Siri Hustvedt, feminismo íntimo
Seix Barral presenta en español la última novela de la autora estadounidense: un relato misterioso e hipnótico, titulado "Recuerdos del futuro".
Siri Hustvedt es una diseñadora contumaz de corredores humanos: pasadizos entre luces y sombras, en los que los personajes se suelen desprender de las epidermis ficticias, para exhibir sus derrotas existenciales con la frialdad de las asunciones voluntarias.
La prosa sinuosa de la autora estadounidense es como un caramelo de inusitados sabores, que los lectores aprecian conforme se adentran en el bosque de acciones y comportamientos, que construyen el edificio literario proyectado por la actual ganadora del Premio Princesa de Asturias de las Letras de 2019.
Más de tres décadas de textos (poesía, novela de ficción y ensayos) alimentan las alforjas fabuladoras de la pareja sentimental del eterno Paul Auster: unos años de pasión por las historias, que la creadora norteamericana acaba de prolongar con la publicación de Recuerdos del futuro (Seix Barral).
Si hubiera que buscar un sustantivo que definiera el curso argumental de la nueva obra de Hustvedt en el mercado, este sería el de viaje. Pero no un traslado geográfico simplemente (que es el que promueve los hechos), sino una odisea interiorizada por los paisajes auspiciados en lo más profundo de la memoria de la protagonista.
A través de la proyección sensitiva del pretérito, SH se aproxima al presente y al futuro; como si fuera un equilibrado experimento sobre la manera en la que los acontecimientos ocurridos en los lustros precedentes determinan la existencia de los individuos con el paso del tiempo.
SIRI HUSTVEDT Y SUS CIRCUNSTANCIAS
La trama de Recuerdos del futuro arranca con la presentación de una autora consagrada, que descubre un diario de su juventud, cuando trabaja en su autobiografía. La ya sexagenaria mujer empieza a leer lo que contiene el libro manuscrito, que elaboró cuando era una desconocida de veintitrés años.
A partir de este momento, el relato se refugia en la ciudad de Nueva York, en los años setenta: un escenario de esplendor contracultural al que llegó la protagonista, procedente de un pueblo perdido en la región de Minnesota (lugar que coincide con el sitio donde nació Siri Hustvedt). En esa época, SH (siglas con las que se identifica a la fémina) carecía de fama y fortuna, y solo estaba segura de la necesidad que tenía de dar publicidad a sus textos.
Pero el apartamento que la entonces veinteañera ocupa en la urbe del Empire State posee elementos ajenos a los círculos meramente intelectuales, que harán a la literata avanzar en su empresa profesional. En concreto, el más importante de estos acicates tangenciales es el de su vecina Lucy Brite: una muchacha que se dedica a entonar sorprendentes monólogos al otro lado de la pared, que inspiran la imaginación de la aún narradora en ciernes.
El universo de implicaciones humanas desplegado en los capítulos de Recuerdos del futuro revela un delicado tapiz de relaciones casi atmosféricas, en las que subyace un claro afán por descubrir el aspecto heroico de las mujeres que personifican su discurso.
Siri Hustvedt parece como impulsada por un imán dickensiano, que refuerza su prosa intimista y casi secreta. Un tipo de narrativa en la que también se perciben vasos comunicantes con la obra poética de la autora de Los ojos vendados (su poemario Leer para ti es una creación muy a tener en cuenta, para acceder al lenguaje rico en matices del que hace gala la esposa de Paul Auster).
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