Marina Abramovic visita España
Marina Abramovic es la protagonista absoluta de una extensa muestra sobre su trabajo, montada por el CAC de Málaga.
Actuar sin por ello aprenderse texto alguno. Comprometerse a dialogar con el público desde el posicionamiento de la ruptura más absoluta. Acercarse a la retina del espectador con la libertad de proponer un juego radical y rebelde, nunca sujeto a las normas plásticas o culturales establecidas.
Así es como los precursores del arte conocido como performance establecieron con tinta invisible su manifiesto constitutivo, a principios de la década de los sesenta.
Un grupo de revolucionarios devenidos de corrientes como el Dadaísmo y el Fluxus (muchos de ellos pupilos confesos del experimentalismo escénico de Antonin Artaud) que acuñó con sus coreografías voluntariamente amateurs una disciplina que en estos días ocupa salas museísticas, y es objeto de estudio en universidades y escuelas.
La holgura del performance ha acogido desde su nacimiento a diferentes nombres más o menos resaltables del panorama artístico, de Andy Warhol y su The Factory a Bruce Neuman.
Pero dentro de esa pléyade de renovadores con la cámara a punto, quizá la figura de Marina Abramovic (Belgrado, Serbia, 1946) sea la que más ha mantenido el vigor con sus piezas en movimiento.
El trabajo de esta creadora balcánica es tan extremo como estimulante; siendo sus conexiones fundamentales las evocaciones renacentistas, enfocadas directamente hacia un cuerpo (el suyo) en continuo estado de sufrimiento y de devastación estructural.
Un currículo audiovisual, esculpido por el dolor asociado a las contradicciones sociales, que estará presente en el CAC de Málaga (Calle Alemania, s/n) hasta el próximo 31 de agosto.
MARINA ABRAMOVIC HACE HISTORIA VIVA
Holding Emptiness es el título de la muestra que alberga la institución andaluza, y que levanta pilares de sudor y epidermis al socaire del experto Fernando Francés.
Paisaje esforzado y agónico en el que Marina Abramovic luce su talento entre sombras, que marcan las distintas etapas evolutivas de una fémina con personalidad de heroína candente, capaz de emocionar y perturbar con las acciones cotidianas de una rutina en estado de emergencia.
A modo de testimonio revelador sobre la existencia de la compatriota de Djokovic, la exhibición comienza su mensaje con la exitosa y dura serie titulada Rhythm. Un compendio de grabaciones realizadas a principios de los setenta, en el que una entonces joven Marina se dedicaba a cortarse literalmente los dedos con cuchillos intercambiables.
Una obsesión por dañar la falsa comodidad del ser humano que siguió presente en sus trabajos con su compañero Ulay (Frank Uwe Laysiepen), con el que rozó el nirvana de la desesperación a través de obras como Relation in Time.
No obstante, si hay algo que vierta savia de madreselva en Holding Emptiness, eso es el jugo de la energía contestaría, entendida tanto en sus silencios como en sus posicionamientos más violentos.
Fuerza centrífuga que sirve a esta dama de los paraísos deformados para desplegar sus opiniones respecto a la religión (Anima Mundi: Pietà); la intelectualidad de lo políticamente correcto (Art Must Be beutiful, Artist Must Be Beautiful); la unión inseparable de la carne y el alma (The Artist Is Present); o la manufactura de objetos singulares y transitorios (Chair For Human Use With Chair For Spirit Use).
Un jardín multimedia que el CAC de Málaga completa con la inclusión de treinta dibujos inéditos producidos por Abramovic, y que la creadora efectuó durante sus viajes a Brasil en la década de los noventa.
Ilógica, brutal, sensible, etérea, sublime, espectral, aguerrida, furibunda, atrevida… Muchos son los adjetivos que pueden asociarse a la carrera de Marina Abramovic.
Colección de etiquetas que la antigua hija de militares es capaz de reafirmar, o de borrar, con el simple plumazo de cualquiera de sus contundentes performances.
Más información, entradas y horarios en http://www.cacmalaga.eu