Billie Eilish, con licencia para cantar
La artista californiana sigue el estilo intimista y sensible de Adele y Sam Smith, en el tema central de "Sin tiempo para morir": la última película de la saga de James Bond.
Billie Eilish solo acredita un disco en el mercado (el brillante When We All Fall Asleep, Where Do We Go?), un EP titulado Don’t Smile At Me, y un buen puñado de canciones moldeadas con el ingrediente explosivo de Internet; cartas suficientes para conseguir la hazaña de ser la voz escogida para prologar el comienzo de la nueva producción de James Bond: Sin tiempo para morir.
Las dotes artísticas de esta angelina de 18 años han convencido a los responsables del filme, para que su cuidada song se uniera a la banda sonora de Hans Zimmer. Un honor que supone incluir los gorgoritos de la norteamericana en los títulos de crédito quizá más icónicos de la historia del séptimo arte (sólo superados por los confeccionados por Saul Bass, para directores como Alfred Hitchcock).
Los medios tonos, casi elegíacos y confesionales, conforman el discurso lírico de Eilish en No Time To Die, donde la cantautora estadounidense verbaliza los temores del supuestamente pétreo James Bond; el cual entona frases tan sentidas como “I Should Have Know/ I’d Leave Alone” (Debería haber sabido/ que terminaría solo), parapetado tras la garganta de BE.
Al finalizar la anterior entrega de la saga de Bond (Spectre), el trajeado protagonista decidió dar rienda suelta a su relación con la bella y ambigua Madeleine Swann: una complicada joven, que había estado asociada a las actividades criminales de Spectre. Una situación amorosa entre el misterio y la redención, que determina la evolución de Sin tiempo para morir.
“Was I Stupid To Love You?/ Was I Reckless To Help?/ Was It Obvious To Everybody Else?” (¿Fui tonto por amarte?/ ¿Fui temerario por ayudarte?/ ¿Era algo obvio para todos los demás?). Estas preguntas jalonan el tema ideado por Eilish, y ofrecen tenues pistas sobre hacia dónde se pueden encaminar los asuntos del agente 007 en esta inquietante producción.
BILLIE EILISH COMPRENDE EL UNIVERSO DE BOND
Las casi seis décadas que contemplan la evolución del personaje creado por Ian Fleming se han visto reflejadas fielmente por las canciones que han prologado cada una de las películas que conjuntan la saga cinematográfica. Desde los acordes aguerridos de Shirley Bassey, que inauguró la senda con Goldfinger (1965); los grupos y solistas más relevantes de cada época han dejado su huella en la extensa serie del espía con licencia para matar.
Tan recordadas como las escenas de acción y los efectos especiales (por no mencionar a las esculturales chicas Bond), las canciones del 007 han quedado en la mente de los seguidores, sin importar el transcurso del tiempo; en la misma línea que la inconfundible sintonía de Monty Norman. Melodías que también ilustran a la perfección la idiosincrasia del actor que interpretaba a James B en el momento en que fueron pensadas.
Sean Connery, con sus primeras recreaciones del díscolo profesional al servicio de su graciosa majestad, tiró de estrellas de amplio recorrido para abrir sus filmes. De la mencionada Shirley Bassey a Mat Monro, pasando por Nancy Sinatra y Tom Jones; el clasicismo ye-ye y los gorgoritos ensordecedores fueron la tónica general, hasta la llegada de Roger Moore (el inciso de George Lazenby no se salió de la norma de Connery; ya que echó mano de Louis Armstrong, para el único título que protagonizó este espigado modelo australiano).
La incorporación de Moore fue esencial y necesaria, y permitió acceder a las canciones de Bond a una pléyade de cantantes y grupos que estaban en la onda de los públicos más jóvenes, lejos del carácter algo más clásico que transmitían los intérpretes de los largometrajes anteriores.
El estilo desenfadado y más humorístico con el que el célebre Simon Templar caracterizó al irónico 007 hizo posible que las melodías adquirieran una presencia más colorista y rítmica.
De la excelente Carly Simon (su tema Nobody Does It Better sigue siendo de los mejores de la saga) a Paul McCartney & The Wings, las composiciones ideadas para introducir cada una de las movies de JB se convirtieron en hits imperecederos, admirados incluso por los que no se declaraban seguidores del mítico personaje ideado por Ian Fleming.
Sheena Easton, Lulu, Rita Coolidge o Duran Duran tuvieron la oportunidad de brillar en sus respectivas versiones líricas, al lado de las ocurrencias de Moore.
Cuando el insigne intérprete británico abandonó la saga, los responsables de la franquicia siguieron apostando por cantantes y bandas de reconocida trayectoria; solistas y grupos del tipo de A-Ha, Tina Turner, Garbage, Madonna, Gladys Knight, o Sheryl Crow. Ellos fueron los encargados de ilustrar las caracterizaciones de Timothy Dalton y Pierce Brosnan.
Y así, tema a tema, la serie ha alcanzado el momento actual, con Daniel Craig al frente.
La era de Craig inició su curso en el famoso cancionero con la enérgica You Know My Name, a cargo de Chris Cornell; pero pronto varió hacia estilos menos eufóricos. Con la salvedad del dúo formado por Jack White y Alicia Keys, efectuado en Quantum Of Solace; el denominador común ha sido el de las baladas confesionales.
Tal realidad queda confirmada al escuchar los accesos casi desnudos de la garganta de Adele, en Skyfall; los susurros emocionantes de Sam Smith, en Spectre; o las preguntas insondables surgidas de las cristalinas cuerdas de Billie Eilish.
Nota: Sin tiempo para morir tiene prevista su fecha de estreno para el próximo 2 de abril de 2020.
Audio de No Time To Die, por BilleEilishVEVO