Glenda Jackson regresa a los escenarios
Glenda Jackson, la mítica protagonista de Mujeres enamoradas y del serial Elizabeth Reina, abandona su escaño en el Partido Laborista para volver a la actuación.
Una versión femenina de El rey Lear, de William Shakespeare, es el texto con el que la intérprete británica espera arrancar aplausos entusiastas del público y de la crítica.
La obra estará en cartel en el Old Vic de Londres, del 15 de octubre al 2 de diciembre de 2016.
Cuando en 1992, Glenda Jackson prefirió encerrarse en la Cámara de los Comunes antes que continuar con su carrera artística, la mujer nacida en Birkenhead en 1936 era una de las damas más respetadas de la escena internacional.
Dos Oscar de Hollywood (por Mujeres enamoradas y Un toque de distinción) acreditaban el talento de la fémina poseedora de una arrebatadora pasión por la verosimilitud de una mirada, por los diálogos precisos, y por las palabras convertidas en poderosas armas de empatía humana.
Pese a no atesorar una belleza tan implacable como la de otras compañeras generacionales, tales como Julie Christie y Nyree Dawn Porter, Jackson robaba planos con la energía de su virtuosismo innato, que desplegaba a la hora de dar vida a un guion o a un libreto. Y con esas estratagemas, la inglesa deslumbró en la piel de aguerridas ladies de naturaleza salvaje y vigorosa como Salomé, Hedda Gabler, Sarah Bernhardt o la Reina Virgen (Isabel I de Inglaterra).
Solamente ella puede saber si verdaderamente mereció la pena renegar de la creatividad inmersa en el maquillaje y los ropajes de los personajes más diversos, para levantar actas de elevada tensión social en el Parlamento. Aunque, lo que no se le puede negar al oficio de la política es que tira mucho del arte dramático, con el objetivo de defender cualquier posicionamiento, por muy peregrino que éste sea.
Pero GJ siempre ha sido una persona de decisiones consecuentes; y, en 2015, la protagonista de El retorno del soldado dijo basta a las traiciones internas del hemiciclo, y a los discursos insuflados con el posibilismo materialista de los hombres de estado. De esta manera, la señora de la otrora cabellera rojiza plantó a sus colegas laboristas con 79 años, para recurrir a su profesión silenciada desde hacía veinticuatro inviernos.
Primero, y para averiguar si no habría perdido el toque mágico de antaño entre tanto postureo parlamentario, la isleña dejó muestras de su versatilidad en un serial radiofónico de la BBC 4 Radio, titulado Blood, Sex and Money. Dramatización inspirada en textos del escritor Émile Zola.
Una prueba que la aún septuagenaria superó con nota, y que le dio la fuerza necesaria para encabezar el elenco de El rey Lear, en el interior del recinto donde las frases ideadas por el Bardo de Stratford-upon-Avon otorgaron magistrales noches, a cargo de virtuosos de la declamación como Laurence Olivier y John Gielgud.
GLENDA JACKSON YA NO SE PONE NERVIOSA EN EL CAMERINO
La directora Deborah Warren (veterana en cuanto a escenificar obras de William Shakespeare) se quedó impresionada cuando arrancó una respuesta afirmativa de Glenda Jackson, ante la arriesgada propuesta de encarnar una de las piezas más amargas y exigentes del autor de Romeo y Julieta.
Una obra de esparto en la que comparecen agujetas sentimentales afiladas y con oxido mórbido, que clavan vómitos de desaliento en el anciano monarca llamado Lear.
Ciego en sus afectos (como su fiel Edmond), el gobernante vaga con su mente trastornada, mientras su reino se divide en medio de las ambiciones, poco gratas a la misericordia, que personifican sus hijas. Tan solo la pequeña de sus herederas, Regan, es la que conserva inalterable el amor hacia su padre, aunque el hombre reniegue de ella por su sinceridad a la hora de proferir sus juicios de valor.
Contrariamente a lo que sucedía en el teatro isabelino (donde los papeles femeninos eran interpretados por varones disfrazados), Warren se acoge a la visión de una mujer, para comprender el sufrimiento del crepuscular Lear. Algo que no es nuevo, y que el año pasado ya tuvo ocasión de ser presenciado en la cartelera española, con la espectacular versión de Nuria Espert, montada por Lulís Pasqual en el Teatre Lliure de Barcelona.
Precisamente, esa exigencia física y visceral que ofrece el envejecido monarca es lo que ha animado a Glenda Jackson para escoger este libreto, cargado de existenciales trazos y regado con lágrimas irrecuperables.
Un retrato de vidas al límite de la extinción, en el que la experta actriz de La increíble Sarah comparte tablas con compañeros tan reconocibles para el gran público como Jane Horrocks (Regan), Clifford Rose (Anciano) y Rhys Ifans (Bufón), entre otros.
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