Agnieszka Holland y la inmigración
Agnieszka Holland (Europa, Europa) presenta "Green Border": una emocionante película en blanco y negro, que narra los problemas de un grupo de inmigrantes ilegales, para llegar a la ansiada Unión Europea. El film. el cual está dividido en varios capítulos, recrea los diferentes puntos de vista de los protagonistas: una familia y una mujer afgana que sufren para cruzar la frontera entre Bielorrusia y Polonia, un militar polaco, los miembros de una organización humanitaria y una mujer concienciada con ayudar a los maltratados inmigrantes ilegales.
Agnieszka Holland estaba ansiosa por introducir su cámara en la espesura boscosa y atemorizante de la frontera entre Bielorrusia y Polonia, animada por la intención de reflexionar sobre la falta de solidaridad institucional del país con capital en Varsovia, asumida silenciosamente por el resto de las naciones que componen la burocratizada Europa de los veintisiete.
La directora de Mr. Jones tenía claro desde el primer momento que Green Border debía mostrar un planteamiento impactante, sin medias tintas y profundamente emotivo, siempre en consonancia con las extensiones frondosas que comprenden los numerosos kilómetros de alambre de espino que separan el país gobernado por Alexandr Lukashenko (Bielorrusia) y el comandado por Andrzej Duda (Polonia).
En ese vasto territorio misterioso y amenazador, una familia de origen sirio y una mujer afgana intentan alcanzar la salvaguarda de una Unión Europea ilusoria, que identifican con un organismo plurinacional acogedor y pacífico, capaz de impedir que los perseguidos pierdan la vida, como ocurre frecuentemente en sus distintos lugares de origen.
Sin embargo, ni las autoridades de Bielorrusia ni de Polonia dejan a los inmigrantes procedentes de Oriente Medio y de África adentrarse en sus ciudades y pueblos. Así, los protagonistas de la cinta experimentan el odio y el dolor, a manos de unas fuerzas militares cuyas consignas son las de tratar con agresividad a los que entran en sus respectivos territorios sin las credenciales debidas. Una actitud que debería chocar contra los valores de humanidad y de acogida -cada vez más utópicos- de la Unión Europea.
Un blanco y negro dramatizado y tenebroso acompaña cada capítulo de esta historia descarnada y directa. Este efecto visual permite a Holland plantear cuestiones éticas determinantes, y que entroncan fuertemente con la política tibia de Bruselas respecto a la inmigración ilegal, y a la asunción sin fisuras del estatuto de los refugiados procedentes de dictaduras sangrientas y de gobiernos homicidas y represores.
El efectivo reparto de rostros poco conocidos que protagoniza la movie permite considerar Green Border como una obra verosímil y contundente en su mensaje. Una tesis que se sustenta con mayor explosividad a través de la milimétrica disección que realiza la cineasta polaca ; y que dota de coherencia y contenido a las distintas existencias que se entremezclan en los aterradores bosques que comprenden los pasos fronterizos entre Bielorrusia y Polonia.
AGNIESZKA HOLLAND DIVIDE EL RELATO CORAL DE “GREEN BORDER” A TRAVÉS DE LOS DISTINTOS FOCOS HUMANOS IMPLICADOS EN EL PROCESO MIGRATORIO
La trama de Green Border representa la pesadilla que viven cada día las miles de personas que se aventuran a alcanzar los territorios europeos, desde los más diversos puntos del planeta.
Provenientes de Siria, la familia que aparece en primer término llegan por avión a Bielorrusia, con la esperanza de encontrarse con un pariente que reside en la lejana Suecia. Junto a ellos, una mujer afgana anhela entrar en Polonia, para solicitar asilo político en la tierra de Chopin, tras huir apresuradamente de los talibanes.
Tanto la familia (con tres niños pequeños) como la mujer afgana quedan perdidos en la espesura boscosa que separa Bielorrusia y Polonia, después de que les abandone el hombre que supuestamente les iba a pasar a las extensiones libres de la UE.
Una vez en la frontera de espino, los inmigrantes intentan penetrar en el país presidido por el inflexible Duda, pero son capturados por los soldados polacos y entregados nuevamente los bielorrusos. De esta manera, en una zona de nadie, los hambrientos y cansados viajeros agonizan frente a la deshumanización de las fuerzas militares y policiales.
Precisamente, uno de los guardianes fronterizos polacos es el protagonista del segundo segmento. Este militar es un individuo joven, que espera un hijo; el cual está alienado por la propaganda que los altos mandos vierten a los guardianes fronterizos con respecto a los inmigrantes ilegales.
Según los citados jefes, los que intentan traspasar el alambre de espino son criminales infiltrados por grupos terroristas, cuyo su único objetivo es destruir el bienestar de las naciones a las que se dirigen. Esto invita a los soldados y policías a utilizar una violencia bestial, que aplican contra mujeres, niños, ancianos y hombres desarmados, sin poder de resistencia.
Después de ilustrar estos dos extremos de la ecuación migratoria, tienen su espacio los activistas, quienes están muy limitados por las leyes y las autoridades locales. Entre ellos destaca la presencia de una psicóloga, que se pone a ayudar porque cree en la solidaridad del ser humano.
Con todos estos argumentos, Green Border elabora una tesis inteligente y demoledora, que alienta al cuestionamiento del comportamiento en política de migración de la UE; unos discursos con diferente vara de medir, en función de que el refugiado provenga de un país europeo o de que la cuna de los peticionarios de refugio esté ubicada en un lugar de pobreza extrema.
La película de Agnieszka Holland debería servir para pensar un poco en qué tipo de Parlamento europeo quieren los componentes de la UE (sobre todo, en vista de las elecciones del próximo domingo) Los modelos se concentran en una Unión Europea que criminaliza y expulsa a los inmigrantes que no encajan en su programa de proyección económica, o en una Unión Europea más sensible y empática con los que sufren en sus propias carnes unas realidades cuyo destino final es la muerte.
La alternativa la deciden los votantes…
Nota: Green Border llegará a las salas españolas el próximo 7 de junio.