Hans Magnus Enzensberger pone rasgos al final de La Segunda Guerra Mundial

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Capitán Swing edita el libro "Europa en ruinas", una recopilación de testimonios recogidos entre 1944 y 1948
Capitán Swing edita el libro “Europa en ruinas”, una recopilación de testimonios recogidos entre 1944 y 1948

Visto a lomos de un vehículo del ejército aliado, el Viejo Continente no podía ocultar su olor a escombros. El aroma insalubre de la muerte manchaba los sobacos de la cuna del Renacimiento; mientras la tierra padecía halitosis con hedor de  odio entre pueblos, y de podredumbre sepultada por toneladas de miembros calcinados. Sin embargo, cuando Alemania capituló el 7 de mayo de 1945, la mayoría de los supervivientes prefirieron olvidar el dolor; borrar de su memoria los campos de exterminio; y ocultar bajo el barniz de las pesadillas incomprensibles los bombardeos masivos a hogares y hospitales. El filósofo y escritor germano Hans Magnus Enzensberger (Kaufbeuren, Baviera, 1929) tan solo era un chaval durante la época del ascenso del Nazismo; pero su experiencia como participante inconsciente en las Juventudes Hitlerianas le ha marcado a lo largo de toda su existencia. Fruto de esa necesidad por saber qué es lo que ocurrió en ese lustro apocalíptico surgió el libro Europa en ruinas: Relatos de testigos oculares de los años 1944 a 1948. Un texto de autoría coral, que entona su discurso de veracidad traducido al español, de la mano de la editorial Capitán Swing.

La retina de los que realmente estuvieron en el infierno El shock ocasionado por los millones de cadáveres hizo que el despertar de los participantes en la contienda fuera lento y confuso. Apertura de ojos que primero se tiñó con la consigna de la negación; y, luego, acabó atrapada en la telaraña de los análisis generalistas, orquestados por los estudiosos. No obstante, sí hubo un material in situ al que hasta el momento no se le había prestado excesiva atención, y que plantea cuestiones sustanciales tales como: ¿qué es lo que presenciaron los que surcaron las cenizas de Dresde, los que abrieron con los soldados las puertas de Auswitch, los que miraban para otro lado mientras los judíos eran metidos en vagones carentes de luz y de la más mínima brizna de aire fresco? No resulta una falacia determinar que existe más conexión con la verdad en las páginas infantiles de El diario de Ana Frank que en cualquiera de las innumerables enciclopedias relativas a La Segunda Guerra Mundial. Esa asfixia que alumbra las palabras del relato de la niña masacrada (ese lienzo que cobra vida a través de los trazos del directo sin maquillaje) es lo que pretende recrear Enzensberger en esta magna obra; donde deja el auténtico protagonismo a los periodistas y los corresponsales, a los escritores renombrados y a las voces anónimas que pretendían escapar del horror. Las páginas de Europa entre ruinas se elevan por encima de la frialdad de los juicios de los expertos, y toman el alimento de los artículos de primera mano (redactados por el pulso frenético de los que grabaron en su retina las campañas encendidas y los escombros candentes). Un fuego de pasión y ansiedad por narrar las sensaciones inmediatas que formó un lienzo demoníaco de párrafos e imágenes, firmado por profesionales como la enérgica Martha Gellhorn (quien se unió al frente italiano poco tiempo después de contraer matrimonio con Ernest Hemingway), el también norteamericano Ed Wilson, el arquitecto y pensador suizo Max Frisch o el activista sueco Stig Dagerman (quien acudió al conflicto en calidad de enviado especial del diario Expressen). Envueltos en la vorágine destructora de un continente en llamas, estos aventureros de la información fueron fieles reproductores del salvajismo humano, de hombres que se comportaban como los lobos hambrientos a los que aludió el filósofo Thomas Hobbes. Hitler y sus correligionarios sacaron lo peor de los descendientes de Adán y Eva, y lo masificaron hasta límites de psicopatía colectiva. Criminalidad en connivencia, que nada ni nadie no consiguió amortiguar; y a la que vuelve Hans Magnus Enzensberger, para reflexionar sobre los cimientos de esta Europa de crisis económicas y uniones entre Estados: una vetusta dama a la que -no obstante- aún le huelen los sobacos a verdades a medias. Más información en http://www.capitanswinglibros.com/catalogo.php/europa-en-ruinas

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