Johnny Depp reina en la Red
Johnny Depp protagoniza Transcendence, película dirigida por Wally PFister que versa sobre los peligros de fundir inteligencia artificial y emociones humanas.
Si Mary Shelley hubiera escrito Frankenstein en el siglo XXI, probablemente la criatura habría contado con un complejo código binario como caudal sanguíneo.
En la era de las comunicaciones por ordenador y la tecnología cibernética, la inteligencia artificial es la que marca el tránsito entre el presente y el futuro, un mundo de variables matemáticas en el que la humanidad suele confundir sus rasgos carnosos e imperfectos con los nítidos oasis informáticos.
“La AI es la ciencia e ingenio de hacer máquinas inteligentes, especialmente programas de cómputo inteligente”, afirmaba el pensador John McCarthy en 1956, mientras alicataba los precisos márgenes de un universo virtual aún en ciernes.
Ese panorama de redes cableadas y genealogía electrónica es precisamente el núcleo argumental de Transcendence, ópera prima como director de Wally Pfister donde el cineasta echa a volar su imaginación en torno a la posibilidad de fundir pasión y bytes, abstracción y teoremas de racionalidad analítica, realidad y paisajes pixelados por la acción de una pantalla.
JOHNNY DEPP CONTRA JOHNNY DEPP
Basada en un guion original del televisivo Jack Paglen, la película sigue la senda de un científico que bien podría compararse con el decimonónico Doctor Frankenstein. Una existencia que tiene su meta en la construcción de una potente máquina, capaz de mejorar la mente de los hombres.
La búsqueda intrínseca de la inmortalidad, que es una obsesión constante en los apartados más esotéricos de la ciencia ficción, es lo que lleva a Will Caster a elaborar un complicado rompecabezas cibernético; en el que el objetivo es el de simular con ecuaciones y diferenciales estados de ánimo como la sorpresa, la felicidad, la tristeza, el amor, el odio, el crimen, la venganza, el asesinato y la trascendencia de ir más allá del propio cuerpo.
En definitiva, una simulación más o menos exacta en parámetros identificables de lo que es el alma.
Llegados a esta parte, la pregunta que surca las cabezas de los espectadores es: ¿hasta dónde estará dispuesto a llegar el visionario y peculiar investigador?
Y Pfister da la respuesta cuando el protagonista queda en coma por un intento de homicidio, y comienza a experimentar lo que significa existir día y noche en las redes infinitas de una terminal.
LEJOS DE UN SIMPLE BLOCKBUSTER
Semejante obra de tendencias un tanto filosóficas y reflexivas, aunque tenga el engranaje de un thriller contemporáneo, habría planteado serias dificultades para salir adelante en una industria como la estadounidense, siempre dada a fijarse en los taquillazos pirotécnicos.
Problema que Pfister evitó tras comentar a los financieros que contaba con Johnny Depp para encabezar el reparto.
Pese a haber cosechado unos cuantos batacazos en el box office con sus últimas producciones, el ex de Vanessa Paradis confió de primeras en un proyecto que él mismo definió como sumamente interesante, y cuyas trazas apuntan más lejos de las que se muestran en la historia a primera vista.
Una cinta que vuela sobre algunos de los problemas sustanciales de la sociedad actual, sintetizados sobre todo en torno a su dependencia tecnológica.
Al lado de Depp, quien interpreta al controvertido Caster, el elenco reúne a un puñado de rostros conocidos, entre los que se hallan los de Rebecca Hall, Paul Bettany, Cillian Murphy, Kate Mara y Morgan Freeman, entre otros.
La versatilidad del cuadro dramático da suficiente crédito a un largometraje cuyos ecos recuerdan vagamente a los de movies como El cortador de césped y El engendro mecánico.
Incluso pueden verse vasos comunicantes con un episodio de la magnífica serie televisiva titulada Espacio 1999, capítulo en el que un robot intentaba convertirse en Dios.
No obstante, en esa ocasión, la cafetera setentera con ruedas se daba cuenta de su incompetencia, al no poder experimentar sensaciones como la piedad.
Aunque, para comprobar si el cerebro neuronal de artificiosa construcción propuesto por Pfister es capaz de fingir el cuadro anímico de un homo sapiens habrá que esperar hasta el estreno de Transcendence, fijado para el próximo 6 de junio en las salas españolas.
No obstante, la grandilocuencia de cualquier experimento de IA, RNA o ANN (siglas con las que se conocen las redes neuronales artificiales) todavía no ha podido traducir en su totalidad el pensamiento abstracto de los herederos de Adán y Eva.
Además de no haber solventado la incógnita de los 21 gramos de menos...
Tráiler oficial de Transcendence
Más información en http://www.transcendencemovie.com