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Diana Krall sumerge su piano en melodías de exclusivista etiqueta y ritmos ensoñadores, para componer un elegante regreso a sus susurros vocales, en Turn up the Quite (Verve Records).
La cantante y compositora canadiense reúne once temas clásicos de autores con la holgura de Cole Porter, con el fin de seducir a las audiencias a través de letras de enorme calado emocional y sensitivo.
Tommy LiPuma vuelve a colaborar con la esposa de Elvis Costello; y, junto al ingeniero Al Schmitt, consigue esculpir sobresalientes momentos de alta tensión instrumental.
Cualquier estilo es susceptible de entrar en los registros interpretativos de Diana Krall.
Ya sea el rock o la bossa nova, la trovadora nacida en Noraimo (Columbia británica) ha logrado acomodar su peculiar manera de entender la música a los rigores de líricas notablemente alejadas de su ADN sinfónico.
No obstante, la voz de Krall adquiere enteros de satisfacción colectiva cuando se refugia en las vaporosas libertades del jazz aéreo e hipnotizador. Un universo repleto de formas inventadas a base de líricas sudorosas, a las que la dama rubia les impone su especial sentido de sedosa elegancia.
Después de juguetear con los clásicos del rock y del pop, en el sorprendente Wallflower (2015); DK ha buscado en esta ocasión dentro de su arcón de tonadas preferidas en sepia, para confeccionar Turn up the Quite (Verve Records): un álbum de altas prestaciones memorísticas, en el que suenan baladas inmortales del tipo de L-O-V-E y Night and Day.
DIANA KRALL ATISBA EL PERFECCIONISMO AUDITIVO
El piano se convierte en el mejor compañero de viaje de la diva norteamericana, en este tránsito voluntario por su particular Great American Songbook. A partir de las teclas de su instrumento preferido, la estrella de los escenarios duerme su garganta entre los ripios reconocibles de Like Someone in Love, o adherida al apasionado cauce de Moonglow.
Al escuchar los once cortes de los que consta Turn up the Quiet, el interruptor de la paz medioambiental se enciende con una luz deslumbrante y cegadora; para desbordar sensaciones de duermevela.
Subida a los acordes sinuosos de la guitarra Russell Malone y del enérgico bajo de Christian McBride, Krall regala versiones tan admirables como las elaboradas con sumo detalle de Blue Skies, o del siempre agradecido Dream.
En medio de tanto lujo milimétrico, la incorporación del irresistible No Moon at All demuestra que la pareja de Elvis Costello está en un estado de continua inspiración jazzística, aunque en no pocas ocasiones la disfrace con accesos de blues de aristocrático porte.
Después de desfogarse con el deleite de notas aterciopeladas propuesto por DA, queda el gusto de haber paseado por un paisaje de estimulante diseño, con una naturaleza en constante orden.
Un cuadro en el que tal vez se eche en falta algo de la llama agresiva del jazz de los tiempos de Coltraine, Fitzgerald y Ellington; y eso a pesar de que Turn Up The Quiet llena el estómago hambriento de localizar buenos compactos en la era tecnológica.
Nota.- Diana Krall actuará el próximo 17 de octubre, en el Auditori del Forum de Barcelona.
Audio del tema Night and Day, por DianaKrallVEVO
