Hideo Yokoyama, thriller en Tokio

El antiguo periodista de sucesos del Jomo Shimbun sorprende en España con la edición de "64" (Salamandra): una extensa novela de misterio policiaco, que se ha convertido en la primera obra del autor en ser traducida al inglés.

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Hideo Yokohama
Hideo Yokoyama muestra una gran versatilidad, a la hora de presentar la extensa galería de personajes que componen “64”

Hideo Yokoyama es un escritor de procesos laberínticos a la antigua usanza; estimulado más por ofrecer multitud de detalles a través de abigarradas descripciones, que por garantizar giros gratuitos en sus narraciones de carácter sociológico.

Arropado por el pertinente disfraz de un obsesivo retratista de universos sombríos, el antiguo informador activa su singular proceso de contextualización, para fotografiar a base de palabras el paisaje polivalente de 64 (Editorial Salamandra): un decorado de ambiciones intestinas, poblado por un grupo de personajes atenazados por cadenas demasiado pesadas, como para actuar de manera libre y eficaz.

Con semejantes ingredientes, 64 desarrolla un peculiar sentido del thriller, bastante alejado de la concepción tradicional de la literatura occidental. Lo que da como resultado un estilo detectivesco mucho más cercano a los parámetros de las descripciones decimonónicas y de principios del siglo XX, que a las búsquedas efectistas que defienden los narradores dominados por la ejecución de lenguajes voluntariamente audiovisuales.

Yokoyama prescinde de los atajos directos y simplistas, a lo largo de la enrevesada trama de la que es su obra más conseguida hasta el momento; y sustituye las sorpresas continuas propias del abandono a las reglas mercantilistas, por un esqueleto heterogéneo de tipos con naturalezas diferentes y antagónicas, los cuales presentan profundas heridas abiertas por pasados cuestionables. En definitiva, una brillante pintura coral, que pone de relieve los agrietados resortes que mueven los engranajes de las fuerzas de la ley en la prefectura D, dentro de la capital japonesa.

Hideo Yokoyama
Hideo Yokoyama construye un detective descreído y convincente, llamado Yoshinobo Mikami

¿Se puede apostar por un final abierto, en una novela que supuestamente debería centrar su atención en la investigación policial? Esta pregunta acompaña a cada página y capítulo de 64; aunque, al final, tal cuestión pierde su importancia inicial, adormecida por la sobriedad expositiva y el ritmo mortecino que esgrime Yokoyama. Una solución que revela fielmente el interés del compatriota de Junichiro Tanizaki, al que no le preocupa en exceso la resolución del brutal crimen que da origen al argumento.

HIDEO YOKOYAMA CAMBIA LA REGLAS

La acción de 64 arranca en la más fiel tradición del thriller anglosajón de hornada contemporánea, con un suceso impactante y sangriento. En este caso, se trata del secuestro y el posterior asesinato de una niña. Durante el tiempo que dura la investigación, nunca se encuentran indicios del culpable; y el caso es finalmente cerrado, sin la ansiada encarcelación del criminal.

Tras estos antecedentes, la verdadera trama empieza catorce años después de los hechos descritos, y sitúa la acción en 1989. En ese momento es cuando Yokoyama introduce la figura del detective Mikami: un hombre atormentado por la desaparición de su hija, y por el consiguiente derrumbe de su relación matrimonial. Un profesional veterano y acomplejado, el cual debe enfrentarse a un nuevo secuestro, cuyas trazas son muy similares a las ejecutadas por el terrible crimen ocurrido en 1977, y que cubrió de vergüenza el cuerpo en el que trabaja.

Hideo Yokoyama
Hideo Yokoyama no se preocupa de resolver el misterio que da origen a la trama de “64”

Estas coordenadas dan aire a Yokoyama para diseñar un volumen compacto y verosímil, que funciona mejor como reflejo costumbrista y analítico de los procedimientos de la policía tokiota, que como thriller especialmente escalofriante y sorpresivo,

Pese a que el autor no parece empeñado en recrear un lenguaje especialmente ligado a su identificación audiovisual, se atisba una cierta similitud entre la vulnerabilidad y dureza de Mikami con algunas de las desconcertantes interpretaciones del sólido actor Takeshi Kitano. Algo que contribuye a enriquecer las variantes psicológicas de una obra que atrapa a los lectores desde la primera línea.

Otra de las posibles fuentes de inspiración para el vasto relato de Yokoyama se encuentra en la sutil relación, que existe entre el suspense activo de 64 y las atmósferas misteriosas que suele construir el maestro Haruki Murakami. No en vano, el título de 64 (en realidad, es seis cuatro, y remite al último año del período Showa, que va de 1926 a 1989) es bastante parecido en intenciones al de 1Q84, del citado Murakami.

Nota: Hideo Yokoyama tardó una década en terminar 64. Tiempo en que el escritor sufrió un ataque leve de corazón. Al final, la novela apareció en las librerías japonesas en 2012.

Más información en

https://www.megustaleer.com/editoriales/salamandra/SD

 

 

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