La Cultura ante todo

Resulta sorprendente que en pleno siglo XXI haya surgido, procedente de las cavernas del pensamiento unilateral y dogmático proclamado por ciertos organismos locales y autonómicos españoles, una marea censora contra algunas obras teatrales y cinematográficas. De Virginia Woolf a Lope de Vega, los autores marginados por políticas intransigentes con la libertad de pensamiento claman por una defensa a ultranza de su derecho a ser disfrutados por el público.

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Censura
“La villana de Getafe”, de Lope de Vega, ha sido retirada del programa de espectáculos de Getafe, por la decisión de un concejal de Vox

La Cultura es, si nos atenemos a la segunda acepción del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, un “conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico“. Si esto es cierto, cualquier manera de coartar en alguna de sus extensiones ese engranaje de pensamientos relacionados entre sí es sin duda un acto de bandidaje, con el que se pone en serio peligro el crecimiento personal de los individuos.

Intentar poner barreras de cualquier signo a los movimientos creativos se percibe como un ejercicio más propio del oscurantismo religioso y totalitarista, que de una sociedad abierta a toda clase de expresiones artísticas, como se supone que es la española. Por eso, retirar de la cartelera determinados textos y espectáculos, simplemente por el capricho autoritario de unos políticos reductores de las máximas de la Ilustración dieciochesca, se antoja como particularmente grave, y retrotrae la memoria de los ciudadanos a episodios demasiado sórdidos de la historia de la humanidad (dentro del territorio español, a la dictadura franquista).

Hace solo nueve décadas, el partido nazi de Adolf Hitler quemó en una amplia pira berlinesa -durante el fatídico 10 de mayo de 1933– todos aquellos libros que el Tercer Reich consideraba indignos de los teutones, a la vez que promulgaba una lista de artistas y creadores calificados como degenerados. Afortunadamente, la realidad actual es todavía muy distinta a la de entonces, pero no resulta baladí empezar a poner remedio, sobre todo para no revivir episodios tan infernales como el citado.

Censura
Una adaptación de “Orlando” ha sido retirada en la localidad madrileña de Valdemorillo.

Las noticias relativas a la cancelación de las funciones de La villana de Getafe, Orlando, Nua, radiografia d’un trastorm y El mar: visión de unos niños que no lo han visto nunca son ejemplos del papel que están ejerciendo los representantes de la fuerza ultraderechista denominada Vox, avalados por el silencio de los políticos del Partido Popular (PP) que comandan los gobiernos municipales, en los que se han producido semejantes actos -bastante retrógrados- en Getafe, Valdemorillo, Palma Briviesca.

La falsa moral, matrimoniada con el cerrojazo institucional, es el pilar de Torquemada en el que se aposentan las razones de los censores, salvo en los casos en los que alegan ilusoriamente problemas con el presupuesto estimado inicialmente para los festejos. Unas excusas pobres en convencimiento; ya que la diversidad en los gustos del público, y en la sociedad en general, reclama que existan espectáculos de cualquier signo y naturaleza.

LA CULTURA DEBE ESTAR POR ENCIMA DE LOS DOGMAS PROHIBITIVOS DE LAS POLÍTICAS REDUCTORAS

¿Qué tienen de molesto Orlando La villana de Getafe, que tanto repele a la ultraderecha? ¿Un simple beso entre dos mujeres es motivo para la retirada del film estadounidense Lightyear de un ciclo de cine vacacional en Santa Cruz de Bezana, en Cantabria? ¿El artificial término de concordia entre los bandos de la Guerra Civil es suficiente pretexto para borrar de los escenarios una obra tan emotiva y necesaria como El mar: visión de unos niños que no lo han visto nunca? Estas preguntas no distan mucho de las que se hicieron los espectadores en la posguerra y la dictadura franquista, cuando asistieron atónitos a los efectos de la tijera en Gilda, coincidiendo con la escena en que Rita Hayworth se quitaba el guante negro de manera insinuante; o en el momento en que la aristocrática Grace Kelly era objeto de una relación incestuosa con el personaje de su marido/hermano caracterizado por Donald Sinden, en Mogambo, todo para tapar con un falso doblaje el adulterio de Kelly con el seductor Clark Gable.

Poner obstáculos a la Cultura es un arma especialmente torpe, carente de ética y de sentido. Una realidad que deberían grabarse a fuego los políticos de la derecha que la están ninguneando; los cuales la consideran como un mero florero turístico, “bonito” mientras se quede en los márgenes establecidos por el gobierno de turno; algo que queda bien en una España en blanco y negro.

Medidas de precampaña como la de anunciar la suspensión del Ministerio de Cultura (según unas desafortunadas declaraciones de Alberto Núñez Feijóo, candidato a presidente del gobierno en las próximas elecciones, que tuvo que rectificar por las presiones comprensibles del sector) o convertir a un antiguo torero en consejero de Cultura en la Comunidad valenciana (Vicente Barrera ocupa tan significativo cargo, por designación del popular Carlos Monzón) son medidas que no ayudan a disipar el miedo a la censura, y a la utilización de ese “conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico” de manera reductora e interesada.

Censura
Lightyear ha sido censurada en una localidad cántabra

Retirar las banderas del orgullo LGBTI+ de los edificios públicos e institucionales comandados por la asociación entre PP y Vox, o solo con el PP al frente (el caso de Madrid), es un indicador bastante elocuente del comportamiento intervencionista de una ideología que niega el progreso, y que no acepta la diversidad de género ni las obras que la proclaman.

Dentro de ese terreno libertario, y defensor de las diferencias en todos los ámbitos de la existencia, es en el que Virginia Woolf diseñó sus textos voluntariamente alejados de las estrictas normas dictadas en su época, valedoras de un mundo abiertamente machista y patriarcal.

Volver atrás sería un error.

El antídoto contra los que aman las hogueras culturales es propagar la palabra y la genialidad creativa de Lope de Vega, Oscar Wilde, García Lorca, Safo de Mitilene, Petronio, Luis Cernuda, Truman Capote, Tennessee Williams, Antonio Gala

Nota: El hashtag #stopcensura se ha puesto en marcha para denunciar las prohibiciones artísticas y culturales gestionadas por las políticas restrictivas de Vox, en todos los territorios amparadas por el paraguas silencioso y cómplice del Partido Popular (PP). 

 

 

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