales.
De esta manera, Vacaciones en el mar comenzó su singladura en septiembre de 1977, con una acogedora tripulación, conformada por el capitán Merrill Stubin (Gavin McLeod); la relaciones públicas Julie McCoy (Lauren Tewes); el barman Isaac Washington (Ted Lange); el doctor Adam Bricker (Bernie Kopell); y el sobrecargo Burl Gopher Smith (Fred Grandy).
Pero el serial quizás no habría llegado tan lejos, si no hubiera contado con una sintonía como la compuesta por Charles Fox y Paul Williams, popularizada a través de la jazzística voz de Jack Jones.
La canción del inicio, sumada al misterio por descubrir qué actor o actriz protagonizaría alguna de las historias del capítulo correspondiente, se convirtieron en los mayores aciertos de un proyecto que izó las velas hacia el éxito desde su primera escala.
VACACIONES EN EL MAR, LA EXTINCIÓN DE UNA MANERA DE HACER TELEVISIÓN
Numerosos intentos se han sucedido desde 1986, para reflotar The Love Boat; pero todos ellos han fracasado. La explicación está en el hecho de que Vacaciones en el mar está incrustada en un pasado muy concreto de la pequeña pantalla made in USA, difícilmente recuperable en la actualidad.
Durante los años en los que el serial gozó de sus mayores cuotas de seguimiento, el público estaba enganchado a un tipo de producciones en las que parte de su tirón estribaba en la posibilidad de volver a ver los rostros de icónicas estrellas del Hollywood dorado, como Debbie Reynolds, Robert Vaughn, Anne Baxter, Farley Granger o Troy Donahue; a la vez de toparse con celebridades emergentes del momento, tales como Robert Urich, Mark Shera, Tom Hanks, Patrick Duffy o Anthony Andrews.
Una adictiva fórmula, diseñada a base del apego a la cultura audiovisual que reclamaban las audiencias; y que Aaron Spelling potenció con efectivos crossovers, efectuados al unir en algunos capítulos a los personajes centrales de series del caché televisivo de Los ángeles de Charlie y La isla de la fantasía.
En 1990, el último viaje de la tripulación original del Pacific Princess fue patrocinado por la CBS, embutido en el telefilme The Love Boat: A Valentine Voyage; y las sensaciones transmitidas demostraron que la idea y la frescura de las 10 históricas temporadas iniciales ya eran cosa del pasado, Algo que constató igualmente el poco exitoso remake protagonizado por un brillante Robert Urich, y cuyo título fue el de The Love Boat: The Next Wave.
A pesar de que los intérpretes de Vacaciones en el mar han seguido trabajando en otras series de televisión y películas, el grado de seguimiento obtenido con sus cruceros ha superado con creces cada una de sus empresas profesionales posteriores. Esto demuestra que de la simpleza de un guion sin artificios puede surgir un producto capaz de quedar en la mente de generaciones distintas.
Aunque, en el caso de The Love Boat, también habría que poner en la balanza de los aciertos el poder hipnótico de los trinos de Jack Jones…