Shock: terapia de choque en el CDN

El Teatro Valle-Inclán de Madrid acoge las sensaciones freudianas de "Shock (El cóndor y el puma)".

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Shock es una inteligente interpretación del libro "La doctrina del shock", de la periodista canadiense Naomi Klein
Shock es una inteligente interpretación del libro “La doctrina del shock”, de la periodista canadiense Naomi Klein

Shock surge de una necesidad de clamar contra los controles mentales carentes de cualquier posibilidad de resistencia; de la urgencia para denunciar los sofisticados métodos diseñados por los poderes fácticos, para anular la resistencia humana ante medidas que la razón colectiva calificaría de inaceptables. Unos recursos de ambigua legalidad a los que, según la periodista canadiense Naomi Klein, se ha acudido con bastante frecuencia a lo largo del siglo XX y de lo que llevamos del XXI en diversos lugares del planeta, siempre con intereses diferentes y resultados masificadores.

Cuenta la autora de La doctrina del shock, que el psiquiatra Ewen Cameron trabajó en connivencia con la CIA, para insertar comportamientos colectivos en las personas de a pie. Tales ideas, sometidas a complicadas terapias de choque, actuaron de manera activa en falsas sensaciones de resiliencia poblacional; destinadas a aceptar sin controversia o rebeldía las medidas restrictivas más agresivas; por ejemplo, las propugnadas por las teorías del capitalismo salvaje que imperaron en el período de la reciente crisis económica.

La Guerra de las Malvinas, los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, el tsunami de Indonesia de 2004 o el huracán Katrina fueron algunos de los terribles acontecimientos en los que Klein vio pruebas evidentes del uso soterrado de los métodos elaborados por Cameron y la CIA.

En el apartado segundo del citado texto, la periodista norteamericana fijaba su atención en el golpe de estado llevado a cabo en Chile, el 11 de septiembre de 1973. Y es precisamente este sangriento y trágico suceso el que ha inspirado la creatividad de Albert Boronat, Andrés Lima, Juan Cavestany y Juan Mayorga, para dotar de cuerpo escénico las tenebrosas sinuosidades dramáticas de Shock (El cóndor y el puma).

Shock tiene la magia del teatro documental e intorspectivo/ Foto: CDN
Shock despliega la magia del teatro documental e intorspectivo/ Foto: CDN

Andrés Lima es el encargado de dirigir la coreografía purulenta e infernal que esconden las secuencias de Shock: un tapiz de declaraciones golpeadas con la resistencia hacia el nihilismo y la obediencia, que goza de un reparto compuesto por Ernesto Alterio, Ramón Barea, Natalia Hernández, María Morales, Paco Ochoa y Juan Vinuesa.

SHOCK Y LA FILOSOFÍA DEL ENCUBRIMIENTO

En 1990, el novelista argentino Ariel Dorfman relató en La muerte y la doncella la pesadilla sufrida por una ciudadana chilena, cuando descubre -bajo una apariencia diferente- a su torturador. Esta víctima había intentado silenciar en su cabeza (aunque, sin éxito) los gritos que quemó en la diminuta celda a la que fue condenada durante un tiempo interminable, a la vez que había insistido en distorsionar el abismo sentimental y físico causado por las continuas violaciones y palizas a las que fue sometida. Ella se convirtió en testigo directo de las atrocidades cometidas por Augusto Pinochet y sus seguidores; y padeció en primera persona los efectos del aterrador método psicológico basado en el dolor y la tortura.

Shock (El cóndor y el puma) escarba en semejantes medidas de infernales hilos, llevadas a cabo por Pinochet y su camarilla; las cuales no tenían otro propósito que el de enmudecer a los disidentes, y evitar así los focos de resistencia a su política del terror.

Shock tiene un carácter freudiano que la acerca a una variante singular del teatro del absurdo
Shock tiene un carácter freudiano, que la acerca a una variante singular del teatro del absurdo/ Foto: CDN

Andrés Lima recoge parte de las siniestras sensaciones dejadas tras las actuaciones en la sombra de Pinochet y sus subalternos, para elaborar una obra existencialista y casi freudiana; en la que es posible encontrar puntos de similitud con una suerte de teatro del absurdo, basado irónicamente en el surrealismo de lo vivido.

De esta manera, lo que queda sobre el escenario es un macabro baile de máscaras agrietadas por la sinrazón de los poderosos, cuya máxima significancia estriba en que los seres humanos lleguen a conocerse un poco mejor, e identifiquen las numerosas mentiras orquestadas desde la cúspide de los que controlan el destino de los pueblos.

Nota.- Shock (El cóndor y el puma) estará en el Teatro Valle-Inclán de Madrid, del 25 de abril al 9 de junio de 2019.

Más información, entradas y horarios en

https://www.cdn.mcu.es

 

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