Jon Batiste reina en los Grammy
El artista de Louisiana se alzó anoche con el Grammy al mejor álbum, por el disco "We Are" (Verve Records): una obra carente de géneros musicales concretos, y estimulada por experiencias sonoras diversas y letras de contenido social. Un trabajo que parece diseñado para viajar a los pasados del jazz profundo y del r&b a lo Motown.
Jon Batiste no podía creer el reconocimiento de la academia de la música estadounidense, cuando anoche subió a la tarima del MGM Grand Garden Arena de Las Vegas. para recoger el galardón correspondiente al mejor álbum del año por su excelente fresco vivencial, que lleva por título We Are (Verve Records).
Pese a las once nominaciones con las que partía de inicio, el creador nacido en Louisiana no se veía claro favorito, sobre todo cuando equilibraba fuerzas con competidores tan populares como Justin Bieber, H.E.R. y Doja Cat. Sin embargo, la propuesta callejera y suburbana de Batiste le propició una jornada inolvidable, con cinco premios y el aplauso generalizado del público y la crítica. Toda una hazaña para este amante del jazz de nueva hornada, inspirado por la estela imperecedera de tipos de eternidades expansivas como Stevie Wonder, o la dama del rythm and blues Mavis Staples (quien colabora en We Are).
De la manera descrita, y casi de tapadillo, Jonathan Michael Batiste se unió a la californiana Olivia Rodrigo, en el palmarés de los vencedores en la entretenida e imaginativa gala de los Grammy; la cual desbancó en interés artístico a la ceremonia de los Oscar, con su apuesta por los números de corte clásico, y los viajes subliminales a los pretéritos del tecnicolor deslumbrante y del satén hasta en las cortinas del baño.
En medio de un show semejante, la música de Jon Batiste se ajustó sin estridencias a los citados escenarios, con sus notas alimentadas por la carencia voluntaria de géneros férreos, y sus letras sustraídas de los problemas que el artista contempla en el día día de la nación de las barras y estrellas, sin censuras inspiradoras que silencien sus exploraciones melódicas.
JON BATISTE TRIUNFA CON SU LÍRICA COMPROMETIDA SOCIALMENTE
Las trece canciones que componen el curso narrativo y dramático de We Are sitúan el disco en una órbita poco habitual en los tiempos que corren, dominados normalmente por la mercadotecnia resultona. De los estribillos épicos del corte titulado We Are a los rapeos acelerados de Whatchutalkinbout y Boyhood, la pasión progresiva es lo que determina la evolución melódica del Cd. Un sentimiento que emulsiona las diferentes atmósferas que Batiste se preocupa por imantar a lo largo de cada estrofa.
Entre los temas introducidos por el músico de Nueva Orleans en su octavo trabajo de estudio se pueden localizar alusiones a la pandemia del coronavirus, al #blacklivesmatter y a los bestiales asesinatos de George Floyd y Breonna Taylor, ambos ocurridos a manos de agentes de la policía, en los Estados Unidos gobernados por Donald Trump. Estos asuntos quedan expuestos por líricas que generan un caleidoscopio de ritmos contagiosos, en los que pervive el fervor militante hacia el jazz fantasioso que JB ha fortalecido a lo largo de su brillante discografía.
Ese compromiso social se conjuga en los temas de We Are con un elemento juguetón e impulsivo, que recuerda a las variaciones del Stevie Wonder de los años gloriosos de la Motown, o a las improvisaciones geniales de talentos como Ray Charles y Wilson Pickett. Ingredientes proteicos que quedan enfatizados con contundencia a través de temas tan poderosos como Tell the Truth; track que parece sacado de la época de los setenta, con sus alteraciones de graves y agudos y su apelación a los estribillos incendiarios y demoledores (siempre necesarios).
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