Patrick Wilson, otra vez en el Más Allá
El protagonista de "Expediente Warren" regresa a la saga de "Insidious", esta vez como actor y director de la quinta entrega. "La puerta roja" es el sugerente subtítulo del ingenioso nuevo capítulo de la terrorífica franquicia ideada por James Wan y Jason Blum, en 2010. Un film en el que Patrick Wilson y Rose Byrne despliegan el demoniaco universo al que tienen acceso los Lambert.
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Patrick Wilson sintió que debía dar un paso adelante, cuando en 2020 le llegó la oportunidad de dirigir y protagonizar el último episodio de Insidious. Debutar como cineasta con una historia que había llegado a su currículo de actor en 2010 parecía el vehículo ideal con el que probar nuevas experiencias profesionales, y afrontar mayores retos que los de prestar su físico para hacer creíble un papel. Por eso otorgó a Blumhouse Productions su respuesta afirmativa, antes de que otro se le adelantara, o de que saliera ganadora la idea de mezclar en un crossover los desquiciados escenarios de Insidious y Sinister (un proyecto que estaba en la mente de los responsables de la franquicia, debido a la necesidad de explotar en las taquillas sendas series de terror).
Tras ajustar algunos problemas de agenda, Wilson se obsesionó con recuperar el espíritu de Insidious, exhibido en las dos primeras partes, donde la familia Lambert intentaba escapar de los espectros caricaturescos que plagaban sus pesadillas hogareñas; mientras la eficaz Elise Rainer (encarnada con brillantez y frescura por Lin Shaye) realiza sus sesiones de contacto con el Más Allá, para impedir una posesión duradera y difícil de salvar.
El guionista Scott Teems (Halloween Kills), a partir de un relato pensado por el imaginativo Leigh Whannell, es quien dotó a la quinta película de la saga de un argumento atrayente y revitalizador. Una trama que enlaza directamente con la segunda entrega, para evitar hacer referencias a las dos cintas menos laureadas de la pentalogía.
Rodada en Morris County, en la ciudad de Nueva Jersey; Insidious: la puerta roja se beneficia del estilo y la efectista parafernalia de los dos primeros títulos, cuando la música chirriante y los maquillajes macabros eran los auténticos dominadores del horror casi teatral, que desplegó James Wan. Una técnica que se inspiraba en las producciones japonesas del género de fantasmas y en el clásico El exorcista (William Friedkin, 1973), donde los sonidos mezclados con desconcertantes cambios de intensidad provocaban más sustos en el patio de butacas que un monstruo creado por ordenador, o mediante maquetas inverosímiles y barrocas.
PATRICK WILSON QUIERE QUE INSIDIOUS VUELVA A SER UNO DE LOS REFERENTES DEL TERROR DEL SIGLO XXI
El misterioso laberinto sobrenatural sobre el que se sustentan los dos capítulos iniciales de Insidious vuelve a ejercer su influencia en el desarrollo del guion en este quinto capítulo, evocado a través de los viajes astrales en los que se embarcan los personajes principales. Ya en la cinta original de 2010, la alusión a la puerta roja era una constante, como una manera de referirse a un universo de sadismo sin límites, con la existencia de un demonio demasiado poderoso como para ser derrotado por un grupo de personas tan vulnerables como los Lambert y su amiga vidente.
Tal es la fuerza de ese cosmos de infiernos eternos, que diez años después de los acontecimientos narrados en Insidious 2, los fantasmas asesinos siguen acechando a los Lambert.
Al comienzo de La puerta roja, Dalton Lambert (Ty Simpkins) está a punto de irse a la universidad, pero algo impide que el joven pueda emprender una nueva y más placentera existencia. El regreso del lado oscuro de su niñez hace que él y sus padres tengan que luchar para derrotar de una vez por todas a lo que esconde tras la puerta roja; aunque la revelación de lo que encuentran sea una sorpresa complicada de digerir y de aceptar.
Patrick Wilson asume el reto de devolver su ADN escénico a una saga que había perdido fuelle a lo largo del tiempo. Una empresa para la que ha contado con un competente equipo de técnicos, los cuales inventan un desquiciante túnel del terror, en el que las referencias góticas confieren un aspecto peculiar y creíble a un film que únicamente intenta mantener la tensión desde el principio.
Para ello, la música de Joseph Bishara (La Llorona) es esencial, como guía elocuente de los diferentes efectos audiovisuales que contiene el film. Un método heredero de la época del cine mudo, que tiene la misión de despertar las neuronas de los espectadores, a los que se les avisa de que algo muy horroroso va a suceder a golpe de fotograma.
Nota: Insidious: la puerta roja tiene previsto su estreno en España a partir del próximo 21 de julio.
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