Coldplay vuelven a calibrar
Coldplay sacan a la venta el sexto trabajo de su carrera: Ghost Stories (Warner Music). Un disco cuyo argumento está dictado por la pérdida del amor.
Los estados depresivos le suelen sentar bien al Arte.
La creación -esa musa caprichosa que únicamente acontece en la página, el lienzo o el plinto cuando el espinazo del diablo está a punto de astillarse- es una virtud que cohabita a la perfección con el sufrimiento.
Pocas obras maestras se han horneado en los fogones de la felicidad. De los cuadros de un Van Gogh agonizante a los versos lapidarios de Baudelaire, de las estampas arrancadas a la sinrazón de Goya a los versos moribundos de Shelley… Los ejemplos, relativos a que los padecimientos del espíritu nutren el intelecto y aclaran la visión, son múltiples a lo largo de la Historia.
Y, en medio de tanta pasión desbocada por la tristeza, los cuatro componentes de Coldplay no iban a ser una excepción.
Pese a sentirse ciudadanos de un mundo altamente tecnificado y tan pirotécnico como es el del siglo XXI, los integrantes de la célebre banda londinense no han podido sustraerse a sus problemas personales, y de ahí ha surgido el sexto álbum de su notable senda musical: Ghost Stories (Warner Music).
COLDPLAY Y SUS FANTASMAS
Los nueve temas que conforman este esperado trabajo del grupo, grabado en los estudios capitalinos de The Bakery y The Beehive, montan sus cantos espectrales en torno al amor perdido y a la ausencia de la persona deseada, como si fuera un réquiem orgiástico en el que la nostalgia estimula una experiencia catárquica y bautismal.
Así lo ha reflejado el líder de la formación, el mediático Chris Martin; al comentar en diversos medios de comunicación que la elaboración de Ghost Stories se vio contagiada por su separación de la actriz Gwyneth Paltrow (anunciada en los tabloides isleños en marzo de 2014).
Un asunto escabroso que dejó muy tocado al cantante inglés, y que preside sin contemplaciones la mayoría de las líricas contenidas en el álbum; como lo confirman los toques reveladores de True Love (song aderezada con la percusión del siempre sorprendente Timbaland), Ink o Another’s Arms.
Ese hilo de Ariadna, enhebrado por la aguja del desencanto, hace que el disco carezca del cromatismo mainstream de las obras anteriores firmadas por la banda; introduciendo a Coldplay en un territorio más acústico y experimental, casi cercano a las virtudes sinfónicas de su mejor CD hasta el momento: el portentoso Parachutes (2000).
Tal maniobra, encargada de hacer regresar al grupo a los mensajes existencialistas al borde de la desesperación, hace que este sexto compacto eleve su discurso con la oscuridad atmosférica como leitmotiv, constantemente inspiradora de imágenes y pensamientos.
Un escenario telúrico de ruptura que en realidad alberga un puente de salvación, construido sobre los pilares de la mezcla de notas; mestizaje sonoro en el que se pueden degustar coqueteos de r&b, rock de cuidada factura contemporánea, pop con algunos pigmentos de electrónica rave y muchos callejones de cuerda y pentagramas, esbozados en conservatorios abiertos al público.
El próximo 1 de julio, Chris Martin, Guy Berryman, John Buckland y Will Campion se subirán al escenario del Royal Albert Hall de Londres, para desmontar la fiesta que organizaron con Viva la vida or Death and All His Friends (2008) y Mylo Xyloto (2011).
Una aventura de reflexión introspectiva en la que resuenan los ecos de cuatro músicos que aún guardan en su interior la llama hiperactiva de los creadores doloridos, esos herederos románticos que buscan en los desengaños el maná alimenticio de sus mayores logros artísticos.
Vídeo de “Magic”, dirigido por Jonas Akerlund e interpretado por Ziyi Zhang. Coldplay Official
Más información y próximas fechas del tour de Ghost Stories en http://www.coldplay.com