The Clown bromea en Madrid
El Teatro Amaya estrena "The Clown": un ingenioso montaje, a medias entre el musical circense y el docudrama humorístico, que protagoniza Alberto Frías (El médico).
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The Clown aterriza en la Villa y Corte en un momento de zozobra sentimental colectiva, en una época donde la necesidad de localizar un atisbo de luz en medio del tenebrismo pandémico se ha convertido en un ansia perenne y esperanzadora.
Esta sencilla y colorista obra de Alberto Frías y Ernest Fuster, que cuenta con la dirección artística de Zenón Recalde (El rey león), esculpe su argumento sobre las tablas desnudas del esfuerzo anímico, que supone enfrentarse a los prejuicios sociales; algo que requiere dar la espalda a los triunfalismos universalistas, y emprender con determinación los caminos que permiten el desarrollo de la felicidad vocacional.
A modo de falso documental y de musical teñido por las pinceladas de las realidades alienantes, The Clown dirige su discurso hacia la necesidad de encontrar un lugar en el mundo, y que este no apriete como unos zapatos con la horma errada. Y el resultado de semejante propósito da como resultado un festín de emociones voluntariamente difusas, enfatizadas por cambios de disfraz y por movimientos inesperados de focos e intensidades lumínicas.
Según la tercera acepción del Diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE), payaso es un “artista de circo, generalmente caracterizado de modo extravagante, que hace reír con su aspecto, actos, dichos y gestos“. Tal definición se hace patente y marca la tensión existencial del libreto de The Clown, e invita al protagonista a narrar su relato en primera persona, sin importarle que los espectadores sean testigos de sus amarguras y alegrías, de sus fracasos y sus éxitos, de sus naufragios sentimentales y de la imposibilidad que se sustrae de intentar burlar el destino impreso al nacer.
THE CLOWN MONTA UN CABARET MULTITEMÁTICO
Alberto Frías, en la piel del confuso Daniel, acontece en cada una de las escenas de The Clown con la sana intención de arrancar la complicidad del público, al que únicamente pide dejarse llevar por el enganche que supone colocarse una nariz colorada, y abandonar sus movimientos a una suerte de pantomima circense, tamizada por situaciones coreografiadas y diálogos chispeantes.
Siempre en clave humorística, las emociones se suceden al compás de las risas que provocan los diversos cuadros, diseñados a base de sketches ingeniosos, en los que cualquier objeto puede metamorfosearse en otra cosa, y donde el surrealismo adquiere una constancia casi daliniana, nunca exenta del justo delirio escenográfico.
Con la sonora orquestación de Víctor Peral, y el inspirado piano de Ernest Fuster. las partituras de José Masegosa vibran en un mosaico de estilos, que recogen del cabaret del período de entreguerras a la zarzuela castiza, pasando por el pop rock y el swing callejero.
Albert Frías (El médico) somete su interpretación a los distintos ritmos que nutren la obra, mientras recrea los contratiempos consecutivos a los que se enfrenta Daniel, en su objetivo de convertirse en un payaso. Un recorrido de bambalinas desafiantes, en el que obtiene el apoyo puntual de compañeros como Pepe Viyuela y Víctor Clavijo (a quien únicamente se escucha).
A través semejantes artificios, The Clown demuestra que resulta doloroso huir del propio destino, a pesar de que desde el exterior se nos bombardee con mensajes sobre las actuaciones vitales en las que la seguridad prima por encima de los sentimientos y la creatividad.
Nota: The Clown inauguró sus representaciones en el Teatro Amaya el pasado 2 de abril.
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