Michel Houellebecq imagina cómo será Francia en 2022
Michel Houellebecq presenta “Soumission” (Grupo Flammarion), una obra que versa sobre el figurado triunfo de un candidato musulmán en las elecciones a la Presidencia de la República gala.
El destino se disfrazó de macabra casualidad, para modelar el 7 de enero de 2015.
Cual pincelada espectral, el día señalado en la agenda por la editorial Flammarion para poner a la venta el último libro del singular Michel Houellebecq (cuya trama corre pareja a un hipotético presidente de la República Francesa de religión musulmana), se convirtió también en la triste jornada en la que varios trabajadores del semanario parisino Charlie Hebdo fueron asesinados por un grupo de supuestos terroristas islámicos (quienes también acabaron con la vida de dos policías).
Precisamente, la destrozada publicación satírica tenía pensado dedicar una página al escritor nacido en la Isla de Reunión. Amarga ironía mediatizada por las balas de los criminales enmascarados, que dispararon sin compasión al corazón de la libertad de Prensa.
“Soumission” es el contundente título escogido por el autor de “Las partículas elementales” para dotar de vida a la citada novela, en la que el compatriota de Zola cuenta el ascenso al Elíseo de un señor llamado Mohammed Ben Abbes, líder del ficticio partido Fraternidad Musulmana.
La acción sitúa al lector en el país de La Marsellesa durante las elecciones de 2022, época en la que el otrora enfant terrible de las letras francas enmarca esta distopía camusiana; con la que el prosista, poeta y ensayista isleño hincha las velas de su más reciente y sulfúrico barco de palabras aguerridas.
MICHEL HOUELLEBECQ Y EL PESIMISMO SOCIAL
El futuro se torna oscuro en las páginas elaboradas por MH. A través de la voz en off de un profesor universitario bautizado como François, el texto describe un mundo de inspiración orwelliana, en el que cualquier intento por salirse de las consignas gubernamentales activa la represión de las fuerzas del estado.
En medio de este angustioso ecosistema, la lucha por preservar el pensamiento sin bridas ni bocado lleva las de perder. Motivo por el que el protagonista se refugia cada vez más en las tesis -un tanto depresivas- del maestro del desencanto conocido como Joris-Karl Huysmans (1848- 1907).
A lo largo de “Soumission“, políticos como el socialista François Hollande, la ultraderechista Marine Le Pen, el centrista François Bayrou y el demócrata Jean-François Copé aparecen por el relato como cansados convidados de piedra, carentes de capacidad de decisión e impotentes para luchar contra el dominio absoluto de la esfera pública promulgado por Abbes.
Afilada y desnuda en intenciones y estilo, la prosa de Houellebecq muestra en el texto la actitud desafiante de un writer al que le gusta ponerse voluntariamente en el ojo del huracán, y que siempre se ha definido como aventurero de ficciones diversas; nunca animado por el propósito de que sus opiniones -fuera del ámbito meramente literario- se entiendan como elementos subversivos o de incitación real.
Como surgida de las tesis de extranjería de Albert Camus o de las habitaciones selladas por la alienación colectiva de George Orwell, “Soumission” vuela alto con el viento de la imaginación; todo para dibujar un porvenir atado al hormigón controlador de la libertad, ahorcado por las dictaduras que astillan las posibles controversias, y que castran la otredad.
Tales hebras configuran una tela de tenebrismo gótico, en la que el discurso del narrador francés retrata sin complejos los miedos de cualquier sociedad contemporánea. Reflexiones mucho más profundas ante hechos tan escalofriantes como el sucedido en la redacción de Charlie Hebdo.
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