Chantal Akerman, far and close
Chantal Akerman presenta en Madrid “Maniac Shadows“, una amplia exposición multimedia que la directora belga despliega en la galería capitalina Elba Benítez.
Los visionarios siempre suelen estar tildados con la sentencia de las ideas adelantadas a su tiempo. Sin embargo, ¿qué hacer si el artista ha nacido demasiado tarde?
La cineasta Chantal Akerman (Bruselas, 1950) entraría de lleno en ese grupo de creadores, cuyos trabajos guardan un imán con las estaciones pretéritas.
Una cualidad que convierte las obras de la compatriota de Tintín en especiales bobinas de celuloide, como elaboradas en un tiempo donde el Séptimo Arte se podía mover por impulsos fantásticos e ingeniosos, sin por ello tener que exiliarse voluntariamente de las salas de exhibición.
Hoy en día, con las políticas francotiradoras contra la salud libertaria del invento de los hermanos Lumière, la Nouvelle Vague tendría muy difícil alumbrar el genio irreductible de gente como François Triffaut, Alain Resnais, Claude Chabrol o Jean-Luc Godard.
No porque no exista similar energía talentosa en los nuevos realizadores, sino por las trabas administrativas con que las manifestaciones culturales ven normalmente castradas sus ansias de elevar el vuelo.
No obstante, Akerman (pese a no haber compartido laureles con los maestros mencionados en el anterior párrafo, más que nada por la diferencia de edad) pudo beneficiarse del espíritu aventurero de los años setenta, y expandir su mirada exploradora subida a los pasos progresivos de tipos como Jonas Mekas, Andy Warhol y Michael Snow.
Un caldo de cultivo que la directora de la excelente movie Jeanne Dielman, 23 quai de Commerce, 1080 Bruxelles ha cuidado a fuego lento con sus grabaciones de arte y ensayo. Y que ahora llega a Madrid ilustrado con las pinceladas exactas de 100 de sus fotografías de la serie Maniac Summer#2, más la instalación Maniac Shadows.
Todos ello ubicado en la Galería Elba Benítez (Calle San Lorenzo, 11) hasta el próximo 26 de julio, dentro del Festival Off-PhotoEspaña 2014.
CHANTAL AKERMAN Y SUS CONTEXTOS
Los contrarios: el interior y el exterior de los espacios visitados, la carcasa y el ánima de los seres con los que trata, las fachadas de los edificios y los habitantes… Esos son los elementos que mejor pueden definir el milimétrico trabajo de la directora flamenca.
Mucho más que una filmmaker encerrada en un simple medio comunicativo, la responsable de La mudanza muestra su coraza de figura inclasificable, siempre motivada por los afectos hacia un universo de sombras desechadas por la corporeidad, como ángeles expulsados de un cuadro celestial en continuo proceso de evolución.
En las obras de Akerman no hay conclusiones explícitas, sino viajes y sueños amortajados por un omnipresente nomadismo.
Lo global se transforma, más allá del objetivo de Chantal, en evocaciones personales y autobiográficas. Hecho que queda patente en la obsesión constante que ésta expresa hacia su madre (una ciudadana polaca de religión judía, que tuvo que sufrir la bestialidad del Nazismo tras su reclusión en el campo de Auschwitz).
Los personajes que conforman los fotogramas revelados por ChA no son en ningún momento fantasmas sin peso específico, ya que las ondas que éstos motivan sí que provocan sensaciones y efectos.
Unas reacciones que a la autora le gusta definir como “círculos concéntricos sobre superficies acuosas“, eternamente sometidos a los juegos entre yuxtaposiciones y elipsis visuales.
Coqueteos con la estética que la admiradora confesa de Jules et Jim vierte en cada plano surgido de su retina, en cada fogonazo de su cámara estática, en cada secuencia deformada por los grises de su memoria…
Más información en http://www.elbabenitez.com