Chris de Burgh da la mano a la Humanidad
Chris de Burgh regresa a la actualidad con la edición de “The Hands Of Man” (Ferryman Productions), el vigésimo álbum de su extensa carrera. Quince temas inéditos que agrandan el legado del poeta irlandés alumbrado en Sudamérica.
“Toma un tren de París al océano”.
Esta profunda y apetecible sugerencia corrió de parte de uno de esos cantantes de singularidad trovadoresca, casi medieval; un señor con guitarra de pulso costumbrista y timbre inconfundible, al que la mayoría del público únicamente identifica por su hit más famoso: el multitudinario “Lady In Red”.
Sin embargo, el legado de Chris de Burgh es mucho más extenso que los contrafuertes somnolientos de esa balada ochentera.
Desde mediados de los setenta, cuando llegó incluso a hacer coros a los míticos Supertramp en The Crime Of The Century Tour’75, este irlandés nacido en Argentina ha cantado sin pausa y sin tregua por inspiración a golpe de nostalgia, siempre pivotando sobre letras surgidas de musas pretéritas, como moldeadas a partir de naturalezas muertas.
Unos sentimientos sublimados por la dicción diamantina de Christopher John Davison, pasiones de pentagrama que no han cambiado lo más mínimo con el paso del tiempo. Y así lo exhibe el isleño en su vigésimo álbum de estudio: el interesante y revelador “The Hands Of Man” (Ferryman Productions).
CHRIS DE BURGH Y EL ESPEJO DE LOS DÍAS TRISTES
Las mismas manos que dotan de cuerpo a las catedrales y a los grandes monumentos son las mismas de una especie que que provoca muertes y genocidios. Estas palabras subyacen en el primer track del esperado disco del autor de “Missing You“, y trasladan su discurso entre ensalzador y dramático (con sus sones orquestales) al resto de los catorce cortes, como una denuncia latente contra la paradójica e incomprensible evolución de los seres humanos.
Amante confeso de la Historia, el responsable de la eufórica “Say Goodbye To It All” regresa en “The Hands Of Man” al territorio conocido de las emociones diversas, las cuales toman sus pinceladas de los sentimientos amorosos (There Goes My Heart Again), de las búsquedas infructuosas de uno mismo (Big City Sundays) o de las leyendas que han configurado la faz de un país tan contradictorio y vetusto como Inglaterra (The Ghost Of Old King Richard).
Según se suceden las estaciones sinfónicas del compacto, los oídos y la mente se van aclimatando con presteza al universo que diseña el padre de la modelo Rosanna Davison; cosmos que quizá haya tenido su máxima expresión creativa a través del mejor trabajo del de Venado Tuerto, y que se localiza en el realmente estimulante LP “Spanish Train And Other Stories” (donde aparecía la soberbia narración titulada “A Spaceman Came Travelling“).
Aunque entre los surcos de este nuevo disco de 2014 también se puede atisbar un acercamiento a los tintes victoriosos y comerciales de “Into The Light“, el trabajo de De Burgh en el que gozaba de excesivo protagonismo la famosa song “Lady In Red”.
Por medio de semejante fórmula -constantemente entre las dos aguas más visibles de su talento-, Chris transita por sus paisajes preferidos, sin innovaciones arriesgadas o experimentos cambiantes de su ADN artístico.
Con ellos elabora un mosaico que nunca pierde su compostura de sinceridad latente, y que revive sus recuerdos líricos apegado a los acordes profundos de odas tan perfectas como la inolvidable “Separate Tables”.
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