Eduardo II agoniza en Madrid
Jaime Azpilicueta dirige el texto "Eduardo II, ojos de niebla", escrito por Alfredo Cernuda, en el Teatro Bellas Artes de la Villa y Corte. José Luis Gil encarna al polémico monarca inglés.
Eduardo II de Inglaterra, también conocido como Eduardo Carnarvon, es uno de los monarcas más oscuros de la historia de Gran Bretaña. Portador de múltiples secretos, y catalogado como un gobernador incapaz para proporcionar al adecuado bienestar a sus súbditos, Eduardo II fue un rey maltratado por las crónicas de la época, debido a su incompetencia para protagonizar hazañas gloriosas.
En este sentido, uno de los textos más incisivos -destilado con una inteligente ironía discursiva- fue el elaborado por Christopher Marlowe; en la impecable obra titulada El problemático reinado y la lamentable muerte de Eduardo II, rey de Inglaterra, y la trágica caída del orgulloso barón Mortimer.
Alfredo Cernuda sigue la estela del clásico autor del período isabelino, para reflejar parte de las sospechas y datos más sorprendentes sobre la existencia de este vapuleado gobernante, que se mantuvo en el trono únicamente veinte años (de 1307 a 1327); y cuya muerte es uno de los episodios más espeluznantes de la historia de Inglaterra. A través de estas figuradas interiorizaciones, de tono casi shakespereano, el dramaturgo asturiano ha confeccionado Eduardo II, ojos de niebla: la pieza que ocupa el interior del Teatro Bellas Artes de Madrid, desde el pasado 9 de septiembre.
“Lo más interesante, y quizá perturbador que refleja la obra, es su tremenda actualidad, siete siglos después, el ser humano continúa señalando a los diferentes, ya sea por la raza, las creencias o las pasiones ajenas“, reconoce Cernuda, sobre un argumento que se adentra en la intimidad de un hombre dominado por sus deseos, al que no le perdonaron su fragilidad en cuestiones de estado.
José Luis Gil (el singular presidente de la comunidad de vecinos de la serie Aquí no hay quien viva) es el intérprete encargado de meterse en los huesos del huidizo Eduardo Carnarvon; un trabajo que le permite alcanzar los extremos emocionales de un personaje que se consume a marchas forzadas, aislado en sus propios sentimientos, y traicionado por todos los que le rodean.
Junto a Gil, Ana Ruiz (El hombre de arena) se encarga de caracterizar a la implacable Isabel de Francia, la esposa de Eduardo: una mujer herida por la homosexualidad de su cónyuge, que no desea ser apartada de la corona por los que conspiran para desgajar Inglaterra en favor de sus ambiciones nobiliarias y dinásticas.
EDUARDO II Y SU AMOR PERSEGUIDO
Ojos de niebla recrea con fantasía la extraña relación que Eduardo II mantuvo con el joven Hugo Le Despenser: el hijo y heredero del conde de Winchester. Según la historia, este individuo entró en la corte por medio de su matrimonio con Leonor de Clare (sobrina de Eduardo II).
La atracción del monarca hacia el nuevo componente del entorno palaciego fue instantánea y salvaje; lo que no gustó nada al poderoso Piers Gaveston (el cual detentaba los favores del mandatario, hasta ese momento), ni al maquiavélico y sibilino Roger Mortimer, barón de Wigmore (amante de la reina).
Una sucesión de escenas violentas y diálogos hirientes tienen lugar en el constreñido escenario, que evoca las oscuras estancias de la residencia regia. Un decorado de iluminaciones precisas y profundas, donde las sombras fantasmales y pétreas del siglo XIV adquieren un protagonismo virtuoso; y en el que las frases ideadas por Alfredo Cernuda palpitan en las acciones de cada uno de los roles que ocupan la tarima del Bellas Artes.
Considerado como uno de los gobernantes más incompetentes de Inglaterra (solo basta con recordar la derrota con las tropas escocesas de Roberto I Bruce, en la batalla de Bennockburn), Eduardo II fue destronado por Isabel de Francia y Roger Mortimer, en 1327; y encerrado en el castillo de Berkeley, para ser ejecutado de manera bestial.
El texto de Cernuda reproduce los acontecimientos citados, con la sana y voluntaria intención de psicoanalizar la mente de este monarca inestable y perseguido por sus tendencias homosexuales; al que no le sintió bien el poder. Un gobernante que se mostró imposibilitado para dar la espalda a sus pasiones y vulnerabilidades. Elementos que Ojos de niebla incluye de manera determinante y visionaria.
Nota: Eduardo II, ojos de niebla estará en el Teatro Bellas Artes de Madrid hasta el 25 de octubre de 2020.
Más información, entradas y horarios en
https://www.teatrobellasartes.es