La Bohème celebra la Navidad en Madrid
El Teatro Real ofrecerá el 25 de diciembre una representación de la ópera compuesta por Giacomo Puccini.
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La Bohème surgió como un sueño de sueños, como una nostalgia de juventudes pasadas, como un cuadro sin líneas concluyentes y con pigmentos anhelantes de genialidades en esbozo.
El frío en los huesos de los artistas en ciernes ilustró a Giacomo Puccini para concebir una de las óperas más recordadas de cuantas conforman el género del bel canto: cuatro actos en los que condensó los recuerdos de su período como estudiante en Milán, inspirado por la grandeza dramática y ambiental del romántico folletín publicado por Henri Murger entre 1845 y 1849, bajo el título de Scènes de la Vie Bohème.
El Teatro Real de Madrid estrenó la obra en 1900; y, 117 años después, el coliseo capitalino recurre nuevamente a los mundos resquebrajados de los personajes que conforman el cuerpo humano de La Bohème, para celebrar con el público la fecha en la que se conmemora el nacimiento de Cristo: el 25 de diciembre (Navidad).
Al calor de los turrones y el mazapán, los espectadores recibirán la tragedia apasionada de la modistilla Mimí y del poeta Rodolfo, mientras la escarcha congela las esperanzas de un grupo de seres atenazados por la amargura y las ansias de triunfar.
Encerrados en una buhardilla decimonónica del París de la década de 1840, donde Puccini situó la acción del libreto; los diferentes tipos que pueblan La Bohème declaman ante los madrileños del siglo XXI su borrachera existencial, ensalzada por las voces protagónicas de Anita Harting/ Yolanda Auyanet (Mimí) y de Stephen Costello/ Pietro Pretti (Rodolfo).
LA BOHÈME RECUPERA SU ESENCIA LITERARIA
En origen, la novela en la que se basa la historia de La Bohème fue una publicación por entregas, que mantuvo en ascuas a los lectores de El Corsario entre 1845 y 1849.
Con cada fascículo, los amantes de los relatos tocados por los azares antagónicos con las felicidades artificiosas encontraron un pretexto ideal para sufrir con la relación condenada de Rodolfo y Mimí.
Esas sensaciones las ha intentado recuperar Richard Jones con el montaje que presenta el Teatro Real de Madrid.
A modo de una escenografía dirigida en espíritu por Puccini, el veterano director concibe un decorado cambiante, cuyas mutaciones se ven claramente desde el patio de butacas. De esta manera, la acción pasa de la buhardilla del Barrio Latino parisino al local en el que se reúnen los bohemios, o a las calles oscuras y amenazantes de una Ciudad de la Luz sumida en las sombras del hambre y la penuria, sin interludios de telón ni desconexiones preparatorias.
Como atrezo igualmente visible también se puede contemplar a lo largo del espectáculo un gran cañón de nieve artificial, que trabaja sin descanso para ambientar el periodo invernal en el que transcurre la trama.
Tales elementos han sido incluidos por Jones para enlazar el montaje de La Bohème con su ADN literario, y con los experimentos que el propio Puccini llevaba a cabo en sus estrenos; los cuales estaban destinados a primar la épica de las arias y los acompañamientos musicales, más que aspectos supuestamente tangenciales, como el de la ocultación de los cambios de escenario.
Dentro de ese engranaje, las eternas composiciones del creador italiano siguen provocando el mismo vértigo emocional que antaño, con una Mimí sacrificada por su amor incondicional hacia el talento famélico de Rodolfo. Notas de sufrimiento acelerado que el Teatro Real activa con la colaboración de la Orquesta y Coros de la Comunidad de Madrid (ORCAM), dirigida para la ocasión por el maestro Paolo Carignani.
Nota.- La Bohéme estará en el Teatro Real de Madrid hasta el 8 de enero.
Más información, entradas y horarios en
Tráiler de La Bohème, por el Teatro Real de Madrid
