Hannibal afila sus incisivos para aterrorizar desde la pequeña pantalla
El canibalismo gastronómico y un retorcido sentido del determinismo social contribuyeron a que el psicópata creado por Thomas Harris, apellidado Lecter, se convirtiera en una auténtica leyenda de la industria audiovisual. Cuatro películas sellaron el crédito cinematográfico de la impactante historia de este degustador de filetes de trabajadores del censo: un calcetín argumental al que ha dado la vuelta el responsable narrativo de Héroes (el imaginativo Bryan Fuller), para transformarlo en un serial de trece capítulos.
Desde su estreno en 1991, con El silencio de los corderos de Jonathan Demme, el facultativo abonado a lo del “quid pro quo, agente Starling” ha dado para engrosar muchas cuentas corrientes, merced a los diagnósticos culinarios que ofrecía en su clínica transformada en improvisado matadero. Con el rostro del galés Anthony Hopkins (lo del título de Sir y su querencia a la nacionalidad estadounidense mejor dejarlo para las cabeceras del cuore) por bandera, el personaje logró situarse como uno de los más terroríficos de los últimos años en todas las listas elaboradas al efecto (solamente Norman Bates y Darth Vader le pudieron disputar el cetro).
Pero Fuller no pretende quedarse en los límites impuestos por la pluma de Thomas Harris (autor de la trilogía literaria en la que se basaron las películas relativas a HL), sino que lo que ha hecho ha sido dejar planear sus dotes creativas para generar un material totalmente inédito, vehículo activo que involucra al mencionado Lecter y al agente del FBI Will Graham. La docena más una de entregas semanales en la que se ha estimado el proyecto daba demasiada tralla en clave de thriller para quedarse únicamente con los textos impresos; motivo más que comprensible para que el fogueado guionista televisivo se embarcara en esta epopeya de fantasiosos tintes, en la que el eje de coordenadas estaba dictado por elementos tan adictivos como los de la psicopatía, la antropofagia, el maniqueísmo entre bondad y maldad, las persecuciones laberínticas y unas pizcas de infiernos pretendidamente realistas.
A modo de una versión telúrica de Mentes criminales y Profiler, Hannibal se centra en la carrera del joven Will, un especialista de las fuerzas federales que sabe sacar partido a su capacidad para desplegar la empatía necesaria con los criminales más peligrosos. Las emociones, por sangrientas que sean, son el caldo de cultivo para el trabajo de este defensor de la ley, cuya carrera se ve extrañamente reforzada al detener al maquiavélico doctor Lecter.
No obstante, pese a modificaciones en el tema central con respecto a los relatos estrenados en las salas cinematográficas, la presencia del amoral seguidor de Freud y Jung nominado como doctor Lecter se erige como leitmotiv final del conjunto de los capítulos, partes de un mismo puzle con las que la NBC ha levantado un caudal de rumores, destinado a beneficiar la puesta de largo de una de las producciones más esperadas por el grueso de una audiencia tan heterogénea como cuantiosa. A tal efecto, la cadena se muestra más que cauta respecto a la información que trasciende a los periodistas y fans; aunque lo que sí se ha podido filtrar es el nombre de los actores que se barajan como protagonistas: el del inglés Hugh Dancy y el del danés Mads Mikkelsen.
Dancy está siendo testado por mentado canal público de USA para encarnar al esforzado Will Graham. Sin mucha experiencia en filmes del género policiaco con psicópata incluido, el actor nacido en Straffordshire hace treinta y siete primaveras tomará el testigo -si se confirma oficialmente su contrato- de Edward Norton (quien hizo el papel del miembro del FBI en el largometraje El dragón rojo, de Brett Ratner) y de William Petersen (Grisom se colgó la chapa de Graham en Hunter, de Michael Mann).
Por su lado, Mikkelsen es el que tiene el encargo más complicado: hacer olvidar la meritoria interpretación de Hopkins como Hannibal Lecter. La mirada de la estrella de El hombre elefante para la trilogía cinematográfica fue de las que prendieron en la memoria del personal, un clásico que está bien presente desde su primera aparición en 1991. Y eso a pesar de que el no menos efectivo Brian Cox ya se había probado la misma camisa de fuerza y careta que Hopkins en Hunter. Con una carrera en el mercado anglosajón plagada de colaboraciones de naturaleza mucho más oscura que las efectuadas por Dancy, Mads Mikkelsen –alumbrado en Copenhague hace cuarenta y seis otoños- no debería tener problemas en hacer verosímil su nueva piel, sobre todo si repite los buenos resultados obtenidos por su caracterización como el enemigo de James Bond, en Casino Royal.
2013 es, por el momento, la temporada que se ha puesto como más factible para estrenar Hannibal; sin embargo, a día de hoy nadie puede descartar que los financieros de la NBC decidan exhibir por separado el episodio piloto; todo para comprobar si Lecter sigue acreditando el mismo tirón en la pequeña pantalla, que el mostrado en sus aventuras proyectadas en las salas. En caso de que la acogida sea buena, las generaciones del tercer milenio ya podrán alimentar sus pesadillas con un caníbal doctorado haciendo de las suyas en los tiempos digitales. No obstante, por mucho que se actualice la historia cocinada por Harris o Fuller, a Hopkins nadie podrá quitarle el mérito de haber sido el más espeluznante para miles de espectadores, en la esforzada tarea de recomendar recetas cuyo ingrediente esencial es la carne humana. Cosas de la maestría consignada.