“Casa de muñecas” clama en Madrid por la dignidad humana
“Casa de muñecas“ visita la Sala Verde de Los Teatros del Canal de la Villa y Corte con toda su fuerza intrínseca. Jerónimo Cornelles y Ximo Flores ponen en escena una de las obras más reivindicativas de las ideadas por el noruego Henrik Ibsen.
La nieve cae con insistencia sobre el cuerpo de Nora Helmer.
La esposa del banquero Torvald necesita sentir el frío en sus músculos, enjuagar sus lágrimas con el blanco elemento que anega el piso de un habitáculo cargado de reproches y ansiedades.
Henrik Ibsen imaginó a la heroína de “Casa de muñecas” como una especie de revulsivo contra las tradiciones sexistas, enclaustradas en una época de manzanas ponzoñosas.
Y de las airadas reflexiones del escritor respecto a la injusticia social nació un texto de profundas raíces humanas; de los que toman el espíritu de los alegatos libertarios, frente a los escudos de la esclavitud matrimonial.
El 21 de diciembre de 1879, el dramaturgo noruego estrenó esta inmortal pieza dentro de las extensiones arquitectónicas del Det Kongelige Teater de Copenhague. Y, desde entonces, la escena internacional se ha rendido ante la contundencia de sus actos valientes y rebeldes, sinceros y corajudos.
Un recorrido por los templos de la interpretación más laureados del planeta, que llega a Madrid en este otoño de llantos virtuales, de agujeros en los bolsillos y amargura en el rostro.
“CASA DE MUÑECAS” Y LA NUEVA EVA
“Nora Helmer es una auténtica mujer capaz de amar como pocos, y de sacrificarse por los demás en un mundo profundamente materialista. Y, al mismo tiempo, Nora es un puro grito al inconformismo. Su portazo final suscita un anhelo revolucionario más allá del escenario. Sigamos la pista de Nora”, explica Ximo Flores, director encargado del proyecto que albergará la Sala Verde de Los Teatros del Canal (Calle Cea Bermúdez 1) del 26 de noviembre al 7 de diciembre de 2014.
Lejos de la exacta iconografía de carácter luterano de la obra de Ibsen, la compañía Bramant Teatre apuesta por una traslación minimalista de actualidad literal, simplemente alimentada con la proyección de imágenes y elementos tendentes a enfatizar la barahúnda interior desplegada por la protagonista.
Las innovaciones en una creación como la del autor de Hedda Gabler -la cual supera las barreras generacionales e incluso las centurias- resultan realmente superfluas e innecesarias, sobre todo si éstas no vienen acompañadas de un entramado trágico con entidad suficiente. Algo que ha intentado concitar con ingenio Jerónimo Cornelles.
Envueltos por decorados desnudos y con luces cambiantes (muchas veces vestidos con los ropajes de focos directos), los actores declaman la triste historia del matrimonio Helmer y de los que se hallan a su alrededor; camino que toman con la ambivalencia de las confesiones hechas desde los abismos existenciales.
Liderado por la agonía coreográfica de Rebeca Valls (quien se mete en la piel de Nora, aunque sin portar el ropaje decimonónico en el que encorsetó su cuerpo el papel original), el elenco deambula por el suelo de madera para hacer visibles sus vicios y sus virtudes, sus anhelos y sus cadenas, sus bajos instintos y su capacidad para hacer el bien y el mal.
Dentro de este juego de fuerzas contrarias, Valls ejerce de voz licuada para reclamar la justicia de su tiempo. Pero ella no es la única que vierte lágrimas de hiel sobre los atónitos espectadores, sino que también lo hacen el esposo de Nora (al que encarna Jerónimo Cornelles), la amiga que responde al nombre de Helena (Teresa Crespo) y el enfermizo y debilitado Dr. Rank (Manuel Puchades).
Al final, el poder decisorio de la esposa del banquero queda como emblema de la dignidad personal, intransferible y vital. Un derecho que, independientemente del sexo del demandante, nunca debería estar limitado por norma alguna.
Teaser promocional de “Casa de Muñecas“, colgado en youtube por Jerónimo Cornelles
Un proyecto de Bramant Teatre. Producción de Culturarts
Más información, entradas y horarios en http://www.teatrosdelcanal.com