Noda Tetsuya, Japón en la cámara
Noda Tetsuya inunda la sala 94 del British Museum con sus escenas costumbristas, en la muestra “Contemporary Japanese Prints“.
El hombre es la medida de todas las cosas, incluso en su vida más rutinaria.
Muchas veces, los grandes temas respecto a la existencia simplemente se hallan muy incrustados en el interior de los herederos de Adán y Eva, sepultados por innumerables capas de civilización, normalmente impuestas por la tibia y polivalente idea del progreso.
Ante ese ataque de los formalismos trascendentales a los comportamientos anónimos, lo que don Miguel de Unamuno bautizó como intrahistoria se defiende creando símbolos de veracidad: simples y contundentes, compartidos y esclarecedores.
Noda Tetsuya (Uki, Kumamoto, Japón, 1940) ha hecho de esas escenas de alcoba y comedor el leitmotiv de su carrera artística, currículo de espejo permanente en el que la sociedad de las miradas rasgadas puede contemplar su evolución, de 1968 hasta la actualidad.
Un ejercicio de conocimiento global que igualmente se debería practicar en Occidente, parte del planeta aterida en este siglo XXI a unos hábitos de conducta no muy distantes de los que siguen sus hermanos nipones, desintegrados por una dependencia tecnológica que confluye en la uniformidad más absoluta.
Y, para comprobar la solvencia de los parecidos constatados, el British Museum ha programado la exposición Contemporary Japanese Prints. Noda Tetsuya’s ‘Diary’ Series, que estará en la urbe del Big Ben hasta el próximo 5 de octubre de 2014.
NODA TETSUYA INMORTALIZA A SU CLAN
Las veintidós piezas que cuelgan de las paredes de la sala 94 de la institución londinense vienen a ser como una plasmación sin biombos de lo que cineastas como Yasujiro Ozu expresaron en sus grabaciones costumbristas, a veinticuatro fotogramas por segundo. Trabajos que dieron como resultado documentos fílmicos tan perfectos en su cotidianidad como Un cuento de Tokio (1953).
En la citada película, el magistral director se acercaba al derrumbe del ideario del pueblo japonés, ocurrido al finalizar La Segunda Guerra Mundial.
Sin el apego a las tradiciones imperialistas que había presidido su día a día, confundidos y golpeados por el efecto de la bomba atómica, los protagonistas más ancianos del largometraje se debatían entre una modernidad difusa y unas raíces que ya se encontraban enterradas por los miles de muertos caídos en la contienda bélica.
Las visiones de Noda no son tan dramáticas o pesimistas como las tratadas por Ozu, ya que el creador comenzó sus series en 1968, cuando los ecos de lo acaecido entre 1939 y 1945 eran un simple flashback demasiado espinoso como para ser recordado.
Sin embargo, la obra de este heredero del arte ukiyo-e (impresiones policromadas que tuvieron su época de esplendor entre los siglos XVII y XIX, durante el período Edo) no es de los que se quedan en la literalidad absoluta, ya que exhibe su rutina con múltiples significados agazapados tras sus líneas.
Tres son los niveles que ofrece el estilo de este excepcional y misterioso fotógrafo con alma de artista plástico (sobrino del pintor Noda Hideo).
El primero está relacionado con el significado de sus secuencias suspendidas en nieblas inexistentes, que remiten a la brevedad del tiempo.
Por su parte, el segundo escalón está unido a la utilización de determinados colores, siempre reproducidos en función del mensaje sensitivo, como un complejo puzle destinado a generar los estados de ánimo buscados por Noda.
Mientras que el tercer paso queda reservado a la cuidada técnica utilizada por el creador, consistente en el uso de bloques cromáticos separados entre sí, los cuales dibujan tinturas sobre papel washi manufacturado.
Elementos que adquieren profundidad a través de la manipulación de las fotografías, con el objetivo de elaborar cuadros íntimos y personales.
Gente que lee el periódico, niños que hacen sus deberes escolares, individuos sesteando con los acordes de una tarde veraniega, máscaras faciales con las muecas de la felicidad autoimpuesta, paisajes con sudor en las axilas y cocinas atestadas de vegetales…
Estos temas han hecho de los diarios de Noda Tetsuya un baluarte radiográfico de generaciones enteras de japoneses.
Aunque, por añadidura, también de millones de europeos, americanos, oceánicos, asiáticos, africanos…
Más información, entradas y horarios en http://www.britishmuseum.org