Carlos Bunga dialoga con el Retiro

El artista portugués se adueña del interior del Palacio de Cristal de Madrid, para montar una estructura espacial integradora y deconstructiva. Una maqueta surgida de materiales degradados y voluntariamente precarios, que lleva por título "Contra la extravagancia del deseo".

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Carlos Bunga
Carlos Bunga ha modificado el esqueleto ornamental del Palacio de Cristal/ Foto: Museo Reina Sofía

Carlos Bunga ha desarrollado, a lo largo de su carrera creativa, una concepción de la arquitectura que nada tiene que ver con las tesis de permanencia granítica, que se suelen enseñar en las facultades universitarias de semejante materia.

El artista nacido en Oporto es más bien un amante de los espacios efímeros, los cuales se diluyen con el tiempo expositivo, como si la constancia de su existencia estuviera destinada a la autodestrucción programada e imparable (algo parecido a lo que sucedía con los mensajes que aparecían en la serie y las películas de Misión imposible).

Esa sensación de consumación apremiante dota de gran fuerza escénica a cada una de las instalaciones ideadas por Bunga, percibidas -desde la génesis de las mismas- para interferir brevemente en la fisonomía de los edificios que acogen sus vaporosas actuaciones, sostenidas a base de muros desgastados; yesos deformados por paletas empobrecidas; y columnas agujereadas por la acción corrosiva de ingredientes demasiado volátiles.

Tales tesis sitúan el arte de este inventor de formas y atmósferas en un estilo semejante al que practicaron Christo y Jeanne-Claude; aunque Carlos Bunga se siente más motivado por las estructuras que juegan irónicamente con las sensaciones de tridimensionalidad que evoca la arquitectura, más que con las transformaciones exteriores de Ch&JC. De esas travesuras conceptuales, surgen sus mensajes relacionados con el cuestionamiento del poder desafiante, el orden inmanente, la solidez aparente o la ilusoria eternidad que preconizan los inmuebles y sus determinantes fachadas.

Carlos Bunga
Carlos Bunga ha integrado sus estructuras sin modificar la idiosincrasia del Palacio de Cristal/ Foto: Museo Reina Sofía

Con esas armas escenográficas, el madrileño Palacio de Cristal transforma su superficie de viento y sol, para hospedar en sus entrañas las paredes a medio terminar ejecutadas por el creador portugués. Un conglomerado de planchas de cartón pintadas con desgana y arregladas con cinta adhesiva, que dialogan sin eufemismos con la naturaleza del parque del Retiro, desde la perspectiva de la caducidad cercana.

CARLOS BUNGA SACA PARTIDO A LA PRECARIEDAD DE SUS ESTRUCTURAS

Cuando el visitante se introduce en el interior de Contra la extravagancia del deseo se encuentra enfrentado a un mecano voluntariamente impreciso e imperfecto, destinado a interrelacionar los cuerpos y los espacios. Un recorrido que se percibe motivado por la necesidad de Carlos Bunga de poner en tela de juicio el significado de la arquitectura, como lenguaje del poder.

El artista de Oporto se empeña en desbaratar, a través de sus instalaciones rotas y deprimidas, las tesis de trascendencia humana que han presidido el sentido arquitectónico desde hace milenios (por no mencionar el aparatoso divismo que propagan algunos de los arquitectos más famosos en la actualidad). Así lo ha llevado a cabo el creador luso con sus maquetas a tamaño real, desplegadas para conversar en animado discurso con las célebres construcciones que se han prestado a albergar sus trabajos fuera de escala. Una labor de simetría confiada, que Bunga ha paseado por el Palacio de Congresos del Kursaal de San Sebastián y La Capella del Museu d’Art Contemporani de Barcelona, entre algunas de las exposiciones más valoradas del portugués.

Carlos Bunga
El Palacio de Cristal parece distinto, con la intervención de Carlos Bunga/ Foto: Museo Reina Sofía

Las tonalidades ocres y los blancos estucados plantan de manera subliminal el cartel de “edificio en obras”, dentro del Palacio de Cristal: una reforma fantasiosa, que el inmueble capitalino acepta sin perder su identidad de metal, luz y cristal. De esta manera, la instalación se funde con el esqueleto arquitectónico asentado en el corazón de la Villa y Corte; y ambos elaboran un conjunto compacto, que dialoga en sintonía con la naturaleza que circunda el ajardinado escenario.

Sin estridencias ni revoluciones explosivas, Carlos Bunga sitúa en medio del Retiro el mensaje de la temporalidad asumida por la obra de arte, como si el desmontaje de sus muros de cartón estuviera implícito en el figurado manual de instrucciones.

Nota: Contra la extravagancia del deseo estará en el Palacio de Cristal de Madrid hasta el próximo 4 de septiembre de 2022.

Más información, entradas y horarios en

https://www.museoreinasofia.es

 

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