Mel Gibson y la Resurrección

El actor, director, guionista y productor estadounidense graba la continuación de "La pasión de Cristo": filme titulado "Resurrección".

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Mel Gibson
Mel Gibson relata lo que sucedió hasta el momento en que Cristo se presentó resucitado ante los apóstoles

Mel Gibson levantó expectación y sobresalto, cuando en 2004 mostró a miles de espectadores el sufrimiento que padeció Jesús de Nazaret, antes de fallecer clavado salvajemente a una cruz de madera. Un curso breve y aparentemente mortuorio. aunque vitalista en sus conclusiones, que el otrora sex symbol  de la saga Mad Max recogió en la película La pasión de Cristo.

La crudeza con que el responsable de Braveheart ilustró los días más difíciles del Mesías en la Tierra acaparó tanto admiradores como detractores, estos últimos apoyados en la tesis de la excesiva ultraviolencia gratuita que exhibía el filme a lo largo de su oscuro metraje. Planteamiento que se sustentaba en la naturaleza de la película como un espectáculo sanguinolento de exactitud casi milimétrica, que provocó por su contundencia algún que otro desmayo en las salas de exhibición.

Quince años después de esta experiencia religiosa de Gibson, el norteamericano devenido en australiano (ahora nacionalizado irlandés) regresa al Nuevo Testamento y a la figura luminosa del Hijo de Dios, para relatar lo que sucedió en los tres días que tardó en el joven rabí en metamorfosear su cuerpo destrozado, para convertirse en un espíritu pletórico de salvación.

A diferencia de la primera parte, Resurrection no centra su discurso simplemente en lo acontecido a Cristo durante su doloroso viaje al universo celestial ; sino que amplía su visión hacia las ambiciones y traiciones que acompañaron al asesinato del vástago de María, y que potenciaron la caída en la desesperación de personajes tan sombríos como Poncio Pilatos y Herodes. A la vez de reflejar las contradicciones en las que se sumieron brevemente los Apóstoles.

Mel Gibson
Mel Gibson despertó tantas críticas como mensajes de admiración, cuando estrenó la polémica “La pasión de Cristo”

El estadounidense Jim Caviezel (Person of Interest) se mete nuevamente -como ya hizo de manera profunda, en La pasión de Cristo– en la magullada anatomía del Salvador. Un ejercicio de exigente preparación física y mental, que en 2004 llevó al actor nacido en Mount Vernon (Washington) a notar una presión difícil de aguantar, e incluso manifestó que había sentido muy cerca la presencia de Dios a la hora de enunciar las frases en arameo que completaban el guion.

No obstante, la recreación para Resurrection tiene visos de resultar menos complicada para el protagonista de La venganza del conde de Montecristo; ya que el argumento solo trata de soslayo los angustiosos momentos de la flagelación y de la crucifixión.

MEL GIBSON Y EL MENSAJE DE JESÚS DE NAZARET

Cuando Cristo exhaló su último aliento clavado en la cruz, la rabia divina se derramó sobre el terreno en forma de monstruoso temporal. Según los evangelios, mientras el agua cubría con abundancia el rostro ensangrentado del joven rabí, una atmósfera de perdón y esperanza se coló muy hondo en el interior de los que estaban llorando la insustituible pérdida.

Tras ser bajado de la siniestra cruz romana, el cuerpo del Mesías fue llevado al sepulcro ofertado por José de Arimatea; y allí, sus restos humanos fueron honrados por sus parientes y amigos, como mandaba la tradición hebrea. Sin embargo, Mel Gibson ha declarado en numerosas entrevistas que en ese lapso de tiempo (desde que es llevado a la tumba hasta la resurrección) hay como un vacío narrativo, que es el que pretende llenar con Resurrection.

Mel Gibson
Mel Gibson vuelve a recurrir a Jim Caviezel (en la imagen), para encarnar a Cristo

El guionista Randall Wallace (Braveheart) es el encargado de escenificar esas jornadas imprecisas, en las que se gestó el auténtico poderío del Cristianismo. Tres días que en el libreto dan para ilustrar las peleas intestinas entre los Apóstoles (desconsolados por la muerte de su Maestro), las ambiciones materialistas que propiciaron las acciones de Pilatos y Herodes, las cruentas traiciones entre los sacerdotes que ayudaron a condenar a Jesús de Nazaret, y la culpa asumida por Judas a la hora de entregar al Hijo de Dios a sus verdugos.

Un mosaico variado de espirituales e históricas connotaciones, que finaliza en el celebrado domingo de Resurrección, cuando el Mesías -antes de sentarse a la diestra de Dios Padre Todopoderoso– se presentó primero ante la vista de María Magdalena, para luego reunirse con sus doce seguidores, y animarles a expandir su palabra por todo el planeta.

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