Mario Merz, iglús en el Retiro

El Museo Centro de Arte Reina Sofía dedica, en el Palacio de Velázquez, una muestra al trabajo de uno de los máximos representantes del Arte Povera, famoso por sus construcciones al estilo iglú.

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Mario Merz
Mario Merz fue un firme detractor de las tesis capitalistas, a través de sus obras/ Foto: ;Mario Merz, Che fare?, Escultura. 1968-73, Tate and National Galleries of Scotland. Imagen cortesía de Fondazione Merz, Turín

Mario Merz compuso un extenso bosque de esculturas y formas, que clamaban con claridad contra las injusticias del capitalismo posterior a la Segunda Guerra Mundial. Un compendio de figuras cromáticas y elocuentes en su estado silente, que el artista transalpino fundamentó desde la paradoja elitista de una ciudad como Milán: joya arquitectónica, rendida a los diseños elegantes y a las fortunas poderosas.

El trabajo del coetáneo de Pino Pascali (con el que compartía gran parte de su ideario intelectual y creativo) surgió por lo tanto de la rabia expresada hacia un mundo de marcadas desigualdades sociales, que intentaba dominar la península itálica con sus consignas de triunfalismo monetario y empresarial, olvidando las tradiciones culturales y la perspectiva de lo primigenio.

Precisamente, esa necesidad de regresar a los orígenes autóctonos y pretéritos es la figurada cadena que une cada una de las etapas curriculares de este maestro de la plástica, que hizo de la escala de Fibonacci y de los esqueletos de los iglús dos señas de identidad, establecidas como singular manual de estilo.

Materiales sencillos, como la arcilla o el carbón, combinan  su prestancia milenaria, para componer objetos que permeabilizan la modernidad, a través de un gusto declarado por el pasado: épocas que Merz rescata del olvido, y de la invisibilidad de los progresos globalizadores.

Mario Merz
Mario Merz explotó sus ideas a partir de los acontecimientos de Mayo del 68/ Foto: Mario Merz, Iglú de Giap. Instalación, 1968. Musée national d´art moderne Centre de creation industrielle. Imagen cortesía de Fondazione Merz, Turín

En medio de semejante formulación creativa, Mayo del 68 supuso un auténtico punto de inflexión en la obra de este escultor, con espíritu de secuenciador de la realidad. Las manifestaciones juveniles en París, y los mensajes que transmitían los participantes en las mismas, dieron un sentido de profundidad discursiva al contenido impreso en las instalaciones de MM, y fortalecieron sus luchas dialécticas y visuales contra la dictadura del capital, y el dominio alienante de la cultura estadounidense.

MARIO MERZ Y SU RELACIÓN CON LA NATURALEZA

El término artificial no forma parte del recorrido propuesto por el Palacio de Velázques de Madrid, itinerario que despliega las construcciones de Merz con la intención de exhibir el imaginativo universo de este amante de los elementos orgánicos, con los que consagró la deformada faz de la Madre Gaia.

Piezas tan determinantes y celebradas como El Iglú de Giap y la desconcertante Che Fare? alimentan el decorado propuesto por el comisario Manuel Borja-Villel (Director del Museo Centro de Arte Reina Sofía de Madrid), y permiten viajar a finales de los sesenta, cuando gente de la relevancia de Jannis Kounellis, Richard Serra y Joseph Beuys se unieron a Merz, para vestir con telas sociales el llamado Arte Povera.

Mario Merz
Mario Merz sentó cátedra, con sus esculturas inspiradas en la sencillez

La aparente sencillez formal de las instalaciones del creador milanés se convierte en la inesperada protagonista de El tiempo es mudo (título de la muestra del Palacio de Velázquez), como una heroína capaz de plantar cara a la parafernalia de una modernidad basada en la ostentación y la vacuidad.

El fuego, el agua, el rayo, las flechas, la iconografía voluntariamente primitivista, las mesas ritualizadoras, el nomadismo y los animales ancestrales son solo algunas de las estaciones por las que pasó el arte de Merz, y donde las ideas del escultor transalpino adquirieron la perspectiva de lo eternamente humano.

Nota.- El tiempo es mudo estará en el Palacio de Velázquez de Madrid, del 11 de octubre de 2019 al 29 de marzo de 2020.

Más información, entradas y horarios

https://www.museoreinasofia.es

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