0
0
El Cascanueces, el ballet ideado por Piotr Illich Chaikovski en 1892, trae a la capital la fantasía imperecedera de esta obra escrita en dos actos, que mezcla con inusitada inspiración la realidad y la ficción. El Teatro Nuevo Apolo acogerá los valses y las danzas imaginadas por el compositor ruso, con las piruetas del Ballet Nacional Ucraniano de Odessa como auténtico cuadro protagonista.
El espíritu de la Navidad siempre ha dado para fábulas de reivindicaciones diversas, todas ellas confluyentes en la necesidad de creer en la espiritualidad de unas fiestas cada vez más mercantilizadas.
Si Mr. Scrooge animaba a los seres humanos a ser buenos y comprensivos, El Cascanueces hace lo propio con los decorados fantásticos como telón de fondo, y la moraleja de que incluso en los objetos más insignificantes existe un componente que les hace especiales: un ingrediente ajeno a las apariencias desalentadoras.
Chaikovski quedó cautivado por el poder enigmático y envolvente que encerraba el cuento de Alejandro Dumas padre y Ernst Theodor Amadeus Hoffman titulado El cascanueces y el rey de los ratones. Por eso, el responsable del ballet de La bella durmiente recurrió a esta historia sobre transformaciones idealizadas para montar su tercer trabajo en el campo de la danza, apoyado en la colaboración de Marius Petipa (libreto) y Lev Ivanov (libreto y coreografías).
A tal efecto, y para ser fieles a la espectacularidad del montaje original, el Ballet Nacional Ucraniano de Odessa imagina un cosmos de piruetas acrobáticas y elasticidades atléticas estampadas en fondos lumínicos, en el que adquieren el cuerpo de los seres de papel un total de cuarenta bailarines.
EL CASCANUECES Y LOS SUEÑOS INMORTALES
Según el cuento de Hoffman, el argumento de la pieza gira en torno a la posibilidad de acceder a los mundos ocultos a los incrédulos ojos de los individuos, sobre todo si estos se hallan movidos por las acciones más ruines. Un universo que pone en primer plano el tránsito de la niñez y la etapa adulta, cuando las fantasías imposibles acaban pisoteadas por el olvido de las sociedades razonables.
Divida en dos actos diferenciados por la identificación real y la inventada, la creación de Chaikovski sigue la existencia de una niña durante la víspera de Navidad. La joven espera sus regalos de esa noche con impaciencia; y, entre los presentes, el Sr. Drosselmeyer le obsequia con un cascanueces vestido de soldado.
La chica está muy contenta con el muñeco, pero su hermano se lo rompe. Ante la tragedia desatada, el Sr. Drosselmeyer arregla el militar inanimado, y le mete un hechizo que le permitirá acceder a la vida. Así, cuando pasan la horas y el reloj avanza hacia la madrugada, el juguete se convierte en alguien de carne y hueso, y acompaña a la protagonista a un mundo de hadas y duendes.
A través de números tan célebres como El vals de las flores y La danza del hada de azúcar, el arte ensoñador del autor de El lago de los cisnes eleva los invisibles brazos de un piano hacia los dominios de los cuentos de hadas.
Todo un itinerario que convierte a la Navidad en un periodo de especial trascendencia, imprescindible en cuestiones de transformaciones mágicas.
Vídeo promocional de El cascanueces por el Ballet Nacional Ucraniano de Odessa, a través de Promoconcert
Más información, entradas y horarios en
http://www.summummusic.com/cartelera
