David Mamet golpea la moral asilvestrada desde El Teatro Español
Asistir a la representación de un texto escrito por el autor de House Of Games es como adentrarse en un laberinto de espejos; en el que cualquier reflejo es susceptible de cambiar en todo momento, de transformar su esencia con cada giro argumental. Eso es lo que le ocurre a la trama de Oleanna: una obra, estrenada originalmente en 1992, que llega en esta primavera -de calor sofocante y humedeces en la subsistencia diaria- al Teatro Español de Madrid.
Hasta el próximo 20 de junio, los actores José Coronado (Madrid, 1957) e Irene Escolar (Madrid, 1988) se citan en la sala pequeña del coliseo escénico de la Villa y Corte, para vestirse con los ropajes de unos personajes a los que define su mutuo posicionamiento en la escala social. Él es un profesor universitario que se encuentra a punto de llegar a la cumbre profesional, dentro de su cosmos de aulas repletas de mentes dispuestas a pasar a través del modelaje de sus enseñanzas; mientras, ella es una de esas alumnas, que tiene al guía académico en un pedestal de barro, tan frágil como marcadamente pecaminoso. Las revelaciones que se van haciendo continuamente, a la vez de dispersar la aparente contradicción humana sobre las apariencias engañosas, favorecen la evolución hacia el abismo de los diálogos, esgrimidos en el simple escenario concebido para la representación. En este espacio voluntariamente minimalista, los protagonistas se lanzan verdades a medias sobre su realidad más dolorosamente reprochable. Es la sencillez de la puesta en escena algo que ha preservado conscientemente en su visión el director del montaje, Manuel de Benito; todo para dejar claro desde el levantamiento del telón que la importancia absoluta la tienen las palabras que pronuncian Coronado y Escolar –adaptadas convenientemente para la ocasión por Juan Vicente Martínez-, más que las distracciones casuales del mobiliario y otros enseres.
Escrita por David Mamet en 1990, Oleanna gozó en su momento de su versión cinematográfica, dirigida por el propio dramaturgo. En tal trabajo, el camaleónico William H. Macy encarnó con sobriedad y verosimilitud la parte de John, y Debra Eisenstadt hizo lo mismo con Carol. El filme se estrenó en 1994, aunque la impactante historia no alcanzó la fama que sí obtuvo tras su paso por la cartelera teatral. Los elogios en esa época se mezclaron con las críticas a una obra a la que se le achacaba una cierta perturbación emocional, por no ofrecer al espectador ninguna tabla de salvación sentimental a la que adherirse. Lo descarnado de la presentación cobraba demasiada consistencia en los diálogos de Mamet, dejando a sus personajes sumidos en una especie de torbellino dramático en el que no existían ni inocentes ni culpables.
La lucha mantenida sin tregua entre el educador y su pupila desborda intensidad en unos encuentros violentos en su concepción, lo que convierte la pieza en un plato difícil de digerir. Aunque, el hecho de que la escenificación sea en la sala pequeña del Español, ayudará sin duda a que el público se muestre más compenetrado con los padecimientos de esta pareja condenada a herirse mutuamente. Así, en un lugar tan recogido, la fuerza del texto puede retroalimentarse con la energía necesaria para golpear salvajemente las conciencias del personal, sin permitirle acogerse a respiro salvador alguno.
Coronado logra con su interpretación un hito más en su carrera sobre los escenarios, en la que ya cumple veinticinco años. A su lado, la no menos sorprendente caracterización de la veinteañera Irene Escolar (a la que anteriormente se había podido ver en películas como Imagining Argentina, Canciones de amos en Lolita’s Club y Los girasoles ciegos) le da una réplica visceral, de las que no esconden más ases en la manga que los que le otorga desde el inicio David Mamet. Ambos no escatiman esfuerzos para que la compenetración con los que han pagado su entrada sea completa y eficaz; labor en la que el responsable de Spartan aporta el vehículo inmejorable de su imaginación, habitualmente floreciente y bestialmente humana.
Precisamente, para resolver posibles accesos de incomprensión a sus seguidores respecto a esta Oleanna de 2011, el elenco artístico tendrá un encuentro con los asistentes a la función el 20 de mayo a las 22.30 horas, acto que tendrá lugar en la sala en la que previamente habrán deshojado su diabólica y ficticia rivalidad el maestro y la alumna ideados por el creador de Illinois.
Nota.- Las fotografías de la escenificación de la obra dirigida por Manuel de Benito tienen el copyright del Teatro Español, y la autoría material de Sergio Parra.
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