Jorge Molist: “En el fondo, el ser humano no ha cambiado en quinientos años”

El autor barcelonés descubre en The Living Culture Magazine las claves de su último éxito literario: la novela "Canción de sangre y oro" (Editorial Planeta).

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Jorge Molist (en la imagen) es uno de los escritores españoles más leídos en el género de la novela histórica/ Foto: Jesús Martín
Jorge Molist (en la imagen) es uno de los escritores más leídos en España, dentro del género de la novela histórica/ Foto: Jesús Martín

Jorge Molist es un autor de pretéritos corpóreos; en los que los personajes reales se mezclan con los inventados, dentro de escenarios diseñados con las herramientas propias y precisas de los orfebres de las palabras.

Las tramas de las novelas de este creador directo y elocuente suelen contener amores secretos, aventuras en contextos épicos, traiciones de altos vuelos, y mujeres y hombres capaces de lo mejor y lo peor.

Esas sensaciones de activos moldes vuelven a estar presentes en el desarrollo de Canción de sangre y fuego (Editorial Planeta): la obra con la que Jorge Molist ha obtenido el Premio Fernando Lara 2018, y que representa el regreso a la actualidad literaria del escritor de La reina oculta, después de un lustro en absoluto silencio.

El argumento de este ambicioso trabajo tiene lugar en la conflictiva Europa del siglo XIII; con Constanza de Sicilia como protagonista destacada, desde el momento en que la princesa isleña contrae matrimonio con el futuro Pedro III de Aragón, enlace oficiado cuando la hija de Manfredo I contaba únicamente con trece años de edad.

TLCM: Antes que nada, enhorabuena por las buenas cifras en ventas y por el premio. Eso debe dar mucho ánimo para continuar…

Jorge Molist: Sí, y si encima premian tu trabajo, pues ya es estupendo. Además, el desarrollo de esta trama y la investigación de este libro me han llevado bastante tiempo, porque quería profundizar en la época antes y después. Esto ha generado que llevara cinco años sin publicar. Con el tiempo, la gente te olvida un poco; y un premio como el Fernando Lara de novela te ayuda a sacar de nuevo la cabeza en el mundo literario.

Otro punto a favor es que el libro vaya tan bien en un país como este, en el que los índices de lectura no son muy halagüeños…Y además, la mayor parte de los datos están extraídos sobre todo de las ventas de la novela en papel.

– (Se queda un momento pensativo, aunque sin perder la sonrisa) Parece que el mercado se mantiene. El libro físico se mantiene, y eso es importante; sobre todo, porque creo que es un elemento muy romántico. Soy un fan del libro físico, aunque también me tengo que informar y buscar a través del ordenador. En la mayoría de las ocasiones, las grandes crónicas las tienes por medio del ordenador, y no las puedes conseguir físicamente….

Una cosa que también llama la atención es que una obra histórica, como Canción de sangre y fuego, tenga tanta aceptación, sobre todo en una nación donde los planes de estudio no benefician precisamente a las Humanidades…

– Últimamente parece que está más en boga la novela policiaca. Sin embargo, esos son ciclos. La novela histórica estuvo, está, y estará. Si coges los primeros libros de la historia, estos son históricos: La Iliada, La Odisea, La Eneida, El Cantar de Roldán… Todos ellos son históricos en sí. La cuestión histórica está ahí y continuará, con sus más y sus menos. (Calla un instante para puntualizar) Y si coges La Biblia, también es histórico.

Jorge Molist estuvo cinco años investigando los hechos que narra en "Corona de sangre y oro"/ Foto: Jesús Martín
Jorge Molist estuvo cinco años investigando los hechos que narra en “Corona de sangre y oro”/ Foto: Jesús Martín

¿No resulta extraño que la mayoría de los mejores hispanistas sean británicos y no españoles?

– Sí, es chocante. Ese fue mi caso. Fue leyendo a un británico, Steven Runciman, cuando descubrí una historia de mi país que me sonaba, pero que básicamente ignoraba. Y a partir de ahí, me puse a investigar; y ese fue el germen de Canción de sangre y oro. ¿Cómo podía ser que un británico me estuviera contando mi historia, que a mí no me habían contado; y, además, una historia tan apasionante como esa? A partir de ahí, me puse a trabajar a fondo; y me llevó bastante tiempo rebuscar en historiadores modernos y antiguos… en las crónicas de Jerónimo Zurita… A todos esos… (Bebe un poco de su refresco, mientras dirige el asunto hacia nuevas coordenadas). Está bien que los historiadores modernos hagan desarrollos sociales y económicos de los hechos; pero, en el fondo, lo que te da la anécdota y el color es lo que te da el pulso del tiempo, más que los estudios teóricos de los historiadores. Es mejor ir al cronista de la época, para enterarte de cómo él la vivió; y eso es lo que da un verdadero valor al pasado.

JORGE MOLIST: “PARA ENTERARTE DE LO QUE SUCEDIÓ EN EL PASADO, ES MEJOR CONSULTAR A LOS CRONISTAS DE LA ÉPOCA”

¿Qué es lo que te atrajo exactamente del argumento de Canción de sangre y oro?

– Hombre, primero es que es una historia mediterránea. Y, además, no deja de ser el eterno relato de David contra Goliat. Es el relato de un tiempo donde Francia, apoyada por el papado y el papado apoyado por Francia, se está extendiendo para construir un gran imperio en el Mediterráneo, a través de Carlos de Anjou, que viene a ser el antagonista de la novela. Pero Francia era diez veces más potente que la Corona de Aragón en esos momentos. Poco a poco, esa alianza de Francia con el papado, contra las herejías e imponiendo la ortodoxia a sangre y fuego, fue arrinconando a la Corona de Aragón. Y lo que cuento es cómo un reyezuelo, considerado con poco poder, fue capaz de revertir la situación; y derrotar a rivales mucho más fuertes que él. Es una historia muy seductora, la de David contra Goliat.

El texto, aunque se encuadra dentro del género histórico, mezcla ingredientes diversos, como la aventura, el romanticismo, el thriller cortesano… ¿Esto hace la novela más interesante de cara a los lectores?

– Sí, bueno, como la vida. La vida tiene muchas facetas. Antes que de cualquier género concreto, la novela tiene que ser novela. Luego, ponle la etiqueta que quieras; porque tienes personajes que tocan muy hondo. A mí me gusta trabajar en especial los personajes femeninos, porque tienen matices más ricos que los masculinos; y son capaces de transmitir mejor las emociones y los sentimientos que es, en definitiva, lo que debe tener una gran novela: sentimientos que lleguen al corazón. Te pueden contar el qué; pero, si no te llega, no haces nada. Creo que esa es la gracia que debe tener una gran novela, alcanzar una corporeidad física a través de los personajes.

¿Por qué decidiste contar la trama a través de Constanza de Sicilia?

Constanza, como dices, es el hilo conductor de toda la aventura. Además, la situación de una niña que se enfrenta a lo desconocido, y tiene que abandonar todo lo que ama…(Interrumpe el razonamiento) Esto era común en la Edad Media, y creo que transmitía mucho el tema de las emociones y la experiencia vivencial de esta mujer histórica. Es un personaje muy rico y muy interesante. También me permitía que los ojos de una niña, o casi niña, describieran la situación: un nuevo país, su propio marido… Ella construye todo el entorno, todo el contexto, y todo el escenario…

Jorge Molist ha escogido a Constanza de Sicilia como la voz principal para narrar "Canción de sangre y oro"/ Foto: Jesús Martín
Jorge Molist ha escogido a Constanza de Sicilia como la voz principal para narrar “Canción de sangre y oro”/ Foto: Jesús Martín

¿La fórmula de mezclar realidad y ficción, que usas normalmente en tus escritos, no puede ocasionar problemas de verosimilitud a la narración?

– Para eso tienes que investigar bastante, y meterte en la época. Por eso es bueno ir a los cronistas de ese tiempo, aunque te cuenten los hechos con una lengua a veces bastante indescifrable. Yo me encontré con algunas palabras que no tienen un equivalente actual, y las tuve que intuir. Pero, poco a poco, vas tomando el pulso; te vas imbuyendo sobre cómo pensaba esa gente, de las cosas que contaban, y que te pueden chocar… A partir de ahí, cuando tienes todas las referencias y estás metido de lleno; por poca empatía que tengas, ya eres capaz de desarrollar los personajes. Han cambiado las formas, pero el fondo del ser humano no ha cambiado. Podemos continuar siendo salvajes, lo que pasa es que estamos educados, y ejercemos nuestro salvajismo de otra forma. Las emociones y los principios humanos son muy semejantes. Si vemos a alguien que piensa de distinta forma a nosotros, ya no le quemamos en una hoguera, hay un debate… Pero el fondo del ser humano, que sirve para construir los personajes, no ha cambiado en 500 años, ni en 3.000.

El protagonismo de Constanza también hace pensar en el papel de las mujeres a lo largo de la Historia, muchas veces silenciado por la acción directa de una sociedad férreamente patriarcal…

– Los personajes femeninos han contado mucho en la Historia. Una mujer de carácter entonces funcionaba como una mujer de carácter ahora. Lo que ocurre es que lo socialmente aceptable entonces era distinto a lo que es en la actualidad. La madre de Pedro III (Violante de Hungría) fue la que causó, por ejemplo, los problemas que luego hubo con el Reino de Mallorca y de Aragón. Causó eso y doblegó a su marido, Jaime I el Conquistador… Aquí, en este libro, tienes a Constanza que, con su insistencia, logró que su marido hiciera lo que hizo. Podrían tener una acción más indirecta, pero las mujeres eran protagonistas como ahora. Lo que pasa es que, de nuevo, entraban en juego las formas en que se expresan. Suria es un personaje de ficción, pero representa cómo eran las mujeres almogávares. Las mujeres almogávares, por ejemplo, estaban obligadas a luchar también, aunque tradicionalmente lo hicieran los hombres. El cronista Ramón Montaner cuenta sobre los almogávares en Grecia que, en una ocasión, los hombres se fueron con sus naves; y las mujeres tuvieron que derrotar al enemigo que intentó conquistar el territorio ante la ausencia de los varones.

También es una lástima que Suria haya tenido que ser un personaje inventado, aunque fuera a partir de hechos conocidos sobre las mujeres almogávares…

Suria es de ficción, porque la Historia no refleja a la gente pequeña, a la gente humilde. Los suele representar como masas sociales, pero no de manera individual, como a los reyes y a los papas…

Otra de las presencias potentes en Canción de sangre y oro es la de Pedro III. ¿Cómo has conseguido trazar un retrato tan humano?

– Bueno, Pedro III, apodado el Grande, por desgracia solo reinó nueve años. Primero, porque su padre murió muy anciano; y, segundo, porque murió aparentemente de tuberculosis. Y digo aparentemente, porque fue uno de los pocos cuya tumba no fue profanada por los franceses; por lo que sí pudieron hacerle la autopsia. Fue un tipo muy audaz, y tenía una gran faceta humana. Esto es en cuanto a comprensión, pero también era alguien muy audaz y lanzado. Supo manejar muy bien una situación realmente complicada, porque tenía en su reino gente que se odiaba entre ellos eternamente; y fue capaz de embarcarlos en una aventura que al principio parecía suicida. Una aventura consistente en enfrentarse con Carlos de Anjou, el tipo más poderoso de la época.

JORGE MOLIST: “FRANCIA ES LO QUE ES EN LA ACTUALIDAD GRACIAS AL PAPADO”

Los antagonistas de la historia están identificados con Carlos de Anjou y el Papa Martín IV, ¿realmente eran tan maquiavélicos y sanguinarios como aparecen en el libro?

– Desde los cronistas de la época, hasta dos siglos más tarde con Zurita, y hasta con los historiadores modernos…. (Sonríe) Tú lees a Steven Runciman y siente admiración por Pedro III; y dice que tanto Martín IV como Carlos de Anjou no hicieron lo que debían hacer, o no lo hicieron bien. Dante Alighieri nació un año después de los hechos que describen la novela, por lo que fue un testigo muy competente de lo que sucedió; y pone a Carlos de Anjou y a Martín IV bastante mal. También dice que el rey de Francia murió huyendo de la invasión que hizo a Cataluña y Aragón, deshonrando la Flor de Lis. Y de Martín IV dice que murió de una indigestión de anguilas, en época en que tenía que estar de ayuno. Canción de sangre y oro reproduce unos unos párrafos de La Divina Comedia, que se refieren a Carlos de Anjou como el Narigudo, mientras que Pedro cuenta que atesora todas las virtudes. Eso ya te coloca un poco en la situación, y distingue entre los buenos y los malos. Obviamente, en Francia la perspectiva es distinta, porque el Papa era francés, como Carlos de Anjou y el rey…

El contexto de tu novela representa a Europa como si fuera un tablero de ajedrez, con una vigilancia constante de los poderes de las diferentes monarquías…

El Papa tenía un poder inmenso para lo que me comentas, porque decía quién se casaba con quién y quién iba a reinar en el futuro. En la época que te digo sí que, por ejemplo, el papa escogió la esposa de Jaime II, siempre entre princesas distantes para no agrandar la influencia de Aragón… (Reflexiona un poco y sonríe)Francia es lo que es gracias a los papas. Y eso viene de la batalla de Muret de 1213, con las cruzadas.

Canción de sangre y oro refleja el comienzo de la apertura de la Corona de Aragón hacia el Mediterráneo y los intereses expansionistas de Francia, pero también se ocupa de la historia de Sicilia. ¿Te ha sorprendido investigar sobre asuntos como el de Las vísperas sicilianas?

– Es curioso, porque hay comentaristas que dicen que en ese tiempo… que la mafia se nutrió de hechos como esos. O sea, que dentro del carácter siciliano ya había dos cosas: la conspiración y la vendetta. La gran matanza de franceses, que es lo que se conoció como Las vísperas sicilianas, fue una vendetta por las ofensas causadas. Luego, hay opiniones y analistas con otros pareceres; porque las matanzas eran muy corrientes en esos años. Matanzas, hambrunas y pestes.

¿Qué te ha resultado más complicado a la hora de elaborar la novela?

– Casar los hechos históricos. Tengo una cierta obsesión por la precisión. Me puedo pasar investigando durante mucho tiempo. Y, muchas veces, hay versiones distintas e incluso contrapuestas de un mismo suceso. A pesar de que es una novela, me gusta ser lo más preciso posible dentro de mi trabajo. Esto me ha resultado complicado con personajes como, por ejemplo, una de las amantes de Pedro III, que podía ser siciliana, catalana o aragonesa… Vete tú a saber. No había datos al respecto, y estos detalles son  los que te llevan a cierta complicación.

Jorge Molist suele preferir los personajes femeninos a los masculinos/ Foto: Jesús Martín
Jorge Molist suele preferir los personajes femeninos a los masculinos/ Foto: Jesús Martín

¿Cuál es el método de trabajo con el que te sientes más cómodo? 

– Yo construyo los personajes conforme voy aprendiendo sobre ellos. No hago primero la novela y luego voy a ver qué ocurrió. Primero me ocupo de lo que sucedió, estudio los protagonistas; y luego hago la novela. De alguna forma, dejo que los personajes surjan, los resucito; y les doy un carácter que tuvieron según lo reflejado en las crónicas de la época. Luego también me entero de datos adicionales. Por ejemplo, cuando terminé la novela, me enteré de que Pedro III se tuvo que empeñar cuando era infante, porque los gastos de su mujer eran excesivos; y su padre (Jaime I) tuvo que pagar algunas facturas a su hijo. Pero esto encajaba perfectamente con lo que había escrito porque, ya te digo, voy construyendo los personajes conforme aprendo de ellos.

Constanza es retratada en el texto con una entereza que podría parecer increíble en la época actual, incluso en los ambientes regios. En tu opinión, ¿han cambiado mucho las casas reales?

– En esa época, las princesas eran criadas para el matrimonio, y no conocían otra cosa. Las criaban para ser reinas a la antigua, como fue nuestra reina de aquí, no la actual. Es lo mismo que pretendía en Reino Unido la reina Isabel con Lady Di. (Se queda un momento en silencio) El oficio de reina era eso. Ya lo pone la novela, cuando dicen “tú no has nacido para ser feliz, has nacido para ser reina”. El tipo de princesa y reina que pongo en la novela ha durado hasta el siglo XX. Es el papel que debían desempeñar; luego te das cuenta también de que, cuando una mujer tiene el poder, tiende a comportarse como cuando lo detenta un hombre.

¿La Europa de entonces se parece en algo a la Europa actual?

– Creo que Europa ha cambiado mucho, aunque hace menos de un siglo que continuaban matándose entre ellos. Solo por eso, por la creación de un concepto unitario de Europa, ya ha cambiado. El poder acostumbra a estar ligado a la economía, y tenemos como gran motor económico a Alemania. Francia lo era, pero ha aflojado un poco. Quien paga, manda.

En el siglo XIII, el concepto de España parecía un tanto abstracto, ¿cuál crees que era el sentimiento de unidad nacional que existía en la época en que vivió Pedro III?

– Distintos territorios tienen distintas características. En la época que trato en el libro no existía la España que entendemos ahora, pero sí existía España. Había un concepto de España. Los cronistas de la época hablaban de luchar por el honor de España. Entonces, existía el concepto de nación, con una cierta unidad; no política, pero sí como comunidad. Es lo mismo que Italia existía antes que Garibaldi. Éramos españoles, aunque fuéramos catalanes, aragoneses o castellanos.

JORGE MOLIST: “DE ENTRE TODOS LOS PERSONAJES ESCOGERÍA EL DE SURIA”

De todos los personajes del libro, ¿con cuál te quedarías?

– Quizá escogería a Suria, porque es la rebelde dentro de un grupo de gente rebelde; como eran los almogávares, que se atrevieron a enfrentarse a la sumisión del pobre frente al rico. Yo me apunto a eso. Los campesinos en esa época estaban esclavizados; mientras, en las ciudades, ya surgía una cierta clase libre, como los artesanos y los burgueses. Pero en el campo había gente sometida a distintos poderes: la Iglesia, el rey y los nobles. Y el hecho de la rebelión de alguien… Me apunto a eso.

¿Cómo se despertó en ti el interés por escribir?

– Yo vivía en un barrio muy pobre en Barcelona, en el Raval. Era ya un lugar de inmigración entonces, y el entorno ya era de por sí bastante duro. Y un día, mi padre –yo tendría unos diez años– me llevó a la biblioteca pública, en el hospital de San Pau. En la sección infantil descubrí un mundo maravilloso. Desde Julio Verne, a Salgari, Enid Blyton, los cómics de Tintín… A partir de ahí, no te puedo decir cuál me influyó más. También estaban los libros de Bruguera, que cada cierto número de páginas te ponían dibujos…

Hubo un tiempo en que te dedicaste a vender libros, ¿cómo fue estar al otro lado del negocio editorial?

– (Sonríe abiertamente) Era una forma de vender libros… Un verano, porque durante mis estudios de ingeniero industrial a mí lo que me rentaba eran las clases particulares, no tenía pasta para irme de vacaciones; y me metí en la aventura de vender libros. Eran de historia del cine… El más popular de la época era uno de la historia sexual… Me pagaban unas quinientas pesetas al mes, más comisiones. Pero pasé mi verano sin vender un solo libro, aunque resultó una experiencia. Para mi consuelo, los otros vendedores tampoco vi que colaran ninguno.

Imagínate que un día una productora de cine o de televisión se interesa por comprarte los derechos de Canción de sangre y fuego. ¿Tienes algún director o actores que te gustaría ver en el proyecto?

– Mira, yo creo que son oficios distintos. Obviamente, que le metan mano a tu obra, te toca muy en tu interior. He visto algún caso, que se ha hecho una película de una novela donde el autor ha querido participar en los detalles; y ha salido una castaña de narices, a pesar de que la novela era bastante buena o aceptable. Si alguna vez me aparece eso, cosa muy difícil porque la adaptación costaría un fortunón, lo que yo debería hacer es apartarme; y dejar que los profesionales hicieran su trabajo.

Jorge Molist ha intentado dotar de carne y hueso a todos los personajes de "Canción de sangre y oro"
Jorge Molist ha intentado dotar de carne y hueso a todos los personajes de “Canción de sangre y oro”

Más información en

https://www.planetadelibros.com/editorial/editorial-planeta/8

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