Ariadna Gil abre el portalón de Thornfield

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Ariadna Gil se convierte en la institutriz favorita de Charlotte Brontë, en el montaje de Jane Eyre que iniciará sus representaciones el próximo 23 de febrero, dentro de la programación del Teatro Lliure de Gràcia de Barcelona.

La actriz catalana se sube a los escenarios en la piel de una mujer golpeada por una sociedad (la de la Inglaterra de la segunda mitad del siglo XIX) dura y clasista, donde consiguió alcanzar la esperanza a través del amor.

Abel Folk (La embajada) acompaña a la protagonista de El capitán Alatristre, en la parte del atormentado y sobrio Edward Fairfax Rochester.

Ariadna Gil siente las molduras de su paersonaje como asumibles en cualquier espacio y época/ Foto: Teatre Lliure
Ariadna Gil siente las molduras de su personaje como posibles en cualquier espacio y época/ Foto: Teatre Lliure

Las cenizas que cubrieron Thornfield Hall no arruinaron la madreselva rocosa con la que Charlotte Borntë levantó su novela más universal.

En un mundo de grafías masculinas, la autora de El profesor tuvo que firmar Jane Eyre con el nombre ficticio de Curren Bell. Pero esto no impidió que entre sus párrafos se notara la guía sensible y aguerrida de una mujer retadora de la normalidad circundante, capaz de arrancar arcadas de pasión frente a los padecimientos de su inolvidable protagonista.

Jane Eyre entra de lleno en un gótico peculiar, donde los fantasmas son seres humanos enfermos de soledad, ateridos por tenebrosos aquelarres de perdiciones recurrentes, y entregados a las briznas casi inexistentes de los afectos deseados.

Así lo reprodujo la hermana de la excelsa Emily y de la no menos trágica Anne; y lo transmitió mediante una obra de secuencias con bienestares desolados, alentada por las palpitaciones de una joven que se resiste al naufragio personal y al abandono en la tristeza eterna.

Ariadna Gil no dudó en involucrarse en el proyecto en cuanto vio las posibilidades de su intenso personaje
Ariadna Gil no dudó en involucrarse en el proyecto, en cuanto vio la naturaleza irreductible de su intenso personaje

Aunque la trama original transcurre en los salones inmensos de Thornfield Hall, la responsable del montaje que llega al Teatre Lliure (la inteligente e imaginativa Carmen Portaceli) ha optado por un decorado desnudo de artificios, con claroscuros que salpican la salubridad del cuadro dramático.

Toda una apuesta de visibilidad clarificadora, que traslada con pinceladas goyescas los ambientes grisáceos en los que se mueven Jane y el misterioso Edward Rochester.

ARIADNA GIL SE ENTREGA A LOS RUDIMENTOS DECIMONÓNICOS

Lo más fantástico de este personaje y de esta novela es el hecho de que Jane Eyre, desde su nacimiento y sin tener unas circunstancias que la lleven a ser de este modo, tiene en su interior el instinto de superación más impresionante que jamás haya leído“, afirma Carmen Portaceli, sobre la creación de la mayor de las hermanas Brontë.

Las vacías y espectrales habitaciones en las que transcurre la adaptación llevada a cabo por Anna María Ricart muestran el mundo interior de Jane: un cosmos malsano y claustrofóbico, el cual remite constantemente al orfanato de angustiosas devociones donde la heroína pasó parte de su infancia, y que aprisiona cualquier intento de la joven institutriz por ser algo más allá que una fémina anulada por el mecanismo social.

Ariadna Gil comparte escenario con Abel Folk (en la foto)
Ariadna Gil comparte escenario con Abel Folk (en la foto)

Pero, junto al rol que le ha caído en suerte a Ariadna Gil, el libreto también pone en escena al pétreo y nobiliario Edward Rochester, al que presta su físico el fogueado Abel Folk.

El intérprete de la serie La embajada otorga al elegante enamorado de Jane el toque de vulnerabilidad justo, aunque en apariencia se muestre como alguien fiero y temible.

Charlotte Brontë tuvo la genial habilidad para no cerrar los poros cutáneos de Jane y de Edward, y jugó con ellos para establecer una contraposición de espejos de consecuencias imprevistas. De esta manera, Folk ha podido construir un Rochester a punto de quebrar, pese a que los mensajes que lanza a los espectadores sean los de un titán de fuego sin mácula de vulnerabilidad.

El próximo 21 de abril, la responsable de Jane Eyre habría cumplido doscientos años. Unos guarismos que diluyen su curso cuando alguien se asoma a los rejuvenecedores renglones esgrimidos por su creación más famosa.

Los golpes que silencia en su frágil cuerpo la joven institutriz están esculpidos con el cincel de la literatura ajena al paso de las centurias, siempre presta a barrer las cenizas de Thornfield Hall y a levantar una nueva mansión de románticas fachadas.

Unos trabajos de restauración figurada y conmemorativa, en los que el Teatre Lliure acaba de poner uno de los ladrillos más actuales…

Ariadna Gil también ha destacado que el espectáculo coincide con la conmemoración del bicentenario del nacimiento de Charlotte Brontë
Ariadna Gil también ha destacado que el espectáculo coincide con la conmemoración del bicentenario del nacimiento de Charlotte Brontë

Más información, entradas y horarios en

http://www.teatrelliure.com

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