El Surrealismo cairota conquista el Reina Sofía
El surrealismo del movimiento Art et Liberté llega al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, con el pálpito de mostrar la fuerza creativa de los que compusieron sus filas de activación vanguardista.
Alrededor de un centenar de obras componen el recorrido de colores sublimados por el lubricante onírico propuesto por la institución, imantado a través de la lucha contra los totalitarismos y el aburguesamiento de la plástica.
Entre los invitados se encuentran los trabajos de gente tan determinante en el arte egipcio como Georges Henein, Ramses Younane y Fouad Kamel.
Donde los ojos franquistas veían arte degenerado e impropio del decoro y las buenas costumbres, los miembros de Art et Liberté percibían la magia de la creación en estado puro, sin fisuras ni contagios peligrosos del academicismo marginador de los poderes fácticos.
Tal dualidad de bifocales connotaciones sirvió para elevar El Guernica de Picasso a la categoría de cuadro atomizador, de la corriente surrealista nacida en El Cairo, en 1938; y que surgió como respuesta norteafricana a la expansión de las hordas nacionales en la España de la Guerra Civil.
El sufrimiento retorcido e hiriente, regado con gotas de sangre en blanco y negro, con el que Pablo Picasso imaginó su pieza más emotiva y sincera supuso un pilar de inspiración para Georges Henein y sus compañeros, los cuales decidieron usar la escena del brutal bombardeo para la portada de su manifiesto.
Y, con esa impronta de impactantes líneas trágicas, vio la luz en el escaparate internacional Art et Liberté.
Los expertos Sam Bandaouil y Till Fellrath han querido, con la exposición que aterriza en la Villa y Corte durante estos meses, refrescar la memoria de los que pensaban que el país de los faraones permaneció en silencio, mientras el planeta clamaba pinceladas de acero asfixiado ante el Apocalipsis iniciado en la tierra de Cervantes entre 1936-1939, y extendido en su versión más salvaje entre 1939 y 1945 en el resto de las naciones.
EL SURREALISMO BAJA AL SUELO
Hasta el próximo 28 de mayo, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía deja entrar las arenas del desierto y el aroma acuoso del Nilo, para contar la historia de un grupo de hombres y mujeres que quisieron diseñar barricadas contra los dogmas de la destrucción dictatorial, siempre tras las extensiones inmensas de lienzos carentes de consignas rectoras y alienantes.
Los firmantes de Art et Liberté proclamaban la vida para el llamado arte degenerado por los mutualistas censores de la dictadura franquista, a la vez que arremetían contra los gustos sinuosos y pasivos de las manifestaciones aburguesadas, que causaban furor y accesos de inactividad en su país.
El resultado de sus posturas se tradujo en una vuelta a los conceptos primigenios y rupestres de la pintura, mientras cambiaban los estereotipos respecto al papel de la mujer en el arte y a la calma indiferente de las imágenes políticamente correctas.
Las escenas que cuelgan en Madrid desde el pasado 15 de febrero hablan -con un discurso alimentado por la rabia frenética- de las tesis agrestes de los que perciben el fin de la humanidad, al tiempo que procuran refugiarse en siestas de esparto y paisajes orquestados a partir de oasis simbólicos.
Contemplar las figuras pigmentadas de Fouad Kamel o los alargamientos sobrenaturales de Ramses Younane son el perfecto vehículo para comprender el laberinto sensitivo que se colaba por las galerías y salas de exposiciones en El Cairo, durante los años treinta.
Una ciudad entre pirámides milenarias, que tomó su propio pulso al Surrealismo reinante en otros lugares del planeta; y que desarrolló su particular visión de lo que tenía que ser la modernidad más allá del Valle de los Reyes.
Nota: Art et Liberté. Ruptura, guerra y surrealismo estará en el MNCARS hasta el 28 de mayo.
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