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Alicia Alonso acude a Madrid a través de dos de sus coreografías más aplaudidas a lo largo de su carrera, para conmemorar en la Villa y Corte las jornadas correspondientes al Día Internacional de la Danza (fijado para el 29 de abril).
La bailarina cubana estará presente en los Teatros del Canal (Cea Bermúdez, 1) por medio de las representaciones de El cascanueces (programado del 3 al 7 de mayo), y Giselle (del 10 al 14 de mayo).
Las actuaciones corren a cargo del potente cuadro del Ballet Nacional de Cuba, y cuentan con la escenificación de muchos de los movimientos que ideó la irrepetible diva nacida en La Habana.
Los cuerpos adquieren la gracilidad de las atmósferas sutiles, en las manos de Alicia Ernestina de la Caridad del Cobre Martínez del Hoyo (más conocida como Alicia Alonso).
De joven, la dama del altivo gesto alimentado con la sal del malecón, poseía la gravedad de los alambres en tensión; a la vez que sus brazos cortaban los haces lumínicos con la parsimonia de los buriles invisibles. Un uniforme de tutús vaporosos y zapatillas cosidas con el que la isleña cosechó un currículo de ovaciones a pie de sala, siempre aupada por las levitaciones aparentemente imposibles, sembradas por la música de genios del romanticismo como Tchaikovsky.
Tras más de cincuenta años de carrera, Alicia Alonso sigue matrimoniada con sus piruetas de elegantes trazos, apoyada en los prismáticos agradecidos de las coreografías incendiadas con deseos. Tentáculos profesionales con los que aterriza en los Teatros del Canal de Madrid.
Dos obras completan el programa pensado por la nonagenaria bailarina cubana, con el piensa regalar a la urbe del Manzanares su peculiar sentido para entender la danza.
Un itinerario que arranca con la fantástica y alegre visión de El cascanueces, para luego pasar a las odas teñidas con los trágicos acordes contenidos en la impactante historia de Giselle.
ALICIA ALONSO, EN ESENCIA Y CON EL MANDO
El próximo 3 de mayo, la Sala Roja de los Teatros del Canal levantará el telón, para emocionar a los espectadores con un Cascanueces surgido de los juegos traviesos y saltarines, propiciados hace más de cien años por el bailarín ruso Lev Ivánov.
En el montaje propuesto por el Teatro La Fenice, el Teatro Carlo Felice y el Ballet Nacional de Cuba, Alonso apuesta por una escenificación cercana a la concebida en 1892; y lo enlaza con parsimonia y vigor bajo las partituras interpretadas por la Orquesta Sinfónica Verum (dirigida por Giovanni Duarte), junto con el Coro de Niños de la Capilla del Real Madrid.
Estos flotadores de artísticos materiales permiten a la antigua diva de las danzas afrontar una dramatización plagada de momentos resaltables, en los que los tejemanejes mágicos de Drosselmeyer se perciben como reales encantos, al notar los cortes ventosos de una portentosa Clara Stahlbaum; vestida con apreciable sentido de la idoneidad por Guido Fiorato.
Ante semejantes impulsos hechiceros, los asistentes degustan con singular paisajismo corporal piezas tan reconocibles como La danza del hada de azúcar o El voivoda.
Por su parte, Giselle comenzará su curso el 10 de mayo, regada con el gusto nostálgico de los 74 años que unen a Alicia Alonso con el libreto horneado por Théophile Gautier, Vernoy de Sant-Georges y Jean Coralli (inspirado en la leyenda popular germánica recopilada por Heinrich Heine).
El estilismo barroco de los movimientos originales regresan para nutrir los amores desgraciados de la joven campesina traicionada por un noble, escondido tras un disfraz de vagabundo. Un relato que la música de Tchaikovsky se encarga de llenar con vigor mágico, y que en las representaciones alcanza las cotas exigidas por medio de la interpretación musical de Salvador Fernández.
Más información, ventas de entradas y horarios en
http://www.teatroscanal.com/espectaculo/cascanueces-ballet-cuba/
