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Clint Eastwood despliega una energía a prueba de bombas, que hace honor a la fama de tipo duro y desafiante con que el californiano ha forjado su carrera cinematográfica, a lo largo de más de seis décadas delante y detrás de las cámaras.
Después de dar sobrada muestra de que sus virtudes interpretativas se mantienen intactas y pétreas como antaño a pesar de la edad (la última vez en que hizo doblete fue en 2018, en La mula), la estrella de algunos de los mejores spaghetti-western de Sergio Leone regresa a las pantallas con Cry Macho: una polvorienta película con atmósfera de esforzada y nostálgica road movie, en la que el nonagenario veterano creador de Gran Torino se reserva el personaje principal (el de un retirado héroe de los rodeos, que se gana la vida con la cría de caballos, y algunos trabajillos extra que le salen al paso).
El interés de Eastwood por hacerse con los derechos de la novela escrita por Nathan Richard Nusbaum, publicada en 1975, viene de lejos. Pese a que la obra fue concebida originalmente por su autor como guion cinematográfico, la imposibilidad de vender el libreto obligó a Nusbaum a convertir el texto en novela. Y así permaneció década tras década, mientras los estudios descartaban proyectos de adaptar el libro con Roy Scheider, Burt Lancaster y Pierce Brosnan, como posibles rostros para el papel del pétreo Mike Milo. Sin embargo, el que estuvo más cerca, antes de Eastwood, de encarnar al experto en caballos fue Arnold Schwarzenegger. Un propósito que fue abortado por el aparatoso divorcio que tuvo que soportar el musculoso Terminator.
Finalmente, el productor Al Ruddy ofreció a Clint Eastwood la oportunidad de trasladar a imágenes en movimiento las páginas redactadas por N. Richard Nash, y este no se lo pensó dos veces.
El material original impresionó al alter ego de Harry Callaham por la hondura dramática de la historia, en la que se concitan la soledad de los genuinos vaqueros; la capacidad sentimental de unos personajes creíbles y vulnerables; y la intensidad de las situaciones en que se ve inmerso el agotado y desilusionado protagonista central.
CLINT EASTWOOD SALVA A UN JOVEN CON PROBLEMAS
El argumento de Cry Macho tiene lugar a finales de los años setenta, cuando el antiguo Oeste empezaba a resquebrajarse a través del olvido de sus tradiciones más arraigadas. En ese universo deprimido, hombres como Mike Milo (Clint Eastwood) no encuentran su sitio. Este espigado individuo fue una gloria de los rodeos, hasta que tuvo que dejarlo por una lesión, y ya solo alimenta su memoria con los recuerdos que despierta en los demás.
En la novela de Nash, MM estaba descrito como un tipo de 38 años, pero la encarnación de Eastwood ha convertido al personaje en alguien mucho más longevo, bastante resquebrajado por los golpes de una existencia prolongada en los márgenes de una rutina asfixiante.
Así permanece, hasta que su exjefe le propone un negocio: ir a buscar a un chico a México, y liberarlo de su madre alcohólica. Si Mike cumple la misión, este recibirá 50.000 dólares libres de impuestos. Tal aventura enciende la vieja llama de la emoción en las arterias del jinete retirado; por lo que se pone en camino, casi nada más recibir el encargo.
Sin embargo, cuando Milo da con Rafael “Rafo” Polk (Eduardo Minett) y se lleva al muchacho, lo que descubre es a un adolescente con problemas; el cual nunca ha gozado de una figura paterna en la que fijarse, y a la que admirar.
Los ambientes decadentes y abrasados por el sol de Galveston, en Texas, y de las localidades del México agreste por los que transitan Mike y Rafo marcan el itinerario visual de un viaje con trazas de epílogo existencial. Un sendero del que Eastwood ha disfrutado en numerosos títulos precedentes, rodados en distintas geografías; y que siempre suele darle la ocasión para exhibir chispazos de humanidad latente y de veracidad dramática.
Nota: Cry Macho tiene prevista su fecha de estreno en España para el próximo 12 de noviembre de 2021.
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